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martes, 30 de junio de 2009

Catalina está un poco embarazada



Por Enrique Monasterio

Enrique Monasterio además de colega en el ciberespacio con su blog Pensar por libre, es sacerdote y un periodista con gancho. Aparentemente su arma para acercarse a los lectores es el humor, la fina ironía; pero detrás hay mucha metralla. No me refiero a una munición camuflada y traicionera, como si fuera una carta bomba. Monasterio se sirve del humor para hacer pensar a sus lectores sobre cuestiones doctrinales, éticas de la la vida. Y ese tono optimista y sonriente le va muy bien. Prueba de ello son sus miles de lectores: los datos cantan.

Para muestra un botón. Les ofrecemos para su lectura un breve relato inspirado en una cuestión de calado que tiene en vilo a toda España estos momento: la ley del aborto y la administración de la píldora del día después. Algo con lo que aparentemente no parece se pueda hacer chistes. Sin embargo Enrique Monasterio sabe darle a su relato un tono dulce y crítico a la vez; no se anda con bobadas, haciendo burla soez con la ley que quiere sacar adelante el Gobierno. Detrás de todo hay un análisis maduro y ponderado sobre esta calamidad del aborto y las declaraciones que se están vertiendo en torno al nuevo proyecto de ley.


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Catalina está un poco embarazada, casi nada en realidad. Su embarazo es tan pequeñito que casi no es embarazo. En un embarazo a lápiz, en papel borrador, que se va como ha venido. Además tampoco lo sabe seguro, porque la cosa fue ayer mismo.

Catalina tiene 15 años y va a la farmacia con frecuencia. Antes compraba regaliz y clerasil para los granos. Hoy comprará un antiácido, que no necesita receta, porque la lógica ansiedad del evento le ha generado un poquito de hiperclorhidria, y pedirá también un antibiótico para el flemón. El flemón es casi tan pequeño como su embarazo, pero para ése sí que lleva una receta que le dio el dentista.

Luego pedirá la píldora “porsiacaso” —así la llama su amiga Loli—, que vale 20 euros (Loli no, la píldora). Loli vale mucho más, porque su padre tiene pasta por un tubo y ha comprado varias píldoras (su padre no, Loli) para no tener que ir a la farmacia después de estar con Manolo. Catalina supone que “porsiacaso” no es el nombre auténtico del medicamento, pero Nieves, que es una farmacéutica superguay, se lo aclarará.

Catalina está nerviosa pero contenta. Gracias a la nueva píldora será más libre cuando esté con su primo Borja. Además le han explicado en el cole que mientras el embrión no anide te lo puedes quitar, porque es como si no existiera. Y la anidación sólo ocurre unos días más tarde.

Cuando la profe lo dijo en clase, Richi, que es un bocazas medio tonto, contestó: “Eso es como decir que hasta que el niño no esté en la cuna no es niño y te lo puedes cepillar”. Catalina se mosqueó y dijo que “no es lo mismo Richi, qué bruto eres”; pero todos se rieron porque ya sabían lo de ella y Borja.

Catalina llega a la farmacia, pero como hay una vieja (lo menos tiene 40 años) comprando, pide primero el almax para la acidez y el augmentine que le ha recetado el dentista. La farmacéutica se lo trae todo y le pregunta: “¿quieres algo más, guapa?”.

Como la vieja no se acaba de ir, Catalina aprovecha para pesarse y comprobar que los tres helados que se tomó con los coleguis le han engordado casi medio kilo. Se va la vieja, y entonces dice: “ah, se me olvidaba. También quiero…, la píldora esa… pa después, ¿mentiendes…?

Nieves la mira de arriba a abajo y le pregunta si es para después de comer o para después de ponerse ciega de cocacola con güisqui. Catalina se mosquea y le dice que ya sabe ella de qué está hablando y que tiene derecho a la píldora comosellame. Entonces Nieves le responde que en su farmacia no se despachan abortivos aunque venga la ministra con una pistola; que a lo hecho pecho, y que se lo piensa decir a su padre (al de Nieves no, al de Catalina) para que se entere de lo que hace la niña.

Catalina se marcha con un mosqueo considerable y va en busca de otra farmacia alejada de su casa donde no la conozcan. Al fin la encuentra y le dan la famosa píldora. ¿Sólo una?, pregunta la niña. El boticario se le ríe a la cara y le dice que para qué quiere más. “¿Es que te dedicas a eso? ¿Eres una profesional?”

Catalina se ha tomado la píldora con un vaso de Coca-cola light. Ella habría preferido una copa de Baylis, que es dulce como un caramelo y, con un poco de hielo, te pones la mar de contenta, pero es que el alcohol no se lo venden ni con receta.

Por la noche piensa que ya puede estar tranquila; que la cosa no ha tenido importancia, porque además lo más probable es que no estuviera embarazada. Y si lo estaba era un embarazo muy pequeñito, y el embrión no había tenido tiempo de anidar. O sea que Nieves es una exagerada, pero no le dirá nada a papá. Y si se lo dice, que se lo diga. Porque ella tiene sus derechos, que se lo ha oído a una ministra muy mona que hay ahora.

Catalina se mete en la cama. Siempre ha rezado tres avemarías, pero hoy le da cosa y no reza nada.

Apaga la luz y se pone a llorar como cuando era muy pequeña y no podía dormir sola.

lunes, 15 de junio de 2009

Emergencias para padres

Por Remedios Felguera

Ante todo debo advertir a los lectores que no soy experta en temas educativos y que dar lecciones sobre la educación de los hijos me parece una osadía. Educar nunca ha sido fácil, todos los que tenemos alguna responsabilidad educativa –especialmente nosotros, los padres– somos conscientes de ello.

Pero, después de "alucinar" leyendo esta carta que están recibiendo los padres de una escuela pública de primaria de Cataluña no tengo más remedio que trasmitir mi preocupación por la educación de nuestros niños, más aun, por la educación de los padres de los niños y niñas de las nuevas generaciones.

Les traduzco:

Bienvenidas familias:

Os informamos que en el pasado Consell Escolar, celebrado el mes de junio del curso pasado, se debatió el tema de la coeducación. La propuesta del claustro de profesores de realizar la actividad de las duchas en vestuarios mixtos, en la clase de educación física, fue totalmente aceptada por los padres y madres.

Por lo tanto, este curso comenzaremos esta actividad respetando esta decisión del claustro de profesores y del Consell Escolar.

El objetivo es fomentar el respeto y la naturalidad en la aceptación del propio cuerpo y del de los otros sin poner barreras arquitectónicas que obliguen a hacerlo separando a los alumnos por sexos. Es una actividad que forma parte de la programación y entendemos que puede haber alguien que tenga sus dificultades y reservas. Debéis confiar que los profesores sabremos como tratar el tema para que ningún niño/a se sienta forzado. Sabemos que todos los cambios suponen un tiempo de adaptación.

Aprovechamos para recordar que es necesario venir con la ropa de deporte desde casa y traer una muda completa para cambiarse, unas chanclas de goma y un gorro de baño para la ducha, jabón no hace falta. También han de traer unas zapatillas de sport con las suelas bien limpias para no estropear el parquet del gimnasio. Consultar el horario para saber qué día hacen Educación Física.

Atentamente, el equipo directivo

¡Que son de los padres!

Sí, han leído bien. INCREIBLEMENTE REPUGNANTE, ¿no les parece?

No sólo porque esta medida se haya tomado desde el Consell Escolar sin consultar a TODOS los padres, ni tampoco porque me parezca un despropósito que eso forme parte de la "programación" escolar. A estas alturas, ya es evidente que diversas administraciones educativas pretenden idiotizar y manipular las mentes de nuestros hijos a través de esa bazofia ideológica que llaman Educación para la Ciudadanía.

Más bien me produce repugnancia esa manipulación porque demuestra falta de criterio acorde con la condición humana, por la indolencia, la corrupción de valores, la dejadez de funciones, de aquellos que somos, por naturaleza, los primeros e irrenunciables educadores de nuestros hijos, los padres. Y por lo tanto, somos nosotros los que tenemos la obligación de no claudicar en la educación de nuestros jóvenes y luchar para salvaguardar todo aquello que puede afectar en el comportamiento y actitudes de NUESTROS hijos, especialmente, en lo referente a la dimensión humana de la sexualidad, el relativismo moral, la ideología de género o la cultura de la muerte, entre otras muchas barbaridades. El futuro de la sociedad depende de ello.

Los padres no pueden claudicar

Entonces, ¿qué podemos hacer para ejercer nuestra responsabilidad educativa y no "crear" niños prostituidos, vulgares, indolentes, anárquicos, corruptos y desequilibrados?

A la vista de este panorama, estoy convencida de que la única solución se encuentra en volver a recuperar los auténticos valores morales que ensalcen la dignidad de la persona. Y esto supone una labor urgente, de la que, por lo menos los padres, no podemos evadirnos. Es más, es nuestra responsabilidad encontrar soluciones lo más inmediatas posibles para salvaguardar su intimidad como un mecanismo instintivo que les protege de todo tipo de peligros y corrupciones en materia sexual ya sean en el baño, la forma de vestir o la manera de hablar.

Y aunque pueda parecer políticamente incorrecto, a esta intimidad-instinto en la persona, y que además de otras muchas cosas nos diferencia de los animales, se le llama pudor.

Por lo tanto, como padres tenemos la obligación de educar en la intimidad y el pudor a los niños y adolescentes para despertar en ellos el respeto y el dominio de sí mismos. Precisamos evitar, con todos los medios disponibles, el descarado intervencionismo sobre los principios ideológicos, religiosos, morales y éticos que consideremos esenciales para la salud física y espiritual de lo más valioso que tenemos entre manos, nuestros hijos.

jueves, 4 de junio de 2009

ARANTZA QUIROGA

Por Juan Manuel de Prada

Los voceros del Mátrix progre han reaccionado como la niña del exorcista ante unas declaraciones de la nueva presidenta del parlamento vasco, Arantza Quiroga, en las que se atreve a formular sin ambages su defensa de la vida desde la concepción y su acuerdo con las declaraciones recientes del Papa que solicitaban una humanización de la sexualidad. Pero la frase de Arantza Quiroga que más pataletas ha causado en el Mátrix progre es aquella en la que, sin juzgar lo que cada quisque haga con su vida, afirma: «Yo nunca usaría el preservativo». Lo cual, considerando que Arantza Quiroga es una mujer casada, significa algo tan simple como que aboga por la fidelidad conyugal; pero algo tan simple como abogar por la fidelidad conyugal constituye, por lo que se ve, un pecado gravísimo en el Mátrix progre, que se ha apresurado a calificar a Arantza Quiroga de ultraconservadora, ultracatólica y no sé cuántas soplapolleces más.

Arantza Quiroga reclama que se respete su opción de vida, como ella respeta otras formas de vida, sin que se la moteje de friqui. Arantza Quiroga encarna una opción de vida que, en efecto, el Mátrix progre escarnece y denigra incansablemente, señalando a las personas que la practican como peligrosos subversivos. ¿Y por qué lo hace, si a fin de cuentas esa opción de vida constituye una elección personal que no anhela imponerse sobre otras? Por una sencilla razón: el Mátrix progre persigue la virtud, pues sabe bien que la virtud es una formidable coraza contra su dominio; pero a la vez que la persigue la envidia, porque, en su fuero íntimo, las personas sin valores codician los valores que no alcanzan, como la zorra de la fábula codicia el racimo de uvas. Pero como esos valores le resultan inalcanzables, el Mátrix progre empieza por desdeñarlos rencorosamente, como hace la zorra de la fábula, convenciéndose de que las uvas están agraces. Más tarde, el Mátrix progre odia esos valores, los odia con minuciosidad y encono, y finalmente trata de invertirlos, retratando caricaturescamente a las personas virtuosas como seres repelentes o hipócritas.

Una prueba de este proceso mental -ampliamente estudiado por la psicología-, que hunde sus raíces en el resentimiento más infame y cochambroso nos la ofrecía la semana pasada el gran estadista Pepiño Blanco, cuando afirmaba que las personas que encabezaban la manifestación contra el aborto son las mismas que luego abortan de tapadillo. Como el gran estadista Pepiño Blanco es incapaz de alcanzar el bien que movía a las personas que se manifestaban contra el aborto, necesita rencorosamente ensuciar ese bien, inalcanzable para él, e invertirlo, echando mano si es necesario de la infamia más burda y rastrera. Y una explicación psicológica semejante requiere la furiosa reacción del Mátrix progre ante las declaraciones de Arantza Quiroga. Nada consuela tanto al Mátrix progre como respirar una atmósfera donde la gente chapotea en los lodazales de la corrupción, convertida en piara; una atmósfera donde hasta las personas nobles se avergüenzan de su nobleza. Y nada le subleva tanto al Mátrix progre como una persona noble que desafía ese mandato de silencio, proclamando sin ambages su opción de vida.

Arantza Quiroga ha tenido valor para desafiar ese mandato de silencio. Y, para más inri, es inteligente, desenvuelta y hermosa: no concuerda con ese arquetipo de friqui lerdo, reprimido y más feo que Picio que el Mátrix progre ha impuesto caricaturescamente para caracterizar a las personas nobles. Auguro que Arantza Quiroga será perseguida con minuciosidad y encono por el Mátrix progre; pero también auguro que se convertirá en un espejo gozoso para muchas personas huérfanas de un modelo de nobleza. Zorionak, Arantza!

¿Qué le pasa a la ONU?

   Por    Stefano Gennarini, J.D       La ONU pierde credibilidad con cada informe que publica. Esta vez, la oficina de derechos humanos de ...