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domingo, 31 de enero de 2016

Contracorriente (6): ¿Por qué los sacerdotes en la Iglesia católica son célibes?

 Por Fernando Hurtado 

—No entiendo por qué la Iglesia católica no permite que se casen los sacerdotes, o que se ordenen personas casadas.  

Es un tema que se presenta de vez en cuando en los medios de comunicación. Un pseudo-teólogo, como los llamo yo, decía con evidente heterodoxia:

     -Que falten sacerdotes en la iglesia es un "pecado papal"; por una costumbre se deja a los fieles sin los suficientes pastores.

        La Iglesia católica de Occidente -respondo glosando ideas de Jean-Marie Lustiger- ha hecho la elección de escoger a sus sacerdotes entre hombres que han recibido el carisma del celibato. Es algo más que una simple disciplina canónica: es una opción inspirada por el mismo Jesucristo. Pero es cierto que mantiene y recuerda también la posibilidad y su derecho de ordenar a hombres casados. Esa es la tradición, por ejemplo, de las iglesias católicas de rito oriental unidas a Roma. 

        La acuciante falta de sacerdotes, la cuestión del matrimonio no se ha demostrado determinante ni decisiva respecto a las nuevas vocaciones. Y es algo que puede verificarse fácilmente. Basta con fijarse en las Iglesias orientales (en las que se ordenan también sacerdotes casados) y en el anglicanismo y el luteranismo (en estas, además, están bien retribuidos), y fácilmente se comprueba que en ninguno de los tres casos hay una correlación entre vocaciones y matrimonio. De hecho, la disminución de vocaciones de pastores luteranos y anglicanos es superior a la de sacerdotes católicos en esos mismos países. 

        Por el contrario, se ven aparecer de manera insistente y significativa vocaciones de sacerdotes solteros en Iglesias que admiten la ordenación de casados. Es un dato poco conocido, pero que confirma una tendencia que avanza desde hace un siglo en el anglicanismo, las Iglesias orientales, el luteranismo alemán y en algunos protestantes franceses.

viernes, 29 de enero de 2016

Niño o niña, con papá y mamá de distinto género.

El veto del presidente de la República a la adopción de niños por parejas del mismo sexo ha reavivado en Portugal el debate sobre la familia y la infancia. Aníbal Cavaco Silva se negó este lunes a ratificar la ley aprobada el pasado 18 de diciembre por el Parlamento, que reconoce el derecho a adoptar niños a los “matrimonios” homosexuales. En una de sus últimas decisiones antes de traspasar la Presidencia el próximo 9 de marzo a Marcelo Rebelo de Sousa –ganador de las elecciones del pasado domingo–, Aníbal Cavaco, de 75 años, ha ejercido una facultad de veto que la Constitución de 1976 reconoce, y que solo en contadas ocasiones ha sido invocada desde la Jefatura del Estado.

La crianza de niños por matrimonios de dos hombres o dos mujeres es una prioridad para el primer ministro, el socialista Antonio Costa. Su Gobierno depende del voto de la ultra izquierda en el Parlamento, con la que coincide, sobre todo, en la ruta para desplegar la ideología de género en las normas que regulan la familia, la educación o la libertad de expresión. La coalición portuguesa sirve de modelo al candidato socialista español Pedro Sánchez, que viajó a Lisboa para conocer de primera mano cómo se fraguó.

Cavaco ha explicado que “es importante que un cambio tan grande sobre una cuestión tan sensible no se imponga sin un amplio debate público”. También invitó al primer ministro Costa a anteponer “el interés del niño a la igualdad” entre parejas heterosexuales y homosexuales. 

El llamado “matrimonio homosexual” está reconocido en Portugal desde 2010. Fue una ley ratificada por el propio Cavaco Silva, que siguió el caso, pionero en Europa, de la ley española de 2005; aunque, a diferencia de esta, la norma portuguesa no reconoce el derecho a la adopción de niños. El veto a este experimento con la infancia muestra que, incluso entre políticos partidarios de que las leyes redefinan el matrimonio, hay dudas sobre el impacto a largo plazo que ese cambio puede tener en los niños. 

La necesidad de un padre y de una madre no es una una inducción cultural, sino parte de la naturaleza humana. No se trata solo de “dar amor”, como pregonan los ideólogos del experimento; tampoco se trata del deseo de los adultos, ni siquiera, de su derecho a la igualdad. Se trata de que un padre y una madre son insustituibles para un niño y, en todo caso, se trata de que los niños no son la materia prima de ninguna ingeniería de los derechos.

El veto del presidente Cavaco es relevante, además, porque sugiere un debate sobre el papel del jefe del Estado ante las leyes que está llamado a promulgar. En España, la Constitución impide al Rey tener criterio sobre las normas que le envía el Parlamento. Por este motivo, Don Juan Carlos no podría haber hecho otra cosa –aunque hubiese querido– que firmar la ley del aborto. En la mayoría de los sistemas republicanos, el presidente tiene la facultad de vetar leyes. En Estados Unidos, el presidente Obama acaba de ejercerla para evitar la cancelación de los fondos federales para Planned Parenthood, que es lo que aprobó el Congreso. El veto presidencial se concibe en los regímenes republicanos como un mecanismo excepcional de moderación frente a posibles excesos de los poderes legislativo y ejecutivo. Ahora que se habla de reformar la Constitución española, quizá sería la ocasión de reforzar las facultades moderadoras del Rey frente a leyes que cambian instituciones sociales espontáneas o dividen a la sociedad. ¿Tú qué opinas? – V. Gago

[Con información de The Portugal News Online, en inglés; Actuall, y Agenda Europe, en inglés]

jueves, 28 de enero de 2016

Contracorriente (5): Corruptio optimi pessima


"Valoraciones éticas y antropológicas sobre el mundo de hoy"

Por Fernando Hurtado






Reza un antiquísimo adagio latino: “Corruptio optimi pessima”. Lo más malo –pessima- para el mundo es la corrupción de los optimi, de los mejores.

Se refiere al mal que se deriva en la sociedad de aquellos de los que se espera la mayor virtud y honradez, ya que se les confía la sociedad o grandes grupos, si defraudan,  si dan mal ejemplo con su conducta, en su trabajo.

De esta sentencia se deducen muchas conclusiones.
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Lo peor de esta situación no es en cuanto atañe a las personas sin escrúpulos que puedan tener a cargo la comunidad. Sino lo rápida que se extiende la corrupción a niveles inferiores, hasta al simple súbdito. Podemos asegurar que tiende a extenderse la maldad a casi todos, es decir a los que no valoran el bien sin condiciones. Este es el principal motivo para evitar estos sucesos. Por eso, en muchos países, para no perjudicar la confianza en los que gobiernan, con sólo la presunción social de culpabilidad, es justo que el sospechoso pida la dimisión de  sus cargos, aunque tenga certeza de su inocencia.

          Es fácil que la gente de a pie se haga razonamientos como éste: tanto impuesto, tanto sacrificio, ¿y adónde van…? Ya no pago, ya no hago más el tonto…  Y nace la desconfianza: ¿para qué esa autopista -o lo que sea-, si la causa principal es la comisión que cobran los políticos, que al mismo tiempo las encarece tanto?

         A eso se une a que la persona sin valores, no sabe organizar las cosas bien.  Y suceden muchas cosas: lo que es de control público, en líneas generales, empieza a funcionar peor; a ciertos niveles se organizan como mafias intocables; hay recelos sociales porque han bajado los sueldos o se han quedado sin trabajo muchos, mientras que otros tienen sueldo seguro hasta la muerte; cuando en muchas colas y trabajos, etc., se funciona por amiguismos … Entonces viene el caos.

            Por tanto, cuando la corrupción se da a un nivel alto, puede suceder lo siguiente, ya que se dan las condiciones:

            -Generar cadenas de corruptos, que se tapan las espaldas los unos a los otros con la amenaza de la denuncia.

            -Que sufren peligro, a veces físico, y siempre material, los que son justos, ya que no tienen la protección debida.

            -Que es muy increíble que una gran corrupción no sea conocida por todos los líderes de los diversos grupos al poco de que comience; más bien, es previsible que estén “equilibrados” en cuanto a corrupción. Y salen a la prensa los desajustes o las venganzas.


            -Que el pueblo llano, bajo el principio, “sálvese quien pueda”,  comienza a independizarse de los que gobiernan y del bien común , tiene más facilidad de ser también corrupto, y de no cumplir con sus obligaciones.

martes, 26 de enero de 2016

Contracorriente (4): "Es bueno o malo según lo determine el Estado"


"Valoraciones éticas y antropológicas sobre el mundo de hoy"

Por Fernando Hurtado


Desde hace años, cuando leo la doctrina social de la Iglesia, cuando veo su lucidez y su promoción de la libertad, cómo  se funda en la naturaleza humana, quedo cada vez más admirado. También comprendo el sentido novedoso, revolucionario, del Evangelio, y por qué ha sido el principal inspirador en la formación de Europa. Hoy, incluso, es más fácil advertirlo que nunca.

La naturaleza humana, tal como se puede mirar sin prejuicios, con la armonía de sus principios sobre el valor de la vida, de la persona, de la sociedad, de la familia, del trabajo, de la empresa, etc; el altísimo concepto de la dignidad del hombre; cómo contrasta con la minusvaloración que hoy quieren darle.

Es fácilmente cognoscible lo que es bueno y lo que es malo, lo verdadero de lo falso, la libertad del sometimiento, y sin embargo hasta estos valores innatos parece como si fueran confusos u oscurecidos.

Nunca como en nuestros días, se ha querido encorsetar tanto al ser humano. Es vigilado y “normalizado” desde antes de que vea la luz. Cada acción, cada paso de su vida está siendo legislado “aparentemente” por su bien, para ser guiado hacia el bien,  como si la naturaleza, con sus valores, no fuera norma en sí misma, y por tanto careciera de valor vinculante.

Desde la mayoría de los gobiernos europeos se hace norma, o normaliza, todo, como si el pueblo fuera posesión suya. Todo ha de estar contenido en una ley; hasta entonces, para el positivismo imperante, no existe camino… Porque, no se puede decir: COMO DICE LA LEY.

Yo lo llamaría el Estado-conciencia, o el Estado-dios, por su papel moralizante. Decía hoy un político español: “yo propondré un veraneo distinto para los niños”. Y yo digo: “Y a usted ¿qué le importa el veraneo de mis hijos? En los diálogos que tienen lugar en España, los hombres y mujeres parecemos “mercancía de los políticos”.

Muchos ciudadanos tienen que despertar, porque ya no se preguntan si una acción es buena o mala sino: ¿qué dice la ley? ¿está prohibido o permitido? Mientras, se proponen conductas inequívocamente equivocadas como normales, por ejemplo el matrimonio homosexual. Que además está “permitido por la ley”, es decir, según la lógica dominante, “es muy bueno”.

Con lo cual habría que concluir que el bien o el mal es lo determinado así por el que gobierna en cada momento.

¿Y todo el mundo en paz? No: dormidos…



lunes, 25 de enero de 2016

Marcha por la vida en Washington


La Marcha por la Vida celebrada en Washington DC este viernes confirma algunos rasgos que hacen del derecho a la vida la causa por los derechos humanos más vigorosa en los Estados Unidos, desde el movimiento por la igualdad racial de los años 60 del pasado siglo. 

Bajo la peor tormenta de nieve de las últimas décadas cayendo sobre la costa Este, entre llamamientos de las autoridades a quedarse en casa, colegios y tiendas cerrados, carreteras cortadas y servicios de transporte suspendidos, decenas de miles de personas marcharon para pedir la protección jurídica de la vida humana en su fase más vulnerable de desarrollo. La sentencia del Tribunal Supremo del caso Roe vs. Wadesupuso, en 1973, el reconocimiento del llamado “derecho al aborto” en los Estados Unidos. También dio lugar a una Marcha anual por la Vida, hoy consolidada como una de las convocatorias más multitudinarias de la sociedad civil en ese país. Si la cuestión del aborto se mantiene como un tema central del debate político en la democracia más avanzada del mundo es gracias a la fuerza y la diversidad del movimiento provida americano.

La Marcha del viernes mostró que la incorporación de los jóvenes es una de las principales bazas de la causa provida. También volvió a constatarse que no es un debate de conservadores contra progresistas, ni del patriarcado contra las mujeres, ni de creyentes contra no creyentes. La senadora Demócrata Joni Ernst (Iowa) se unió a la manifestación, convencida de la pertinencia de su lema: “Pro-life, pro-woman” (“Por la vida, por la mujer”). “Rechazo la idea de que los partidarios del derecho al aborto representan a las mujeres. Lo rechazo. Yo he estado en todas las guerras por la igualdad de las mujeres, y déjenme ser muy clara: el aborto no tiene nada que ver con la igualdad”, dijo esta representante a The Washington Post

La revisión del estatus jurídico del aborto, particularmente tras el escándalo de la venta de órganos de bebés abortados por Planned Parenthood, es uno de los temas centrales de la campaña electoral hacia las Presidenciales de noviembre. El compromiso del presidente Obama con el principal proveedor de abortos del mercado quedó claro al usar su facultad de veto para impedir que el Congreso retirase los 500 millones de dólares anuales –462 millones de euros– que la mayor red de centros abortistas recibe de la Administración federal. Los candidatos del Partido Republicano, a excepción de Donald Trump, han convertido el derecho a la vida en una de las banderas de las primarias que arrancarán en Iowa, dentro de unos días. En el Partido Demócrata, Hillary Clinton está claramente alineada con el llamado “derecho al aborto” y ha recibido el respaldo explícito de Planned Parenthood y de las organizaciones feministas que presionan para universalizar el aborto. Otro de los ángulos del debate en la sociedad estadounidense es la libertad de conciencia, recortada por la reforma sanitaria de Obama, que obliga a los hospitales de ideario católico a practicar abortos. 

En Estados Unidos, hay signos de que el aborto –su ideología, su industria– está por primera vez a la defensiva desde Roe vs. Wade. La causa del derecho a la vida ha ganado popularidad entre los jóvenes y –algo que parecía imposible– entre celebridades de la televisión y del cine. La simpatía por el no nacido se extiende entre progresistas y conservadores, creyentes y no creyentes. Hoy las organizaciones provida de la sociedad civil dominan el lenguaje de los medios de comunicación, desarrollan campañas imaginativas e impactantes, recaudan fondos, influyen en el debate político. Algunos Estados han aprobado leyes para exigir a los establecimientos de abortos nuevos protocolos para proteger la salud de las mujeres frente a las secuelas de una intervención tan agresiva como el aborto. Estas medidas han llevado a la mitad de los centros abortistas de Texas a echar el cierre. El Tribunal Supremo se pronunciará este año sobre estas leyes particulares de los Estados, que están arrinconando el aborto por la vía administrativa. Será una sentencia histórica, como en su día lo fue la de Roe vs. Wade, y llegará en plena campaña electoral. La causa del derecho a la vida está en el centro de la democracia. Mientras tanto, en el Parlamento español no hay ni un solo diputado dispuesto a representarla; y del Tribunal Constitucional, seguimos sin noticias, cinco años después de los recursos contra la ley Zapatero-Aído.– V. Gago

[Con información de LifeSite News y The Washington Post, en inglés]

¿Qué le pasa a la ONU?

   Por    Stefano Gennarini, J.D       La ONU pierde credibilidad con cada informe que publica. Esta vez, la oficina de derechos humanos de ...