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domingo, 19 de diciembre de 2021

La Oficina de Derechos Humanos de la ONU litiga a favor de la comunidad LGBT y el aborto en América Latina



Por Stefano Gennarini, J.D. | 17 de diciembre de 2021





NUEVA YORK, 17 de diciembre (C-Fam) La oficina de derechos humanos de la ONU ha lanzado una nueva iniciativa para promover el activismo judicial sobre cuestiones de género en América Central y del Sur, incluido el aborto y la agenda LGBT.


La oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas estableció una organización para promover litigios estratégicos, reformas legales y educación legal sobre cuestiones de género en América Central y del Sur, regiones donde las leyes siguen protegiendo altamente a los niños en el útero. Si bien la organización, llamada Red Latinoamericana de Litigios Estratégicos Basados en el Género, se centra principalmente en la violencia contra la mujer, también promueve el aborto como un derecho internacional siguiendo las recomendaciones de los órganos de derechos humanos de las Naciones Unidas.


El informe de la ONU en el que se basa el trabajo de la organización describe el "acceso al aborto seguro y legal" como un derecho humano y pide a los defensores de toda América Latina que promuevan la negación del aborto como un acto criminal de "violencia reproductiva".


"Cambiar las leyes, la práctica judicial y la cultura patriarcal que rodea la investigación y el castigo de los delitos de violencia sexual y de género sigue siendo el desafío central", dijeron los coordinadores del grupo y las profesoras de la Universidad Americana Susana SáCouto y Claudia Martin en un blog.


El sitio web de la organización promueve las decisiones de los tribunales latinoamericanos que promueven el aborto como modelos a seguir, incluidos casos controvertidos que han sido apodados activismo judicial, o intentos de los jueces de imponer sus preferencias políticas haciendo caso omiso de la voluntad del pueblo expresada por sus representantes electos.


A pesar de mucha presión internacional, América Central y Latina siguen obstinadamente a favor de la vida, y los votos democráticos, así como los referendos sobre el aborto, tienden a dar resultados a favor de la vida. Es por eso que los defensores del aborto y los gobiernos que los respaldan están recurriendo cada vez más al poder judicial y la aplicación de la ley, incluso si esto técnicamente es una forma de interferir en los asuntos internos de los países, algo prohibido por la Carta de las Naciones Unidas.


La iniciativa de la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas es solo el último esfuerzo de la oficina de las Naciones Unidas y los poderosos países occidentales para capacitar a jueces, abogados, activistas y personal encargado de hacer cumplir la ley en la región para promover el aborto.


Varios organismos de las Naciones Unidas han promovido durante mucho tiempo la noción de que la negación del aborto debe ser un delito según el derecho internacional. Los programas en curso de la oficina de derechos humanos de la ONU, así como otros programas llevados a cabo en la región con dinero de donantes occidentales, vinculan la violencia de género con la aplicación de las leyes de aborto.


Según un Protocolo Modelo Latinoamericano de 2014 para la investigación de asesinatos de mujeres relacionados con el género preparado por los organismos de las Naciones Unidas, "muertes debido a abortos inseguros o clandestinos" deben considerarse "categoría pasiva o indirecta de feminicidios".


La oficina de derechos de las Naciones Unidas y los organismos de las Naciones Unidas organizan talleres en la región para personal legal y policial todos los años, según informes preparados por la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas. En Centroamérica, las oficinas regionales de la burocracia de derechos humanos de las Naciones Unidas promueven rutinariamente el aborto. Y las evaluaciones internas de la oficina de derechos humanos de la ONU elogian el papel de los "asesores de género" dentro de la burocracia de la ONU para promover el aborto y la agenda LGBT en América Latina y en todo el mundo.

jueves, 16 de diciembre de 2021

¿Qué hemos aprendido de la pandemia por Coronavirus SARS-Cov-2?




Desde que Hipócrates hace cerca de 2500 años considerase, que la observación de los síntomas junto al paciente enfermo representaba el fundamento esencial para el conocimiento y desarrollo de la medicina, la humanidad ha transcurrido durante extensos periodos de tiempo, baste señalar el medieval, inmersa en la incertidumbre, obscurantismo, brujería, e inclusoanticiencia, en todo lorelacionado con el sabermédico.

De forma intercurrente y podría también decirse que cíclicamente, los humanoshan padecido situaciones de variada naturaleza infecciosa, capaces de originar elevados porcentajes de mortalidad entre la población, con elevado riesgo de propagación epidémica y pandémica , este ultima entendida, “Como cualquier brote epidémico, afectando a más de un continente , en el que los nuevos casos confirmados dependieran de transmisión comunitaria local y con elevada capacidad de contagio para aumentar el número de afectados, en cortos periodos de tiempo”.

La plaga de Justiniano durante el Siglo VI, provocó la muerte, entre el 13% y el 26% de la población; en la Peste Negra o Bubónica, a mediados del Siglo XIV, se estima que un tercio de la población europea pudo sucumbir durante la epidemia. Esta catástrofe supuso, no obstante, un importante impulso preventivo para la humanidad al considerar por vez primera la “cuarentena”, como medida epidemiológica obligadade prevención.

La Viruela ha estado presente en diferentes sociedades durante siglos, a lo largo del S. XVII., afectó a Europa y a través de ella, al Continente Americano y Filipinas, con una estimación de más de50millones de muertespor todo el mundo.

Merece señalarse en este punto, que “La Operación Balmes de vacunación antivariólica” en Iberoamérica y Filipinas y la enfermera Isabel Zendal como una de sus principales protagonistas en la expedición, significó un relevante hito histórico para España, en la lucha y extinción de la Viruela.

La mal llamada Gripe Española de 1918, en el Siglo XX., por el virus A (H1N1), originó entre 40 y 50 millones de muertes y vino a representar, una de las mayores pandemias, con las que se ha enfrentado la humanidad. La última y actual pandemia por el virus SARS- Cov-2, en pleno Siglo XXI., con más de doscientos millones de casos diagnosticados, y cerca de cinco millones de muertes, nos ha confirmado, que es más que probable, que la humanidad deba enfrentarse cada cierto tiempo a situaciones de esta magnitud, sin que el gran desarrollo biotecnológico y medico actual, sea capaz de aportar una solución definitiva de forma inmediata.

Quizás por ello deberíamos plantearnos considerar, tanto individualmente como personas, y como colectivo social, la aplicación de las medidas preventivas, mejor conocidas y confirmadas, paraasegurar su puesta en marcha y su cumplimiento legal si fuera necesario.

La naturaleza del agente causal, su mecanismo de acción frente a la infección, y a la enfermedad ya establecida, los posibles cambios genómicos del virus, el estado inmunitario y su duraciónendiferentes gruposde la población y edad,y la importancia del mayor número de vacunados, para conseguir la inmunidad grupal en el tiempo, representan factores muy importantes, en el control o por elcontrario en la expansión  de esta pandemia.

Además, actualmente el traslado constante, inmediato y fácil a grandes distancias, entre la población mundial, supone un importante factor de riesgo para facilitar  su propagación.

Por tanto creo llegado el momento en el que asumir, como parte de nuestra gran familia humana, que pese a los extraordinarios avances de la civilización del “Homo Sapiens” durante milenios, pordiferentes y variadas razones,no hemos sido capaces de prevenir estas situaciones epidémicas y pandémicas, que de forma cíclica y a lo largo de la historia de la humanidad nos han asolado, siendo capaces de originar aun hoy en día descensos muy importantes de la población mundial, por muertes debidas a la enfermedad, e importantes cambios sociales, laboralesy económicos difíciles de imaginar hace poco más de un año.

La biotecnología actual aplicada a la prevención, con estudios epidemiológicos importantes en número de población y con buen diseño estadístico, facilitan el conocimiento de la evolución natural y el control de la pandemia. El alto grado de complejidad y conocimiento científico adquirido, en la investigación genómica del virus y sus variantes, en los avances potenciales terapéuticos con medicaciónantiviral, y en el estudio y aplicación de diferentes vacunas, podrán facilitar excelentes resultados de tratamiento y control de la pandemia, siempre que seamos capaces de aportar el mayor grado de implicación y cumplimiento de las medidas recomendadas.

Que experiencias positivas aprendidas claramente confirmadas y conocidas, ¿debemos poner en práctica ante cualquier evolución negativa de la actual situación, o en las posiblemente venideras…?.

Mascarilla, Ventilación, Distancia, e Higienede lavados de manos.

La mascarilla y su utilización razonable y responsable en cada momento y situación, se ha confirmado por estudios bien diseñados y controlados, como una de las medidas más importantes y esenciales, para prevenir el contagio y la posible enfermedad en la pandemia actual.

Diferentes razones, podrían aconsejar mantener su uso razonable en el futuro más inmediato.

La práctica ausencia durante el pasado otoño–inverno en ambos hemisferios terrestres, de cuadros respiratorios con alta transmisión infectiva a través de la vía aérea superior, tanto por inhalación directa de secreciones infectadas durante la conversación y con los golpes de tos, como por su dispersión aérea a través de aerosoles de virus estacionales como los Gripales, y sincitial respiratorio VSR., en la edad infantil, ¿deberían plantear la posible recomendación de mantener un uso razonable de las mascarillas…?

La escasa relevancia estacional comentada, durante el periodo de la pandemia, podría aconsejar su utilización preventiva no solo para la infección por SARS-Cov-2, sino también, para los virusestacionales. Deberíamos ser cuidadosos, por tanto, con cualquier información optimista que recomendara y facilitara olvidarse de la mascarilla, que tanto trabajoha costado instaurarentre la población eneste tiempode pandemia, y por el contrario hacer valer clara y razonablemente su efecto preventivo ante cualquier situación por venir.

La costumbre muy arraigada en muchos países asiáticos de su uso habitual, por la elevada densidad de población, y por su alta exposición a ambientes urbanoscon alto grado de contaminación, pudiera hacernos considerar las ventajas de su utilización entre nosotros, en situaciones similares, siempre con el control, la suficiente información y planificación de las autoridades sanitarias.

Respecto al valor del incremento de la higiene, en el lavado de manos, el nivel óptimo de ventilación en lugares públicos o privados, abiertos y cerrados, y en la distancia mínima a guardarentrepersonas. Son todas ellas medidas muy positivas y recomendables para cualquier situación de riesgo, siempre con el mayor grado de cumplimiento y empatía interpersonal por nuestra parte, paraentender su importancia y convertirla en un hábito positivo.

No quiero dejar pasar como Neumólogo, la importancia preventiva, que para esta pandemia, o cualquier otra situación de carácter epidémico, puede aportar, el lavado nasal rutinariocon suero fisiológico, la correcta ventilación basal a través de la nariz, y el uso de colutorios con alta capacidad antiséptica, para unbuen enjuague faríngeo.

Baste recordar el importantísimo valor de la ventilación nasal, en el filtrado de las partículas de mayor tamaño, y en la humectación y calentamiento del aire inspirado inhalado a través de los conductosnasales, como principio esencial de mantenimiento de la correcta homeostasis de la vía aérea superior e inferior.


Vacunación.

La importancia de la vacunación es incuestionable, y sus resultados muy positivos hasta el momento, permiten afirmar su eficacia en el control de la capacidad infectiva entre la población, y el que una vez vacunados y ante un nuevo contagio, la evolución clínica de los pacientes diagnosticados tenga uncurso más benigno.

La posible indicación de una tercera dosis de recuerdo en personas de mayor edad, o en aquellasmás susceptibles por su estado inmunológico deprimido, suponen una realidad epidemiológica a estudiar y aplicar de forma ordenada y controlada. Su uso generalizado en todo el mundo, sería una forma efectiva para facilitar su erradicación, y también para evitar posibles mutaciones y variantesmás infectivas y patógenas del virus.


Otras medidas aprendidas.

No quiero dejar de señalar, diferentes aspectos muy positivos e importantes que esta pandemia nos está facilitando. Un cielo más azul y un ambiente más respirable, por el descenso del 20 al 30% de contaminación, debido a la menor circulación rodada en las grandes ciudades; una disminución apreciable y significativa del número de accidentes de tráfico y de la criminalidad en general; el ya mencionado y evidente descenso, con casi ausencia, de la patología infecciosa estacional y su relación con el periodo pandémico pasado.

Ciertamente lo aprendido como positivo durante este periodo facilitará muy posiblemente, cambios en la conducta humana, al observar de nuevo hasta qué punto podemos ser vulnerables como individuos y como sociedad, y que por ello nos sintamos cada vez más solidarios.

La fragilidad y vulnerabilidad confirmada en esta pandemia, obligará a no subestimar el riesgo de su posible reaparición en un futuro, y a buscar entre todos el punto de equilibrio necesario para abordar un compromiso y la plena conciencia planetaria de cómo intentar evitar sus consecuencias, tratando de encontrar el equilibrio necesario y el mayor grado de cumplimiento de todas las medidas recomendadas.

El valor de lo cotidiano, el núcleo familiar , el de los amigos, el fomento de la creatividad , la lectura al permanecer más aislados, y el valor incalculable que en estas condiciones de confinamiento , tiene el cariño y la comprensión de quienes nos rodean, suponen también una buena vacuna de aislamiento intelectual, para asimilar la terrible situación vivida, y para valorar en su medida y sin temores, ni pánico, las noticias que en ocasiones, sin certeza confirmada, y con tintes alarmistas nos facilitan los medios de comunicación .

Es conveniente recordar, además, que siempre es buen momento y en esta pandemia aún más, para obtener el beneficio importante que siempre aportan los comportamientos saludables, como una vida con actividad física rutinaria, la dieta controlada y equilibrada, y procurar una mejor relación interpersonal, y un óptimo nivel de comunicación con los demás, para mejorar nuestra calidad de vida y bienestar, particularmente en la edad avanzada.

jueves, 18 de noviembre de 2021

La sociedad hoy. Postcristiana, postsecular y postliberal

Intelectuales y políticos cristianos se encuentran ante las opciones de retirarse de la vida institucional o dar la batalla cultural. Amb.as, con el riesgo de reducir el cristianismo a una identidad ideológica manipulable.

Ricardo Calleja Rovira·16 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos
Manifestación

Durante decenios, la mayoría de los cristianos –y el magisterio de los pastores- se unía al gran consenso social sobre la legitimidad de las instituciones vigentes, aunque pudieran señalar deficiencias. En esa sociedad abierta, los cristianos propondrían, no impondrían, sus ideas, asumiendo las reglas de juego como uno más. Confiados en la fuerza de la verdad y en los cauces institucionales del sistema político, aspiraban a convencer con la palabra y el ejemplo. Esperaban así preservar los fundamentos de la vida común, que entendían que no eran una cuestión de fe religiosa. Se enfrentaban a las ideologías secularizadoras que erosionaban esos fundamentos: la dignidad de la persona y de la familia, la definición del matrimonio, la dimensión religiosa de la persona, el cuidado de los necesitados, etc. Lo que ocasionalmente llamó Benedicto XVI los “principios no negociables”.

Pero las condiciones en las que se afirmaba lo anterior han cambiado de modo significativo. 

Aún a riesgo de resultar drástico, podemos decir que en la actualidad ya no estamos en un escenario de sociedades fundamentalmente cristianas que enfrentan las tensiones del proceso de secularización mediante las reglas de juego del liberalismo político. Estamos en sociedades cada vez más post-cristianas, post-seculares y post-liberales.

La sociedad de hoy

Post-cristianas porque surgen nuevos principios de justicia que ya no son “virtudes cristianas que se han vuelto locas”, como decía Chesterton. Me refiero, por ejemplo, a la negación de la singularidad de la especie humana, de la dignidad del individuo, de la racionalidad como norma de los debates, de la presunción de inocencia, etc.

Post-seculares porque el resultado de la desaparición progresiva del cristianismo no es una sociedad menos religiosa en general, sino la sustitución del cristianismo por nuevas religiones civiles. Me refiero a los fenómenos ideológicos vinculados con las políticas de identidades, el ecologismo radical, el animalismo, etc. No se trata de ideas alternativas dentro del espectro de opciones libres en una sociedad, sino de la pretensión de cambiar de raíz los principios de la vida común. Que además se expresan no de modo discursivo sino principalmente identitario, emocional y colectivo, y casi diríamos sacramental. Una nueva religión –o conjunto de religiones- que derriba los ídolos y estatuas de la anterior y establece nuevos tabúes.

Post-liberales porque desaparece el consenso sobre las instituciones comunes, la aspiración a una sociedad de individuos libres e iguales, la importancia del respeto a las reglas de juego institucionales con su alternancia en el poder y una relativa neutralidad del espacio público, y la cohesión social propia de clases medias prósperas. Asistimos a intentos por ocupar las instituciones con afán hegemónico, y a la fragmentación emotivista de la opinión pública, que reduce los lugares comunes para el encuentro. Surgen formas de democracia no liberal –plebiscitaria, caudillista, identitaria- y crece la simpatía por regímenes más cercanos al autoritarismo tecnocrático.

La actitud del cristiano

Ante estos escenarios, la síntesis mencionada al principio ha dejado de estar vigente como posibilidad realista de acción social y política, por mucho que uno pueda lamentarlo o echarla de menos. La asimilación acrítica de un contexto cada vez más lejano del cristianismo no parece una opción válida ni atractiva. El compromiso meramente experto con las instituciones –en sí mismo irreprochable- no basta para contribuir eficazmente a reforzar los fundamentos de la vida política, permanentemente agredidos. Incluso el liberalismo más clásico y racional no parece tener ni tirón electoral, ni voluntad de defender algunos valores sustantivos fundamentales desde la perspectiva cristiana.

En ambientes intelectuales y políticos cristianos surgen opciones más identitarias. Unos promueven una “retirada” de la vida política institucional, por su fuerza corruptora del carácter individual y del debate público. Otros, sin embargo, asumen la tesitura conflictiva y se preparan para dar la batalla cultural desde las instituciones. En ambos casos con el riesgo de reducir el cristianismo a una identidad ideológica o cultural manipulable y en el fondo vacía. Y con la perplejidad de tener que renunciar a las reglas de comportamiento más o menos civilizadas de la política democrática a las que estábamos acostumbrados. Porque el modo de hacerse presente en el espacio público como minoría atosigada ya no es la cordialidad o el simple ejercicio discreto de los propios derechos y obligaciones. Muchos cristianos piensan que deben hacer oír su voz aunque suene estridente, aunque les granjee enemistades en su entorno social y genere conflicto en la esfera pública. Y surge siempre la tentación de volverse intolerantes hacia adentro con quienes no pelean las batallas como nosotros pensamos que deberían pelearse. O sencillamente con quienes las pelean, si uno piensa que debe evitarse ante todo la confrontación.

Como escribió Nietzsche, quien combate a un monstruo, debe tener cuidado de no convertirse en otro monstruo. ¿Dónde está el límite? ¿Se promueve así la amistad social y el bien común, como propone el papa Francisco, y toda la tradición clásica de la política? Y a la vez, ¿no es la confrontación cívica un modo de encuentro más sincero que el diálogo de sordos o el silencio de los corderos?

EL AUTOR

Ricardo Calleja Rovira

Profesor de Ética Empresarial y de negociación en el IESE Business School. Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Para meditar en noviembre, mes de los difuntos.

“Dios creó al hombre de la tierra, y lo formó a imagen suya; y porque pecó lo hizo volver a ser tierra. Y lo revistió de virtud conforme a su ser. Le señaló determinado tiempo y número de días; y le dio potestad sobre las cosas que hay en la tierra”. (Eclesiástico, XVII, 1-4)

 

En la contraposición paulina entre el “espíritu” y la “carne” está incluida también la contraposición entra la “vida” y la “muerte”. Este es un grave problema sobre el que se debe decir ahora que el materialismo, como sistema de pensamiento en cualquiera de sus versiones, significa la aceptación de la muerte como final definitivo de la existencia humana. Todo lo que es material es corruptible y, por tanto, el cuerpo humano (en cuanto “animal”) es mortal. Si el hombre en su esencia es sólo “carne”, la muerte es para él una frontera y un término insalvable. Entonces se entiende el que pueda decirse que la vida humana es exclusivamente un “existir para morir” (Dominum et vivificantem, n.57).

 

“El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga con instinto certero cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y del adiós definitivo.


La semilla de eternidad que en sí lleva, por se irreductible a la sola materia, se levanta contra la muerte. Todos los esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sea, no pueden calmar esta ansiedad del hombre: la prórroga de la longevidad que hoy proporciona la biología no puede satisfacer ese deseo del más allá que surge ineluctablemente del corazón humano.


Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, aleccionada por la Revelación divina, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre. La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el pecado”. (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n.18)

miércoles, 28 de julio de 2021

¡El futuro del hombre depende de la cultura!

Juan Pablo II en Sevilla, 1982


"¡Sí! ¡La paz del mundo depende de la primacía del espíritu! ¡Sí! La paz futura de la humanidad depende del amor" 


El Papa concluyó diciendo que la oportunidad de dirigirse a la cúpula de la Unesco satisfacía "uno de los deseos más profundos de mi corazón". "Quería, pues, dejarlos con "una exclamación [...] desde las profundidades más íntimas de mi alma: ¡Sí! ¡El futuro del hombre depende de la cultura! ”


(Discurso de Juan Pablo II en la Unesco, George Weigel, Juan Pablo II, Testigo de esperanza)

sábado, 3 de julio de 2021

‘La paternidad aparece más que nunca como algo prodigioso’

Fabrice Hadjadi da testimonio de su experiencia de la paternidad y desarrolla una profunda reflexión sobre la figura del padre.

En un nuevo ensayo, tan brillante como divertido, ‘Ser padre con San José. Pequeña guía del aventurero de los tiempos posmodernos’, publicado por Éditions Magnificat, el escritor y filósofo Fabrice Hadjadi da testimonio de su experiencia de la paternidad y desarrolla una profunda reflexión sobre la figura del padre.

¿A quién va dirigido su libro? ¿Intenta justificarse por tener nueve hijos ante los adeptos del «childfree» (los que deciden no tener hijos) o del «one child, one planet» (un solo hijo para no contaminar)?

Es cierto que soy un genitor en serie. Peor que los asesinos en serie, según algunos: mientras los asesinos ponen remedio a la superpoblación y proporcionan un rico fertilizante, yo contribuyo al «suicidio del planeta». Para entender la intención de mi libro hay que remitirse al subtítulo: Pequeña guía del aventurero de los tiempos posmodernos. En su época, Charles Péguy hablaba de los «hombres casados» y de los «padres de familia» como de «los grandes aventureros del mundo moderno». Pero ya no estamos en la modernidad, sino en la posmodernidad. La modernidad fue progresista y humanista. La posmodernidad es catastrofista y poshumanista (ya se trate del antiespecismo, del transhumanismo o del fundamentalismo religioso).

Es cierto que el fantasma del Gran Día aún es utilizado, de forma residual, por el «gran reset» liberal y el «mundo de después» de la colapsología de izquierdas. Pero este fantasma no se aguanta ante la posibilidad real de la extinción. En la época de Péguy, por tanto, la aventura de la paternidad era sobre todo entrar en la carne de la historia para resistir al imperio del dinero y de la ideología. Hoy en día, esta aventura consiste en consentir dar vida a un mortal en una época en la que esto ya no se da por sentado. ¿Por qué seguir teniendo hijos carnalmente en una época de extinción y biotecnología? ¿Por qué convertirse en padre y no contentarse con ser un experto?

¿Echa de menos el «mundo de antes»?

Lo que digo no es ni reaccionario ni revolucionario. No echo de menos la paternidad tal y como la concebía el código napoleónico, donde se trataba de ser el gran propietario de tu mujer y de tus hijos y de ocuparse sobre todo del varón primogénito, por cuestiones menos paternales que patrimoniales. Creo que los desafíos que traen el neofeminismo, el individualismo, el tecnologismo o la esterilidad de los «childfree» son de una innegable utilidad. Derribamos la estatua del general. Nos libramos de los tópicos del hombre del saco y del padre gallina clueca. Pero cuando los puntos de referencia se derrumban, la figura del padre puede aparecer en su desnudez.

Estoy hablando de la figura, no del rol. El papel de padre puede ser interpretado muy bien por una mujer, y con mayor eficacia porque se trata precisamente de una cuestión de actuación. Pero la paternidad humana no es una cuestión de rendimiento. Se logra a través de tus propios fallos. Es una aventura: el riesgo de un futuro para el otro, contra cualquier programa preconcebido. La pérdida de los puntos de referencia de antaño la hacen aún más sorprendente. En un mundo donde solo hay drones, el pájaro más pequeño aparece como una maravilla de la gracia. Es posible que hoy, en un mundo de calculadoras y consumidores desencarnados, el padre más insignificante aparezca por fin en todo lo que de prodigioso tiene.

Es muy difícil ser hijo o hija de. Hay que ser bastante viejo y tener una gran conciencia de la historia. Un niño no se ve nunca completamente como el hijo de sus padres

¿Qué puede, hoy en día, motivarte a elegir ser padre?

¿En qué sentido podemos hablar de una elección? Si un hombre recurre a una mujer para ser padre, la reduce a ser una porta-matriz, la convierte en la incubadora de su delfín. La paternidad es siempre oblicua. Sucede, comienza con algo distinto a sí misma, a saber, el deseo del otro sexo, un movimiento de integridad hacia su misterio, sin preservarse nada. Toda la moral sexual (y especialmente la de la Iglesia) se resume en este precepto: cuando lo hagas, hazlo a fondo. Sin retorno, por así decirlo. Ya sé que en los cursos de Social y Natural se presenta un vínculo mecánico entre el acto sexual y el engendramiento. Pero desde el punto de vista existencial, el hombre ama a su mujer y he aquí que se convierte en padre, como por arte de magia. Esa relación no tiene nada de evidente.

Jules Supervielle lo expresa en un poema: «Este niño puro, rosa de la castidad/ ¿Qué tiene que ver con la voluptuosidad?/ ¿Y era necesario que en lujo de inocencia/ terminara el furor de nuestros sentidos?» Además, la entrada en la paternidad no puede decidirse en función de las anticipaciones de un proyecto parental. Ningún hombre puede decirse a sí mismo: «Ya está, tengo todas las habilidades para ser un buen padre y hacer que mi hijo sea perfectamente feliz». Por eso, a propósito del padre, he desarrollado el concepto de «autoridad sin competencia». Un experto comunica lo que ha entendido en un ámbito muy concreto de la vida: es competente. Un padre transmite la vida entera, en la medida en que no la comprende, se le escapa, es entregado incluso a la muerte, al sufrimiento, a la injusticia…

¿Es entonces la paternidad siempre irresponsable?

La responsabilidad no es la capacidad de controlar, sino la capacidad de responder. Si para dar vida tuviéramos que controlarla, asegurarnos de que está libre de riesgos y defectos, nos conformaríamos con fabricar robots. El hombre responsable es el que responde a la vida que ha recibido para responder a la vida que va a transmitir. De hecho, la vida ya está siempre dada. Nos la han transmitido nuestros padres. Decir sí a la vida que va a nacer es decir sí al hecho de haber nacido. La paternidad es, en primer lugar, el consentimiento a la vida recibida y entregada, aunque esta vida esté herida y expuesta al mal. El signo de esto es la transmisión del nombre de la familia: el padre da a sus hijos el nombre de sus padres, asume y en cierto modo agradece lo ya vivido hasta ahora.

La mujer accede a la maternidad a través de una progresiva transformación física. Su vientre se dilata para formar la primera habitación de su pequeño hombre

¿Es por esta razón que escribe: «Renunciar a ser hijo es renunciar a ser padre»?

Es muy difícil ser hijo o hija de. Hay que ser bastante viejo y tener una gran conciencia de la historia. Un niño no se ve nunca completamente como el hijo de sus padres. De niño, yo creía que era un superhéroe abandonado en medio de una familia corriente. Más tarde, pensé que era el hijo de Nietzsche y no de Bernard y Danielle Hadjadj. En el fondo, fue al convertirme en padre cuando tomé conciencia de lo que había recibido de mis padres en mi ingratitud, y fue al creer en la providencia divina que me dije que no había nada mejor para mí que ser hijo de Bernard y Danielle. Es bastante curioso: me parece que hay que creer en un Dios creador y salvador para aceptar ser carnal; y hay que aceptar ser padre para ser plenamente hijo.

Hoy en día se habla de paternidad en general. ¿Qué nos dice la diferencia de sexos al respecto?

La mujer accede a la maternidad a través de una progresiva transformación física. Su vientre se dilata para formar la primera habitación de su pequeño hombre. Sus pechos se vuelven más pesados para producir la primera fuente de leche. Es una metamorfosis increíble que la convierte en morada y alimento. Además de los diversos inconvenientes del embarazo, porque ese florecimiento no está exento de náuseas, está también el difícil paso del parto, porque el feliz acontecimiento no está exento de dolor.

¿Y qué ocurre con el hombre? La paternidad no deja marca en su carne. Su cuerpo sigue siendo el mismo. Su participación en la fertilidad común ha sido breve, externa y agradable. En la sala de partos maneja el ambientador o ajusta el volumen de la música relajante; en resumen, es ridículo. Así que la maternidad es un hecho físico, mientras que la paternidad no aparece nunca como algo físico. Te cae encima. Pasa a través de un acto de reconocimiento verbal. La teología cristiana identifica el Hijo con el Verbo. Esto también tiene un significado antropológico. Recuerda el famoso adagio del derecho romano: Mater certissima, pater semper incertus. La madre es segura, el padre es siempre incierto; desde el punto de vista de la evidencia sensible. Por lo tanto, es la madre la que instituye al padre: «Eres tú, te lo digo, créeme». El padre es reconocido en primer lugar por la mujer antes de reconocer al niño. Con la paternidad se pasa de un régimen de evidencia inmediata a un régimen de mediación por la palabra dada. El psicoanalista Charles Melman considera que, en relación con el matriarcado, el patriarcado constituye «un progreso espiritual, un progreso mental, ya que se pasa de las reglas de la evidencia a las de la creencia». Pero debemos recordar que este patriarcado se funda en la palabra de la madre.

José siente que lo ha perdido todo: la misma alegría de la Pascua le ha abandonado, ha perdido al Hijo de Dios, pero incluso cuando un padre falla, puede hacerlo mejor que cuando un experto triunfa.

Por lo tanto, ¿es el padre quien opera una separación?

Tradicionalmente, corta el cordón y da su nombre. Él, que es tan nulo en el orden físico de la fecundidad, solo puede asumir ser la bisagra entre la naturaleza y la cultura. Pero, a través de él, el niño no solo se separa de la madre, sino que también se separa del padre, e incluso de sí mismo. Yo no era más que un ser aún en gestación cuando ya era Fabrice Hadjadj. El apellido me vincula a un pasado que desborda la célula familiar. En cuanto al nombre de pila, que sin duda recuerda a La Cartuja de Parma, hace referencia al futuro: ¿quién está detrás de este nombre propio? Se necesita toda una vida bajo esta enseña para cumplir su misteriosa misión. Por último, si el padre es por supuesto guardián y protector, también es, más específicamente, quien expone al niño al mundo.

La madre forma un recinto. El padre abre la puerta y da la patada en el culo. Afirma la dimensión del riesgo, de la libertad, del sacrificio, de la aventura de la vida. En la Biblia, la primera vez que un hijo llama a quien le ha engendrado «padre» es en el momento del sacrificio de Abraham. Ambos caminaban juntos. Entonces Isaac, dirigiéndose a su padre, Abraham, dijo: «¡Padre mío!». Y éste respondió: «¡Aquí estoy, hijo mío!». Isaac replica: «Aquí están el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?». Abraham responde: «Dios mismo proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». El padre y el hijo suben juntos la montaña. El hijo tiene ante sus ojos todos los instrumentos del sacrificio; se pregunta para qué vino al mundo, si es para sufrir y morir y perderse. El padre responde que por su parte no ve nada, pero que el Señor proveerá.

San Pablo resume este drama diciendo que Abraham (el padre de las naciones) esperó contra toda esperanza, y al hacerlo se convirtió en padre. Esta es la fuerza, la virilidad del padre, que es lo contrario del funcionamiento mecánico: esperar contra toda la desesperación del mundo, relanzar la aventura de la vida recibida y así sostener a la mujer y animar al niño.

¿Por qué ha elegido a José de Nazaret como ejemplo de padre, cuando precisamente no es padre más que muy imperfectamente?

O más que perfectamente. José no es un simple padre adoptivo. Un padre adoptivo se vincula al hijo de otro hombre. Ahora bien, aquí no hay otro hombre. Y es Dios mismo, a través de su ángel, quien inviste a José con su paternidad. Yo soy padre por las fuerzas de la naturaleza, José es padre por el Creador de esas fuerzas de la naturaleza y, por lo tanto, lo es más radicalmente que yo. Su ejemplaridad proviene sobre todo del hecho de que rompe la imagen del padre ideal. Su situación le impide por completo ser un experto o un pedagogo. La Madre y el Hijo lo superan completamente. ¿Cómo hacerse obedecer por Dios (y sin gritarle)? ¿Cómo pretender que todo está bajo control con el Incomprensible en casa?

Es, pues, el aventurero por excelencia. Todo le cae encima, más allá de toda planificación, y debe responder sin cesar a este imprevisto. Sabe que el Hijo está condenado a muerte, pero también está seguro de que es Él, la Vida. Pienso en el verso de Philippe Jaccottet: «Mi ocultamiento es mi forma de brillar». La gloria del padre, dice de modo similar San Juan, es que sus hijos e hijas den fruto. El padre se esconde empujando a sus hijos hacia adelante. Pero de forma oblicua, una vez más. Lo que más me gusta de la iconografía de san José es que no está vuelto hacia Jesús, sino hacia la tabla de carpintero. No sobreprotege al niño. Le muestra su trabajo de adulto y así le hace desear crecer y marcharse de casa para asumir su propia tarea en el mundo. Y luego está la gran escena de la pérdida de Jesús y de su hallazgo en el Templo. En ese intervalo, José siente que lo ha perdido todo: la misma alegría de la Pascua lo ha abandonado, ha perdido al Hijo de Dios… Pero incluso cuando un padre falla, puede hacerlo mejor que cuando un experto triunfa: puede ponerse de rodillas, pedir perdón, dirigir a su hijo hacia el Padre de las misericordias, mostrar que aunque la vida sea dramática, no es menos bella.

Entrevista de Aziliz Le Corre, en eldebatedehoy.es (Publicada originariamente en lefigaro.fr)

Traducción de Jorge Soley

Respeta mi sexualidad

La hipersexualización condiciona nuestra identidad, nuestra imagen corporal y cómo nos relacionamos con los demás

 Creo que la mayoría de las familias somos más o menos conscientes de que vivimos en un mundo hipersexualizado. Sin embargo, a menudo me encuentro con que se desconocen las consecuencias y los peligros que se derivan de esta realidad. Ser conscientes de ello es un primer paso para poder discernir qué podemos hacer para navegar en estas aguas. Con esta pretensión escribí mi libro: “Respeta mi sexualidad” para que padres, madres y educadores abrieran los ojos y perdieran el miedo a educar en este entorno erotizado.

Nos topamos con un mundo hipersexualizado, en el que se valora de forma desmesurada todo lo que tiene connotaciones sexuales: el sexo es el rey y el resto queda en segundo o tercer plano a no ser que produzca un placer inmediato. Lo observamos desde que salimos a la calle, abrimos una revista, escuchamos una canción, vemos una serie o incluso cuando jugamos a un videojuego. En esta línea, el mundo online sigue el mismo modelo de cosificación que el offline, pero hay menos control y más visibilidad En Instagram, por ejemplo, están en auge los influencers, actores y actrices, concursantes de realities, cantantes, etc., que triunfan por vender su intimidad. Especialmente las “reinas de insta” suelen ser chicas muy erotizadas con un discurso aparentemente feminista cuando en realidad utilizan su cuerpo como un objeto para mercadear ya sea para conseguir popularidad, likes o dinero. Son imitadas mayoritariamente por chicas que, quizás, de forma inconsciente van dejando que sean los demás quienes las valoren a partir de imágenes a menudo retocadas, suscitando un patrón cada vez más sexygrammer. Al final, de tanto reproducir este tipo de patrones, se acaban normalizando entre sus semejantes y también entre los más pequeños.

Les hablan de empoderamiento femenino, pero desconocen los peligros. La hipersexualización condiciona nuestra identidad, nuestra imagen corporal y cómo nos relacionamos con los demás. De hecho, hay estudios que evidencian la relación entre la hipersexualización con la baja autoestima. Y, entonces, aparecen las fragilidades contemporáneas con problemas como fobias sociales, anorexia, bulimia y depresión. Así mismo, una baja autoestima puede condicionar la elección de amistades y parejas tóxicas. Sólo hace falta ver el número de menores enjuiciados por violencia de género en los últimos años o el hecho de que la mayoría de los jóvenes considera aceptable e incluso inevitable el control abusivo por parte de sus parejas.

A partir de la hipersexualización aparecen se desatan nuevas formas de relacionarse entre las personas y a menudo estas derivan en diferentes modos de violencia online. Una de estas nuevas formas de relación es el sexting (envío de mensajes, imágenes o vídeos de contenido sexual). Lo practican uno de cada siete jóvenes. Yo creo que, igual que antes se fumaba a escondidas, hoy se “sextea”. Las consecuencias de hacerlo pueden llevar a esas nuevas formas de violencia como la sextorsion, la pornovenganza, el grooming o el ciberacoso. Hay algunos educadores que animan a los jóvenes a practicar el sexting seguro. ¡Es una falacia! A partir del momento en el que compartes una imagen, video o texto ya pierdes el control. También hay quienes recomiendan tapar zonas del cuerpo para evitar ser reconocidos. Pero yo me pregunto: ¿qué mensaje estamos lanzando cuando animamos a los menores a compartir su intimidad de forma despersonalizada? Al hacerlo te conviertes en un objeto sin cara, sin rostro, sin personalidad y, por otra parte, ya estas enviando una imagen partiendo de la base de que probablemente esa persona traicionará tu confianza y podrá ser reenviada. Respecto el online grooming (ha crecido de forma colosal en los últimos años), tiene que ver con personas que buscan menores para satisfacer sus deseos sexuales y lo hacen a través del mundo online, para lo cual pueden localizar imágenes sugerentes disponibles en la red o en los perfiles de redes sociales y contactar con sus protagonistas. TikTok, por ejemplo, ha sido un harén para los pedófilos durante el confinamiento.

Por otro lado, la normalización de la hipersexualización se ha convertido en la puerta de entrada a la pornografía y la prostitución. Ya empieza a ser normal sexualizarse y de ello se aprovecha la industria que se tiene que reinventar. Se observa un blanqueo de la pornografía para introducirla en la educación, así como la aparición de nuevas plataformas que captan a los más vulnerables para que sean ellos mismos quienes produzcan contenido y lo compartan. Respecto a la pornografía, ¿qué efecto puede tener su consumo en nuestros hijos? El cerebro de los jóvenes es muy sensible, vulnerable y frágil. Tiene una gran capacidad de desarrollo, pero hay que cuidarlo mucho. Cualquier tipo de impacto potente continuado, como el consumo de pornografía, tiene una gran carga desestabilizante por ser un estímulo muy poderoso en todo el sistema de placer y recompensa.

Y con todo ello, ¿qué podemos hace los padres? Las familias somos el primer eslabón de prevención. Suele suceder que a la mayoría les da apuro hablar sobre sexting o pornografía, o creen que poniendo filtros en los dispositivos o, tal vez, no comprando el móvil es suficiente, pero no. A partir del momento en el que nuestros hijos se relacionan con otros niños o tienen acceso a dispositivos de cualquier familiar, debemos empezar a hablar del tema, siempre con un discurso adaptado a la edad del niño o de la niña. La realidad es que no se está haciendo así y la desinformación les está llegando a través de sus amistades, de sus influencers de cabecera, de la pornografía, etc.

Mi recomendación es iniciar las conversaciones con nuestros hijos lo antes posible y, siempre, con un discurso adaptado a la edad del menor. Por ejemplo, cuando son pequeños no es necesario profundizar en el concepto de sexting. Es suficiente con que reconozcan sus partes íntimas y lo que tienen que hacer si alguien se las muestra, como también proteger las suyas. Es importante que sepan que niños y niñas no pueden aparecer desnudos en fotos o vídeos porque, simplemente, está prohibido. Yo animo a padres y madres que se interesen por lo que ven, que les pregunten a menudo, y si les cuentan que han visto algo raro, los escuchen, les agradezcan que se lo hayan contado y actúen. Es clave educarles en la intimidad y también protegerla. Y conforme se hacen mayores hablarles de los riesgos de esta práctica. En mi libro profundizo en esta cuestión. Lo importante es reflexionar con ellos, escuchar sin juzgar y presentarles evidencias para fomentar su pensamiento crítico.

Anna Plans, en forofamilia.org/

Nivel récord de infelicidad

 P or MARK GILMAN, The Epoch Times en español Según Gallup, el aislamiento es uno de los principales problemas que afectan la felicidad de l...