Páginas vistas

viernes, 16 de abril de 2021

Biden repudia los derechos humanos y, en cambio, sublima los derechos sexuales

WASHINGTON D.C., 16 de abril (C-Fam) El secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, realizó dos movimientos recientes que despertarán las alarmas entre los defensores de la vida y otros conservadores.

Primero, "repudió" el trabajo de la Comisión de Derechos Unalienables de los Estados Unidos, fundada por el exsecretario de Estado Mike Pompeo y presidida por la profesora de Harvard Mary Ann Glendon.

Al mismo tiempo, Blinken prometió elevar los “derechos sexuales y reproductivos” en el informe anual de derechos humanos emitido por el Departamento de Estado. Esto también es una revocación de la administración Trump que eliminó el aborto del informe anual porque el aborto no está reconocido como un derecho humano.

Las medidas recibieron elogios de los grupos de abortos y críticas de los conservadores.

"Los derechos de las mujeres, incluidos los derechos sexuales y reproductivos, son derechos humanos", dijo Blinken, como para cerrar cualquier debate sobre la legitimidad del aborto y las cuestiones LGBT.

El nuevo enfoque de la administración Biden en “derechos sexuales y reproductivos” —un término utilizado por la industria global del aborto y el lobby LGBT internacionalmente— promete tener un alcance más amplio que el enfoque de los “derechos reproductivos” bajo la administración Obama.

Tradicionalmente, se entendía que los derechos reproductivos se referían a la prevención de la coacción en la planificación familiar y el acceso a la salud maternoinfantil. El nuevo énfasis en los “derechos sexuales” señala la intención de la administración Biden de elevar las controvertidas políticas sociales, incluido el aborto, los temas LGBT y la autonomía sexual de los niños como derechos humanos. Y es coherente con las posiciones adoptadas por la administración Biden en las Naciones Unidas junto con la Unión Europea.

Blinken prometió agregar un enfoque en estos temas en los próximos años y publicar un apéndice sobre derechos sexuales y reproductivos al informe de derechos humanos de 2020 a finales de este año.

Blinken reprendió a la administración Trump por tratar de priorizar los derechos civiles y políticos inalienables que están en línea con la Constitución de Estados Unidos sobre los derechos sociales y económicos, diciendo que no hay una "jerarquía" de derechos humanos.

"Todas las personas tienen estos derechos, sin importar dónde hayan nacido, qué creen, a quién aman o cualquier otra característica", enfatizó Blinken.

No llamó a la comisión por su nombre propio. Lo despectivamente lo descartó como "un comité asesor del Departamento de Estado recientemente disuelto". Describió el trabajo de la comisión como "desequilibrado". Y restó importancia al trabajo de la comisión como meras "declaraciones" sin hacer referencia al informe histórico de la comisión.

El brazo de cabildeo de la industria global del aborto en Washington D.C., un grupo llamado CHANGE, elogió los comentarios de Blinken y lanzó una campaña en las redes sociales para apoyarlo.

En el Consejo de Relaciones Exteriores, el exasesor de Bush y Trump en la Casa Blanca, Elliot Abrams, calificó las caracterizaciones de Blinken de la Comisión de Derechos Inalienables de Estados Unidos como "injustas" e "indignas del Departamento de Estado y del Secretario". Acusó a Blinken de ceder a la presión política y cuestionó si Blinken incluso había leído el informe de la comisión.

Los miembros de la comisión “disuelta” defendieron su trabajo. Peter Berkowitz de RealClear Politics y Russell A. Berman de National Interest acusaron a Blinken de politizar los derechos humanos.

jueves, 8 de abril de 2021

Lo primero en el amor: conocimiento y trato personal




 

 Por Fernando Hurtado


 Se puede decir que entre el alma y el cuerpo se puede alcanzar tal sincronía, que todo nuestro ser, no sólo el cuerpo, también el alma, se hacen visibles corporalmente.

 

Esa captación no se consigue sólo por medio de la vista, aunque la vista del hombre, al participar de la racionalidad, alcanza al espíritu. También los demás sentidos, en un mayor o menor grado, aportan datos a este conocimiento.

 

Con el sentido de la vista y el entendimiento se inicia la relación entre las personas. Lo conceptual, las ideas, pensamientos y sentimientos, se intercambian mediante la palabra, que a su vez utiliza sonidos.  El oído -también participante de la racionalidad- detecta con facilidad, pese a los engaños a que puede estar sometido, la amabilidad, la sencillez, el valor moral de la persona, estados anímicos, etc.  

 

La amabilidad designa un estado o característica fundamental de la persona: ¿se puede o no se puede amar?, ¿es fácil o difícil amarla? Componente del alma, se manifiesta tantas veces en el cuerpo. Las personas somos más o menos amables, sujetos y objetos del querer, por las características de nuestra personalidad. Este adjetivo verbal, amable, indica lo más grande que hay en cada persona:  el amor que hay en ella, y que puede compartir con otro.

 

Ciertamente no hay que confundir la fuerza del término amable en sí mismo, con el que se le da a quien trata delicadamente a un cliente, o a una persona que le es presentada. Sólo es una imitación exigida por la educación, o por el marketing.

 

Los cambios de sentido en la terminología, por no recurrir a las palabras precisas, o inventar palabras nuevas, han hecho y siguen gastando malas pasadas y pueden a veces oscurecer el significado de las mejores inclinaciones naturales en nosotros. Nada más lejos de la caridad, y del amor, que su consideración como obligación y precepto; o como un signo de educación o de cortesía o de respeto: ¡no! 

 

 La caridad, o amor a secas, es la inclinación más pronta para surgir entre personas, fruto de la valoración interior. Las personas inclinan al amor. Y entre ellas, una lo hará de tal modo, que será el descubrimiento mas valioso de cada vida. Hay pocas ocasiones para advertirlo

 

El descubrimiento producirá tanto gozo, que llevará a alcanzar felicidad. Hasta tal punto es grande la admiración que se siente por la otra persona, que se descubre el verdadero sentido de nuestra existencia personal. Se puede decir, podrá decir entonces, una persona a la otra: -Tú eres quien da sentido a mi existencia; hasta el punto, que mi existencia no la concibo sin la tuya. Eres la razón de mi vivir[1].

 

Las personas nos damos unas a otras la razón del vivir, de la existencia. Lo que descubrimos al amar, según el gran filósofo alemán Joseph Pieper, es nada más y nada menos que el sentido que Dios le dio a nuestra vida en el momento de crearnos[2]. El amor sería un reflejo de lo que Dios experimenta al crear a una persona. Es la alegría de Dios creador. 

 

Llamamos AMOR a esa casi inexplicable conexión espiritual humana entre dos personas. Puede que sea, como he escrito en el párrafo anterior, el mismo amor divino en nosotros, de modo natural. Este es el amor que Dios ha querido que no falte en el mundo, y se da entre el hombre y la mujer concretos. Así, alcanza la persona la plenitud humana de su existencia[3]. No lo hace porque sea guapísima o millonario, o un genio. Además, entonces se hace capaz también de entender el Amor Divino. Se entienden en esta perspectiva aquellas palabras enigmáticas del evangelista San Juan en una de sus cartas: todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor[4]. Quien no ama en la tierra, no siente la necesidad de aspirar a amar a Dios.

 

El amor es particular, algo único que irrumpe y se descubre y se conoce sólo cuando se da, o cuando nos sentimos amados, cuando se experimenta. No sabemos qué es porque se escuche un relato sobre él. Hasta que no aparece la persona amada, sólo se conoce la tendencia a amar, que no es una cualquiera, sino concreta. De aquí la importancia de no frivolizar en este campo, porque podríamos no reconocer al amor. 

 

El cuerpo podría –aunque su misión es ayudar- distraer; tanto, que tiene capacidad para hacer imposible o muy difícil ese encuentro. Quizá sea el drama de los últimos años: tomar la persona por su cuerpo. No debe suceder nunca, porque ese error comporta vivir una vida distinta. Hay señales de que un tanto por ciento de hombres y de mujeres no van a encontrar el amor. Habrá que enseñarles a identificarlo, y hacerlo visible en y con nuestra vida.

 

Quién ama de verdad, sabe lo que es el amor, y lo que no es. Podría experimentarse atracción, incluso con actos físicos o caricias que generan intimidad grande con otra persona, pero no hay que engañarse, no es amor lo que se experimenta, sino placer.

 

¿Qué significa el amor entre varón y mujer? Que el sentido de nuestra vida –está en el amor- no nos lo damos a nosotros mismos; lo recibimos desde fuera de nosotros, nos es entregado de manos de otra persona, por mediación de otra persona.

 

Gertrud Von Le Fort, es considerada como una de las novelistas que mejor explican los sentimientos; es decir, lo que es eminentemente espiritual, lo que no admite descripción en sí mismo. Voy a recoger un texto de una de sus novelas. La protagonista está definitivamente enamorada de un muchacho; y así describe lo que acontece en su interior al experimentar amor. Verdaderamente empezó un periodo radiante sin empañar por ninguna clase de preocupaciones. Era como si el mundo entero se hubiese transformado en un himno de júbilo. El cielo y la tierra, el bosque y el río, los hombres, las cosas, todo parecía tomar parte secreta en nuestro amor y todo parecía ser feliz. Heidelberg nunca había sido tan bonito, tan encantador; el aire mañanero nunca había sido tan azul en el valle del Neckar; nunca había brillado tanto el oro del crepúsculo sobre las montañas lejanas. Y el rojo de las rocas nunca había sido tan reluciente. No, el mundo estaba irreconocible; todo estaba irreconocible. Ni nos reconocíamos a nosotros mismos (...). Y aun cuando estuviéramos con otras personas, parecía surgir un resplandor entre nosotros, que crecía hasta su zénit cuando nos mirábamos[5].

 

Puede parecer una captación sólo poética, romántica e idílica, pero irreal. ¿No será -me pregunto- que el mundo real es así, tiene esa plenitud de belleza, y sólo es posible captarlo bien cuando se ama? ¿No será que nuestra naturaleza sanada, y lo hace el amor, puede curar y mejorar la imperfección de nuestros sentidos, al mismo tiempo espirituales y materiales? 

 

Ciertamente se ha de decir que la naturaleza humana es igual para todos, y que en todos tiene la misma dignidad. Pero también podríamos afirmar que en ella se da una mayor o menor perfección subjetiva y objetiva según el sujeto. La explicación no puede estar en otro sitio sino en la plenitud del amor que se posea. En esa capacidad –no en el entendimiento- hemos sido igualados creacionalmente, pero el alcanzar un mayor o menor amor dependerá de nosotros, de cada uno de nosotros, y ahí estriba precisamente la mejor perfección.

 

Con el amor –no sucede así con la razón- se obra siempre el bien. El entendimiento puede emplearse mal y para el mal. Pero no así el amor. El mayor mal para el mundo serán siempre los hombres que reúnan al mismo tiempo el don de la inteligencia y la malicia o maldad. 

 

Con amor, en cambio, la vida está ya plenamente realizada, porque el amor no puede hacer el mal; amor y mal son incompatibles. El amor hace a la persona buena, muy buena; la personas que aman, son la gente valiosa que necesita el mundo. Si ama a sus padres, si ama a sus hijos, si ama a esa chica, o a ese chico, a su esposa; si ama, el entendimiento funciona bien; los sentimientos están bien modulados; y las personas alcanzan lo que llamamos tantas veces la realización personal. 

 

Las personas con amor son la luz del mundo[6]. El amor, como es bueno y es espiritual, además de inagotable es necesariamente difusivo. Si yo tengo muchos bienes materiales, en la medida en que los entrego me quedo sin ellos; es la condición perentoria de lo material. No sucede así con lo espiritual. Cuando amo a una persona, mi amor aumenta. No me impide que ame a los demás, al contrario, lo hace más posible. La persona enamorada valora mejor a las demás personas y al mundo. 

 

Además, jamás piensa que su amor ha llegado a un límite –esa sería precisamente una señal de alarma de desamor-, sino que es característico suyo encontrarse siempre en déficit. Trata a la persona amada con tal delicadeza, que continuamente advierte pequeños desamores propios, que le duelen y que repara. Sin amor, las personas no calibran detalles, y esa es señal de no estar del todo enamorado.

 

Recuerdo el razonamiento que me hizo hace años un amigo, filósofo vocacional, aunque en su juventud cursó, y brillantemente, una carrera de ingeniería. Un día me comunicó “un gran descubrimiento”, que había entrevisto escuchando una canción del entonces famoso grupo musical español Mocedades

 

-He tenido una luz clarísima; bueno, la luz está en una canción.

  

Y me describió la letra, que habla de un hombre que pasea por su ciudad, por calles que resultan anodinas hasta que … 

 

-La vi, y toda la ciudad se iluminó[7]

 

Luego me explicaba. Ciertamente, el encuentro con la persona amada, su simple visión y cercanía, no había producido ningún efecto en la ciudad; pero sí lo había cambiado a él, hasta el punto de que tenía una percepción mejor hasta de la ciudad, porque “la ciudad se iluminó dentro de él”. 

 

El hombre fue creado para la felicidad; o, lo que es lo mismo, para amar, para el amor. Ciertamente se puede afirmar que todos deberíamos poseer desarrollada esa capacidad, hasta alcanzar una calidad de humanidad que nos lleve a la relación verdadera con las personas, y con esa persona singular a la que se entrega nuestra existencia, y se recibe la suya. 

 

Esa es la única puerta de salida de la soledad originaria, de la soledad que Adán experimentó en el Paraíso, teniéndolo todo, y que sólo pudo recibir de la mujer, del sujeto del que podía enamorarse. Con ella, la humanidad quedaba completada. 

 

Por eso, cualquier persona –salvo a las que Dios explícitamente quiera por otro camino- sólo completa su personalidad, generalmente, con el amor a un sujeto de distinto sexo. También con el amor verdadero a Dios y a los demás. Pero amor, no respeto, ni simpatía, ni limosna, etc.

 

 



[1] En “Stardust”, una fábula representada en el cine por un elenco de primeros actores, encontré otro buen modo de expresar el amor, su grandeza, y los cambios en la personalidad que produce. “Habla una estrella -Claire Danes- convertida en chica a un chico convertido en ratón”.

https://www.youtube.com/watch?v=u5Px2sYE40w

[2] Josef Pieper, en su obra Virtudes fundamentales, estudia en profundidad el amor.  Llega a poner en quien lo experimenta, esta frase dirigida a la persona amada que es como un reflejo de la alegría divina por la creación del hombre: ¡Qué bueno que existas! ¡qué maravilla que estés aquí! (o.c. p.446)

[3] El amor con su ternura y la felicidad que produce triunfarán siempre, Dios quiera que en la vida de cada ser humano, hecho precisamente para amar.

https://www.youtube.com/watch?v=Fr8KtrQljYk

 

[4] I Juan. 4,7-8

[5] Gertrud Von Le Fort, La corona de los ángeles, Ed. Destino 1962,  p.72

[6] S. Mateo, 5, 14. Ese término empleó Jesucristo, dirigido a sus apóstoles, y a todos los cristianos que vendrían a lo largo de los siglos.

[7] Mocedades,  letra de la canción Por las calles de Madrid.

Nivel récord de infelicidad

 P or MARK GILMAN, The Epoch Times en español Según Gallup, el aislamiento es uno de los principales problemas que afectan la felicidad de l...