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viernes, 19 de marzo de 2021

La Encíclica "El Evangelio de la vida", de San Juan Pablo II, sobre la eutanasia



« Yo doy la muerte y doy la vida » (Dt 32, 39): el drama de la eutanasia

64. En el otro extremo de la existencia, el hombre se encuentra ante el misterio de la muerte. Hoy, debido a los progresos de la medicina y en un contexto cultural con frecuencia cerrado a la trascendencia, la experiencia de la muerte se presenta con algunas características nuevas. En efecto, cuando prevalece la tendencia a apreciar la vida sólo en la medida en que da placer y bienestar, el sufrimiento aparece como una amenaza insoportable, de la que es preciso librarse a toda costa. La muerte, considerada « absurda » cuando interrumpe por sorpresa una vida todavía abierta a un futuro rico de posibles experiencias interesantes, se convierte por el contrario en una « liberación reivindicada » cuando se considera que la existencia carece ya de sentido por estar sumergida en el dolor e inexorablemente condenada a un sufrimiento posterior más agudo.

Además, el hombre, rechazando u olvidando su relación fundamental con Dios, cree ser criterio y norma de sí mismo y piensa tener el derecho de pedir incluso a la sociedad que le garantice posibilidades y modos de decidir sobre la propia vida en plena y total autonomía. Es particularmente el hombre que vive en países desarrollados quien se comporta así: se siente también movido a ello por los continuos progresos de la medicina y por sus técnicas cada vez más avanzadas. Mediante sistemas y aparatos extremadamente sofisticados, la ciencia y la práctica médica son hoy capaces no sólo de resolver casos antes sin solución y de mitigar o eliminar el dolor, sino también de sostener y prolongar la vida incluso en situaciones de extrema debilidad, de reanimar artificialmente a personas que perdieron de modo repentino sus funciones biológicas elementales, de intervenir para disponer de órganos para trasplantes.

En semejante contexto es cada vez más fuerte la tentación de la eutanasia, esto es, adueñarse de la muerte, procurándola de modo anticipado y poniendo así fin « dulcemente » a la propia vida o a la de otros. En realidad, lo que podría parecer lógico y humano, al considerarlo en profundidad se presenta absurdo e inhumano. Estamos aquí ante uno de los síntomas más alarmantes de la « cultura de la muerte », que avanza sobre todo en las sociedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista que presenta el creciente número de personas ancianas y debilitadas como algo demasiado gravoso e insoportable. Muy a menudo, éstas se ven aisladas por la familia y la sociedad, organizadas casi exclusivamente sobre la base de criterios de eficiencia productiva, según los cuales una vida irremediablemente inhábil no tiene ya valor alguno.

65. Para un correcto juicio moral sobre la eutanasia, es necesario ante todo definirla con claridad. Por eutanasia en sentido verdadero y propio se debe entender una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. « La eutanasia se sitúa, pues, en el nivel de las intenciones o de los métodos usados ».76

De ella debe distinguirse la decisión de renunciar al llamado « ensañamiento terapéutico », o sea, ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados que se podrían esperar o, bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia. En estas situaciones, cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede en conciencia « renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo las curas normales debidas al enfermo en casos similares ».77 Ciertamente existe la obligación moral de curarse y hacerse curar, pero esta obligación se debe valorar según las situaciones concretas; es decir, hay que examinar si los medios terapéuticos a disposición son objetivamente proporcionados a las perspectivas de mejoría. La renuncia a medios extraordinarios o desproporcionados no equivale al suicidio o a la eutanasia; expresa más bien la aceptación de la condición humana ante al muerte. 78

En la medicina moderna van teniendo auge los llamados « cuidados paliativos », destinados a hacer más soportable el sufrimiento en la fase final de la enfermedad y, al mismo tiempo, asegurar al paciente un acompañamiento humano adecuado. En este contexto aparece, entre otros, el problema de la licitud del recurso a los diversos tipos de analgésicos y sedantes para aliviar el dolor del enfermo, cuando esto comporta el riesgo de acortarle la vida. En efecto, si puede ser digno de elogio quien acepta voluntariamente sufrir renunciando a tratamientos contra el dolor para conservar la plena lucidez y participar, si es creyente, de manera consciente en la pasión del Señor, tal comportamiento « heroico » no debe considerarse obligatorio para todos. Ya Pío XII afirmó que es lícito suprimir el dolor por medio de narcóticos, a pesar de tener como consecuencia limitar la conciencia y abreviar la vida, « si no hay otros medios y si, en tales circunstancias, ello no impide el cumplimiento de otros deberes religiosos y morales ».79 En efecto, en este caso no se quiere ni se busca la muerte, aunque por motivos razonables se corra ese riesgo. Simplemente se pretende mitigar el dolor de manera eficaz, recurriendo a los analgésicos puestos a disposición por la medicina. Sin embargo, « no es lícito privar al moribundo de la conciencia propia sin grave motivo »: 80acercándose a la muerte, los hombres deben estar en condiciones de poder cumplir sus obligaciones morales y familiares y, sobre todo, deben poderse preparar con plena conciencia al encuentro definitivo con Dios.

Hechas estas distinciones, de acuerdo con el Magisterio de mis Predecesores 81 y en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal. 82

Semejante práctica conlleva, según las circunstancias, la malicia propia del suicidio o del homicidio.

66. Ahora bien, el suicidio es siempre moralmente inaceptable, al igual que el homicidio. La tradición de la Iglesia siempre lo ha rechazado como decisión gravemente mala. 83 Aunque determinados condicionamientos psicológicos, culturales y sociales puedan llevar a realizar un gesto que contradice tan radicalmente la inclinación innata de cada uno a la vida, atenuando o anulando la responsabilidad subjetiva, el suicidio, bajo el punto de vista objetivo, es un acto gravemente inmoral, porque comporta el rechazo del amor a sí mismo y la renuncia a los deberes de justicia y de caridad para con el prójimo, para con las distintas comunidades de las que se forma parte y para la sociedad en general. 84 En su realidad más profunda, constituye un rechazo de la soberanía absoluta de Dios sobre la vida y sobre la muerte, proclamada así en la oración del antiguo sabio de Israel: « Tú tienes el poder sobre la vida y sobre la muerte, haces bajar a las puertas del Hades y de allí subir » (Sb 16, 13; cf. Tb 13, 2).

Compartir la intención suicida de otro y ayudarle a realizarla mediante el llamado « suicidio asistido » significa hacerse colaborador, y algunas veces autor en primera persona, de una injusticia que nunca tiene justificación, ni siquiera cuando es solicitada. « No es lícito —escribe con sorprendente actualidad san Agustín— matar a otro, aunque éste lo pida y lo quiera y no pueda ya vivir... para librar, con un golpe, el alma de aquellos dolores, que luchaba con las ligaduras del cuerpo y quería desasirse ».85 La eutanasia, aunque no esté motivada por el rechazo egoísta de hacerse cargo de la existencia del que sufre, debe considerarse como una falsa piedad, más aún, como una preocupante « perversión » de la misma. En efecto, la verdadera « compasión » hace solidarios con el dolor de los demás, y no elimina a la persona cuyo sufrimiento no se puede soportar. El gesto de la eutanasia aparece aún más perverso si es realizado por quienes —como los familiares— deberían asistir con paciencia y amor a su allegado, o por cuantos —como los médicos—, por su profesión específica, deberían cuidar al enfermo incluso en las condiciones terminales más penosas.

La opción de la eutanasia es más grave cuando se configura como un homicidio que otros practican en una persona que no la pidió de ningún modo y que nunca dio su consentimiento. Se llega además al colmo del arbitrio y de la injusticia cuando algunos, médicos o legisladores, se arrogan el poder de decidir sobre quién debe vivir o morir. Así, se presenta de nuevo la tentación del Edén: ser como Dios « conocedores del bien y del mal » (Gn 3, 5). Sin embargo, sólo Dios tiene el poder sobre el morir y el vivir: « Yo doy la muerte y doy la vida » (Dt 32, 39; cf. 2 R 5, 7; 1 S 2, 6). El ejerce su poder siempre y sólo según su designio de sabiduría y de amor. Cuando el hombre usurpa este poder, dominado por una lógica de necedad y de egoísmo, lo usa fatalmente para la injusticia y la muerte. De este modo, la vida del más débil queda en manos del más fuerte; se pierde el sentido de la justicia en la sociedad y se mina en su misma raíz la confianza recíproca, fundamento de toda relación auténtica entre las personas.

67. Bien diverso es, en cambio, el camino del amor y de la verdadera piedad, al que nos obliga nuestra común condición humana y que la fe en Cristo Redentor, muerto y resucitado, ilumina con nuevo sentido. El deseo que brota del corazón del hombre ante el supremo encuentro con el sufrimiento y la muerte, especialmente cuando siente la tentación de caer en la desesperación y casi de abatirse en ella, es sobre todo aspiración de compañía, de solidaridad y de apoyo en la prueba. Es petición de ayuda para seguir esperando, cuando todas las esperanzas humanas se desvanecen. Como recuerda el Concilio Vaticano II, « ante la muerte, el enigma de la condición humana alcanza su culmen » para el hombre; y sin embargo « juzga certeramente por instinto de su corazón cuando aborrece y rechaza la ruina total y la desaparición definitiva de su persona. La semilla de eternidad que lleva en sí, al ser irreductible a la sola materia, se rebela contra la muerte ».86

Esta repugnancia natural a la muerte es iluminada por la fe cristiana y este germen de esperanza en la inmortalidad alcanza su realización por la misma fe, que promete y ofrece la participación en la victoria de Cristo Resucitado: es la victoria de Aquél que, mediante su muerte redentora, ha liberado al hombre de la muerte, « salario del pecado » (Rm 6, 23), y le ha dado el Espíritu, prenda de resurrección y de vida (cf. Rm 8, 11). La certeza de la inmortalidad futura y la esperanza en la resurrección prometida proyectan una nueva luz sobre el misterio del sufrimiento y de la muerte, e infunden en el creyente una fuerza extraordinaria para abandonarse al plan de Dios.

El apóstol Pablo expresó esta novedad como una pertenencia total al Señor que abarca cualquier condición humana: « Ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos » (Rm 14, 7-8). Morir para el Señor significa vivir la propia muerte como acto supremo de obediencia al Padre (cf. Flp 2, 8), aceptando encontrarla en la « hora » querida y escogida por El (cf. Jn 13, 1), que es el único que puede decir cuándo el camino terreno se ha concluido. Vivir para el Señor significa también reconocer que el sufrimiento, aun siendo en sí mismo un mal y una prueba, puede siempre llegar a ser fuente de bien. Llega a serlo si se vive con amor y por amor, participando, por don gratuito de Dios y por libre decisión personal, en el sufrimiento mismo de Cristo crucificado. De este modo, quien vive su sufrimiento en el Señor se configura más plenamente a El (cf. Flp 3, 10; 1 P 2, 21) y se asocia más íntimamente a su obra redentora en favor de la Iglesia y de la humanidad. 87 Esta es la experiencia del Apóstol, que toda persona que sufre está también llamada a revivir: « Me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia » (Col 1, 24).

viernes, 12 de marzo de 2021

La administración Biden apoya el plan global para la educación sexual anti-natural de modo gráfico

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NUEVA YORK, 12 de marzo (C-Fam) 

El gobierno de Estados Unidos bajo Joe Biden apoya una vez más la “educación integral en sexualidad” en la política de la ONU. Este controvertido enfoque de la ONU sobre la educación sexual incluye enseñar a los niños de la escuela primaria que la homosexualidad y el transgénero son saludables y que la masturbación es positiva.

Los diplomáticos estadounidenses expresaron su firme apoyo a la "educación integral en sexualidad" en las negociaciones para un acuerdo sobre cuestiones de la mujer que será adoptado por la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU el 23 de marzo, según informantes familiarizados con las negociaciones.

Bajo la administración Trump, el gobierno de los Estados Unidos había retrocedido en la promoción de este controvertido término. En un cambio con respecto a hace solo unas semanas, los diplomáticos estadounidenses ahora están siguiendo el ejemplo de la Unión Europea e insisten en que este término se incluya en el acuerdo de la comisión.

La insistencia de las delegaciones europeas y de la administración Obama de incluir una “educación integral en sexualidad” en los acuerdos de la ONU es responsable de desviar las negociaciones sobre acuerdos anteriores de la ONU. Los países que se inclinan por los conservadores en cuestiones sociales se oponen al término por temor a respaldar currículos de educación sexual altamente controvertidos promovidos por agencias internacionales.

La agencia de las Naciones Unidas para la educación (UNESCO), junto con otras agencias de la ONU, publicó una guía curricular para todo el sistema de las Naciones Unidas sobre "educación integral en sexualidad" en 2018. La guía respaldada por UNICEF, ONU Mujeres, UNFPA y la OMS se utiliza ahora en todo el mundo. Sistema de la ONU e incluye contenido muy controvertido.

Las directrices de la agencia de la ONU proponen enseñar a los niños de hasta cinco años que las personas muestran amor y cuidado por los demás "a veces a través de comportamientos sexuales" y "la diferencia entre el sexo biológico y el género". En el mismo rango de edad, las pautas sugieren presionar a los niños para que identifiquen a los "adultos de confianza" que no sean sus padres para "ayudarlos a comprenderse a sí mismos, sus sentimientos y sus cuerpos".

Las pautas promueven agresivamente la aceptación social de la homosexualidad y el transgénero desde una edad temprana, incluida la enseñanza a los niños de cinco años de que su género no se corresponde necesariamente con su sexo biológico y que "hay muchos tipos diferentes de familias".

Las agencias de la ONU incluso recomiendan decirles a los niños de nueve años que la masturbación es normal y "no causa daño físico o emocional, pero debe hacerse en privado".

Según el plan de estudios, a los adolescentes de hasta doce años también se les debe enseñar cómo acceder a la anticoncepción, el aborto y la salud reproductiva "sin barreras significativas, independientemente de su capacidad, estado civil, género, identidad de género u orientación sexual". Las directrices de la ONU no mencionan ningún papel para la supervisión o participación de los padres en estas decisiones.

La guía del sistema de las Naciones Unidas también sostiene que se debe enseñar a los adolescentes que "todas las personas, incluidas las personas que viven con el VIH, tienen derecho a expresar sentimientos sexuales y amor por los demás" y, al mismo tiempo, que las personas que dan positivo en la prueba del VIH / SIDA deben "No se les exigirá que revelen su estado serológico".

Las directrices de la ONU recomiendan que la educación integral en sexualidad sea obligatoria en las escuelas, aunque la evidencia de su eficacia es mixta.

Una sección sobre las fallas y limitaciones de los datos dentro de las pautas advierte que menos de la mitad de los programas de educación sexual muestran resultados positivos en el retraso en el inicio sexual, la fidelidad y el uso correcto de condones y que ningún estudio “examinó programas para gays, lesbianas u otros los jóvenes que tienen comportamientos sexuales con personas del mismo sexo ".

Para implementar las pautas, los funcionarios de la UNESCO recomiendan un plan de estudios aún más progresivo preparado por los grupos mundiales de abortos Population Council y la Federación Internacional de Planificación de la Familia.

Cuando se implementa a nivel nacional, los planes de estudio de “educación integral en sexualidad” a veces se denominan con otros nombres, como educación para la salud familiar, educación para la vida y educación en salud sexual y reproductiva.

miércoles, 10 de marzo de 2021

En las garras de la Revolución Cultural Americana



Fuente National Review, 22 de febrero 2021


Una generación de jóvenes de EE.UU., llena de ira y orgullo, se ha lanzado a purificar el país de lo que consideran un sistema injusto y opresor, en el pasado y en la actualidad. Son los que han sido calificados como adeptos del woke, siempre despiertos ante las injusticias de los grupos víctimas de injusticias. En un artículo publicado en National Review, Andrew A. Mitcha ve ahí en acción un radicalismo como el que ya conocemos de otras “revoluciones culturales”.

“América está en las garras de una revolución cultural”. La revolución nació en las universidades, que proporcionaron las tropas de choque que hoy se lanzan al asalto. “Estos jóvenes están dispuestos a derribar estatuas de los Padres Fundadores, retirar monumentos de nuestros presidentes, cambiar el nombre de escuelas, censurar la libertad de expresión y reajustar los planes de estudios. Hacen esto porque creen firmemente que son mejores que sus conciudadanos, retrógrados incorregibles, que permanecen ciegos o, peor, firmemente indiferentes ante las supuestas plagas de nuestra sociedad”.

Esta generación se ha convertido en “la más radical y más desarraigada de los valores del estilo de vida americano”. En lugar del lema tradicional E pluribus unum (de muchos, uno), “la política identitaria se ha convertido en la narrativa dominante enseñada a los jóvenes”.

“La religión del wokeness predicada en nuestras escuelas y en muchos ámbitos de la vida americana se basa en una mutación del marxismo, solo que ahora a quien hay que liberar y dar una conciencia ‘correcta’ por parte de la elite del partido no es un proletariado oprimido. Hoy los grupos de víctimas son las razas históricamente oprimidas junto con las minorías sexuales. En vez de la quimera estalinista de la sociedad ‘sin clases’ que sería alumbrada por el comunismo, los acólitos woke de hoy aspiran a un ‘brave new world’ de justicia racial y de una absoluta igualdad para todos los géneros y orientaciones sexuales, entendida en términos de igualdad de resultados y de representación proporcional”.

Michta piensa que el ambiente de las redes sociales en las que ha crecido esta generación “ha alimentado una cultura de frases hechas y pavoneo moral”, que no deja sitio para el matiz y agudiza las divisiones sociales. Esto refuerza en estos jóvenes la convicción de “la virtud de su causa y de la ruina moral de los que se oponen a ella o simplemente no despliegan el celo exigido”. Como consideran las diferencias políticas una confrontación entre el bien y el mal, para ellos “los otros no están meramente equivocados, sino que carecen de legitimidad”.

Esta joven generación –ayudada por los adultos que les apoyan en la Universidad, los medios, los políticos y las grandes empresas– “apela fuertemente a la emoción, repitiendo con fervor casi religioso el mantra de eliminar ‘los privilegios’, un término amorfo e indefinido” usado en contra de los oponentes. Sin embargo, “no aciertan a ver la mordaz ironía de su propia situación en la vida, que está entre la de los grupos más privilegiados y mimados en la historia de la nación”.

Mitcha anima a reaccionar a tiempo contra esta Revolución Cultural Americana. “El totalitarismo gana cuando la gente honrada no se atreve a hablar y denunciar las mentiras que les rodean, como las contenidas en el lenguaje codificado de ‘privilegio’, la ‘interseccionalidad’, o la ‘teoría crítica de la raza’, y otras frases cuya repetición y ubicuidad les bastan para presentarse como la verdad establecida”.

martes, 9 de marzo de 2021

¿Es cristiano buscar la felicidad?

Los seres humanos no podemos dejar de buscar la felicidad. El error es buscarla por sí misma. Lo que da felicidad es seguir a la conciencia.


Sí y no. No podemos dejar de buscar la felicidad. Es de fábrica, lo llevamos puesto. Lo formuló San Agustín: “Nos hiciste Señor para Ti…”. Y Santo Tomás lo argumenta: nuestra inteligencia al desear saber, y nuestro corazón al desear amar, están buscando a Dios, aunque no lo sepamos. Toda nuestra tensión hacia la felicidad es tensión hacia Dios. Y, por eso, convertimos tantas cosas en ídolos y sucedáneos.

Podemos herir a cualquier persona con solo preguntarle a fondo: ¿verdaderamente eres feliz?, ¿es esto lo que esperabas de la vida? Claro es que todos esperamos más de la vida, porque estamos hechos para el cielo. Por eso, ir mendigando solo la felicidad es frustrante y huele demasiado a egoísmo.

C. S. Lewis, en su maravilla autobiografía (Cautivado por la alegría), que es una búsqueda de la alegría de la felicidad desde niño, llega a la conclusión de que la felicidad es un resultado. Es un error buscarla por sí misma. Lo que da felicidad es seguir a la conciencia, que es seguir a Dios.  

domingo, 7 de marzo de 2021

El buen gobernante


Por la importante tarea y la grave responsabilidad que recae sobre los gobernantes, se comprende que ya los clásicos señalaran las buenas cualidades que deben tener los que gobiernan. Por ejemplo Platón dejó escrito que los gobernantes deberían ser los que estén mejor dotados para ello, y vayan a servir al bien común y a la justicia. Incluso sugería que los que van a dedicarse a gobernar deberían ser educados para cumplir estrictamente su tarea. Como principios generales a tener en cuenta enseñaba que formar un buen gobernante exige además elegir a individuos que tengan un carácter noble y recto, educarlos en los principios de la virtud y la justicia enseñándoles a discernir el bien y el mal. Si a esto se une un don para conciliar opuestos, armonizar lo diverso, unir las voluntades, tendremos seres capaces de regir, con el auxilio de las leyes, una polis habitable y razonablemente feliz. 

Aristóteles opinaba que el hombre de Estado tiene que reunir tres cualidades: amor a las leyes, competencia en lo que atañe a su cargo y virtud y justicia adecuadas al régimen. Y en fin, Cicerón tenía muy claro que el gobernante debe poseer una integridad excepcional, lo que significa amor a la verdad −no mentir jamás−, rectitud de intención −buscar sinceramente el bien común y no sus propios intereses−, humildad para reconocer sus errores y aceptar las críticas, etc.

Estas cualidades no son algo simplemente conveniente sino necesarias para gobernar bien. Por eso, si el candidato −aunque haya sido elegido democráticamente− carece de ellas, si llega a gobernar lo hará mal; puede hacer un grave daño al país en aspectos fundamentales y arrastrar al desprestigio al partido que representa. Por eso es importante y lógico que el que aspira a desempeñar un puesto de alta responsabilidad no surja "de la nada", sino que haya demostrado ya su valía personal en otros ámbitos de cierto relieve, de igual modo que en una empresa privada sería inimaginable que fuera elegido para dirigirla quien no fuera ya conocido por su idoneidad y competencia.

Desde siempre, la Iglesia ha valorado en mucho la noble y difícil tarea de gobernar, por el gran servicio que debe ser para los gobernados y porque la legítima potestad humana tiene su último fundamento en Dios. Así, por ejemplo, leemos en la Constitución pastoral Gaudium et Spes, que la comunidad política y la autoridad pública se fundan en la naturaleza humana, y, por lo mismo, pertenecen al orden previsto por Dios, aun cuando la determinación del régimen político y la designación de los gobernantes se dejen a la libre designación de los ciudadanos. Por la responsabilidad de los gobernantes y para no desvirtuar la legitimidad del poder, es necesario que el ejercicio de la autoridad política, así en la comunidad en cuanto tal como en las instituciones representativas, debe realizarse siempre dentro de los límites del orden moral para procurar el bien común  (n. 74).

En las enseñanzas de los grandes maestros que hemos señalado encontramos las cualidades principales de todo buen gobernante. Apoyándonos en ellas podemos deducir algunos rasgos más, implícitos en ellas.

Además de la competencia, la integridad moral, el amor a la verdad, el respeto a las leyes y la humildad, el gobernante debe aceptar el cargo sabiendo que necesitará un gran espíritu de servicio y de amor a su país, para buscar siempre lo que más convenga al bien común, por encima de sus intereses personales.

El gobernante debe estar desprendido del poder, porque no debe buscar mantenerse el poder a toda costa sino servir. Y si no sirve, no sirve, no es útil. De aquí se deduce que al gobernante no le ha de importar tanto el juicio de los hombres como el juicio de Dios, al que tendrá que dar cuenta del desempeño de su misión, lo crea o no, como todos tendremos que hacerlo.

La tarea de gobernar es muy compleja y como es natural el que manda debe rodearse de colaboradores que deben tener, en un grado adecuado a sus responsabilidades, cualidades semejantes a las de su jefe.

El gobernante debe inspirar una gran confianza, lo que requiere competencia para desempeñar el cargo, dedicación seria a la misión encomendada, cumplir lo que dice, informar con objetividad y transparencia, reconocer con sencillez sus errores y admitir las críticas ponderadas. Si el pueblo advirtiera incompetencia, ocultamiento de información que el gobernante tiene obligación de comunicar, contradicción de criterios, falsedades comprobadas…, la confianza se convertiría en desconfianza, inseguridad, sospecha de intenciones ocultas…

Una muestra clara de buen gobierno es ser querido y admirado por los ciudadanos, incluso por lo que no le hayan votado; al menos estos reconocerán su valía y su ejemplaridad. Si un gobernante no es querido mayoritariamente por aquellos a los que gobierna, no habrá alcanzado una de las mayores satisfacciones del gobernante; y habría que revisar cómo ha cumplido su misión.


lunes, 1 de marzo de 2021

Biden: un católico irreconocible.

NUEVA YORK, 19 de febrero (C-Fam) 

Los partidarios LGBT vuelven a perder en la Comisión de la ONU 

By Stefano Gennarini, J.D.

Es cada vez más raro que las negociaciones de la ONU sobre temas sociales escapen de las controversias sobre el aborto y la homosexualidad. Este año, sin embargo, la Comisión de Desarrollo Social de la ONU logró mantenerse en silencio.

La comisión anual concluyó su trabajo esta semana, adoptando una resolución sobre tecnología, inclusión social y desarrollo económico. La resolución incluye varios llamamientos para que las políticas sociales sean “orientadas a la familia”, pero utilizó un lenguaje que podría interpretarse como “orientado a la familia” para incluir las relaciones homosexuales. La administración Biden no estaba contenta con esto.

“Lamentamos que no pudimos incluir un lenguaje más fuerte sobre las personas y las familias en toda su diversidad”, dijo el delegado que representa a Estados Unidos en la comisión. La “diversidad familiar” se utiliza para ampliar la definición de familia para incluir las relaciones homosexuales.

En sesiones pasadas de la Comisión, y tan recientemente como concluida la Asamblea General, la Unión Europea se quejó de la ausencia de “diversidad familiar” en las resoluciones de la ONU.

“Orientado a la familia” es el compromiso entre aquellos que quieren mencionar “la familia” y aquellos que quieren “diversidad familiar”. La UE siempre bloqueará “la familia” y los países conservadores siempre bloquearán la “diversidad familiar”. Sin embargo, los conservadores tienden a considerar “orientado a la familia” como una victoria, ya que la “diversidad” se considera una referencia directa a los homosexuales y otras parejas.

Otra ventaja es que la resolución también omitió cualquier referencia a la “salud sexual y reproductiva” que se utiliza para dirigir el apoyo político y financiero a los grupos pro-aborto. Aparece con frecuencia en los acuerdos de la ONU sobre la mujer y la salud. Ha aparecido solo una vez, hace dos años, en resoluciones de la Comisión de Desarrollo Social.

Es poco probable que la negociación relativamente tranquila sobre cuestiones sociales se repita en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer el próximo mes y en la Comisión de Población y Desarrollo en abril.

Una vez que las personas designadas por el presidente Biden en el Departamento de Estado y la Misión de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas estén en su lugar, se espera que hagan un fuerte impulso por el aborto bajo el disfraz de “salud reproductiva” y derechos LGBT. Biden firmó órdenes ejecutivas que instruyen al Departamento de Estado de EE.UU. y a otras agencias federales a trabajar en estos temas como esfuerzos prioritarios.

La nominada de Biden para ocupar el puesto de embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas es Linda Thomas-Greenfield, quien anteriormente dirigió la Oficina de Asuntos Africanos del Departamento de Estado de Estados Unidos bajo la administración de Obama. En ese cargo, supervisó el despliegue de la diplomacia estadounidense pro-LGBT en África.

Durante su audiencia de confirmación en el Senado el 27 de enero, Greenfield declaró su intención de promover el aborto. La senadora demócrata de New Hampshire Jeanne Shaheen le preguntó a Thomas-Greenfield si promovería el acceso a una “gama completa de servicios de salud sexual y reproductiva”. Los expertos en políticas internacionales entienden que el uso de “rango completo” en este contexto implica el aborto.

“Puedo comprometerme con usted a ser un líder en este tema. En Nueva York, es un tema que es personalmente una prioridad para mí y espero trabajar con usted para promover nuestros objetivos en esta área ”, respondió Thomas-Greenfield.

Los defensores de la vida se sintieron profundamente decepcionados de que ningún senador provida reaccionara contra esta promesa.

Nivel récord de infelicidad

 P or MARK GILMAN, The Epoch Times en español Según Gallup, el aislamiento es uno de los principales problemas que afectan la felicidad de l...