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jueves, 26 de marzo de 2020

Tiempo femenino y tiempo masculino.

Breve texto de la socióloga y antropóloga italiana Mariolina Ceriotti, en su obra "Erótica y materna" sobre la mujer

El sueño que he recogido tiene otro elemento significativo y muy característico de nuestros días: es un sueño agobiado, que presenta a una mujer corriendo contra el tiempo. En efecto, la mayoría de mujeres vive hoy el tiempo como un enemigo, contra el que luchar a diario para intentar «cuadrarlo todo»: la familia, el marido, los hijos, el trabajo, los abuelos, y tal vez algo de cuidado de sí misma... El tiempo del «hacer», en el que ya nos encontramos todas inmersas, es un tiempo masculino, que se nos queda pequeño: tampoco en la percepción del tiempo somos iguales, varones y mujeres. El tiempo masculino es el tiempo del reloj, que es objetivo y solo corre hacia adelante, hacia un objetivo o una meta. El tiempo femenino, en cambio, es un tiempo circular, rítmico, que pide flexibilidad porque está relacionado con muchas variables subjetivas y relacionales.”

sábado, 21 de marzo de 2020

Mensaje de confianza

Educación para la intolerancia



Normalmente se piensa que las personas con mayor nivel educativo tienden a ser más liberales y tolerantes. Sin embargo, la experiencia está indicando que cuando se trata de las ideas políticas, los más educados son los más intolerantes y elitistas. Así lo expone Philip Hammon, profesor de Media & Communications de la London South Bank University, en un artículo publicado en la revista Areo que recoge conclusiones de estudios recientes.
En una investigación de 2017 a cargo de P.J. Henry y Jaime L. Napier, se reconoce que hay una relación entre nivel de educación y “actitudes más tolerantes hacia minorías étnicas, minorías sexuales e inmigrantes”; pero la tolerancia no se extiende hacia “grupos políticos opuestos”. “Por el contrario, la educación hace a la gente menos tolerante, y cuanto más alto es el nivel de educación, más se nota este efecto”.
No solo se advierten posturas políticas más rígidas en los más educados, sino también una actitud desdeñosa con los menos educados que piensan de otro modo. “Recientes encuestas después del Brexit indican que los tres grandes temas en los que es más difícil respetar a alguien con una postura contraria son el cambio climático, el matrimonio gay y la inmigración. (…) Los contrarios al Brexit tienden a considerar que estar en contra de estos temas es inaceptable. El discrepante tiende a ser tachado de negacionista, homófobo y racista”.
Una consecuencia de la intolerancia política de los más educados es que, contra lo que suele creerse sobre el papel de la educación superior, las universidades se están convirtiendo en instituciones donde es más difícil mantener un debate abierto. Aquí Hammond recuerda numerosos casos recientes en que un profesor o un intelectual invitado han sido rechazados por mantener ideas que los transexuales consideran inaceptables, por ser incluidos en listas negras hechas por los activistas del cambio climático o por no someterse a las presiones de estudiantes que denuncian un “sesgo racista” en el curriculum. Muchas veces se crea así “una atmósfera de sospecha y denuncia en nombre de la diversidad”.
“Más allá de algunos casos que son noticia, se crea una sutil y cotidiana vigilancia sobre la vida intelectual. Términos como ‘inapropiado’ y ‘problemático’ se usan de modo rutinario para marcar los límites de una opinión aceptable, con lo que los debates se clausuran o se resuelven de antemano. Si esto falla, los puntos de vista potencialmente desagradables pueden ser etiquetados como dañinos. Este es ahora un modo totalmente aceptado de mantener –o más bien, de evitar– el debate en ambientes académicos y profesionales, y se emplea de modo habitual no porque haya frecuentes discrepancias respecto a las opiniones convencionales, sino como un modo de mostrar la propia rectitud y superioridad”.

Calcular el riesgo del coronavirus



Fuente: New York Times

Ante el coronavirus, las autoridades intentan establecer medidas que lo frenen sin dificultar en exceso la vida de la gente y la actividad económica. Para acertar, necesitan calcular el riesgo que supone la pandemia. Pero eso no es nada fácil en estos momentos, explica Adam Kucharski, un matemático que se dedica precisamente a eso.
Kucharski trabaja en la London School of Hygiene & Tropical Medicine y es autor del libro The Rules of Contagion. James Gorman lo ha entrevistado para el New York Times.
En primer lugar, el riesgo de muerte por coronavirus, como advirtió antes otro matemático, aún no se puede determinar. Haría falta, señala Kucharski, tener datos de una muestra muy grande de personas infectadas que hubieran completado el curso de la enfermedad. Entonces obtendríamos la tasa de mortalidad dividiendo el número de fallecidos por el total de casos (fallecidos más curados).
Lo que no sirve, y más bien confunde al público, es dar el cociente entre muertos y casos contados hasta cierta fecha. Con ese método, al principio de la epidemia se obtuvo, con los datos de China, una tasa de mortalidad del 2%. Pero con los datos más recientes del mismo país, ahora sale un 4%. No ha habido un aumento de la peligrosidad del virus, sino “una ilusión estadística”, dice Kucharski.
Con los datos disponibles, Kucharski estima que la mortalidad por coronavirus está entre el 0,5% y el 2% de las personas con síntomas.
Los mayores, primero
En segundo lugar, para fijar bien las medidas de precaución necesarias hay que estimar el riesgo de propagación del virus. Lo que, aclara Kucharski, depende de cuatro factores: duración, oportunidad, probabilidad de transmisión y susceptibilidad.
La duración es el tiempo en que una persona infectada puede contagiar a otras. El riesgo es mayor cuanto más largo sea ese periodo. Para el coronavirus se estima una duración de una a dos semanas. De ahí que se recomiende una cuarentena de quince días a quienes hayan tenido contacto con una persona infectada.
La oportunidad mide el número de personas que entran contacto con alguien infectado durante el tiempo en que puede contagiar. La probabilidad de transmisión es la de que el virus se ponga en circulación en un contacto, y la susceptibilidad, la de que alguien lo contraiga en una interacción.
El producto de esos factores da el índice de propagación. Si en una población es mayor que 1, cada infectado contagia al menos a una persona y el virus se extiende; si el índice es menor que 1, la infección remite.
El índice de propagación se baja reduciendo sus componentes. Lo más fácil sería disminuir la susceptibilidad con una vacuna. A falta de ella, hay que tomar otras precauciones. Con vistas a reducir la oportunidad, hay que saber que el coronavirus se transmite sobre todo en el contacto estrecho, por lo que evitar aglomeraciones ayuda a contener la epidemia. También sirven las medidas de higiene (lavarse las manos, no tocarse la cara…).
Teniendo en cuenta todo eso, interesa concentrar las medidas de prevención en los puntos críticos. Es importante, dice Kucharski, observar “no solo la rapidez de la transmisión, sino dónde se da la transmisión”, para reducir la oportunidad ante todo en esos ámbitos. Otra prioridad son las personas mayores, que son mucho más vulnerables. Kucharski anota que la mortalidad general por coronavirus, alrededor del 1%, está muy desigualmente distribuida por edades. Para los más jóvenes, probablemente está en el 0,1%; pero entre los de 70 años o más puede pasar del 5%. Por eso, cuando se piensa cómo reducir la oportunidad, primero hay que preguntarse: “¿Cómo detenemos la transmisión a esos grupos en los que los efectos pueden ser realmente graves?”.

martes, 17 de marzo de 2020

San Juan Pablo II, Encíclica Evangelium vitae, n.73: La conciencia y la política


En el caso pues de una ley intrínsecamente injusta, como es la que admite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito someterse a ella, « ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto ».

Un problema concreto de conciencia podría darse en los casos en que un voto parlamentario resultase determinante para favorecer una ley más restrictiva, es decir, dirigida a restringir el número de abortos autorizados, como alternativa a otra ley más permisiva ya en vigor o en fase de votación. No son raros semejantes casos. En efecto, se constata el dato de que mientras en algunas partes del mundo continúan las campañas para la introducción de leyes a favor del aborto, apoyadas no pocas veces por poderosos organismos internacionales, en otras Naciones —particularmente aquéllas que han tenido ya la experiencia amarga de tales legislaciones permisivas— van apareciendo señales de revisión. 

En el caso expuesto, cuando no sea posible evitar o abrogar completamente una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública. En efecto, obrando de este modo no se presta una colaboración ilícita a una ley injusta; antes bien se realiza un intento legítimo y obligado de limitar sus aspectos inicuos.

domingo, 15 de marzo de 2020

Presidente Trump declara un Día Nacional de Oración ante coronavirus


Aciprensa
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró como Día Nacional de Oración el domingo 15 de marzo, en medio del avance en el país del coronavirus o COVID19.
“Es mi gran honor declarar el domingo 15 de marzo como Día Nacional de Oración. Somos un país que, en toda nuestra historia, ha mirado a Dios para pedir protección y fortaleza en tiempos como estos”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter el 13 de marzo.
“Sin importar donde estés, te aliento a ponerte en oración en un acto de fe. Juntos, fácilmente prevaleceremos”, agregó Trump.
It is my great honor to declare Sunday, March 15th as a National Day of Prayer. We are a Country that, throughout our history, has looked to God for protection and strength in times like these....
133K people are talking about this
“Para lanzar toda la fuerza del gobierno federal en este esfuerzo hoy, oficialmente declaro la emergencia nacional”, dijo el presidente en conferencia de prensa en la Casa Blanca.
El mandatario también precisó que “no se escatimará ningún esfuerzo” en la lucha contra la enfermedad.
Con la declaración de emergencia, el gobierno de Trump destina unos 50 mil millones de dólares en fondos para hacer frente al coronavirus.
Además de las diversas medidas que se tomarán en hospitales y centros de salud, Trump explicó que Google, el gigante de Internet, creará un sitio web que ayudará a las personas a decidir si deben hacerse el test para saber si tienen el coronavirus y cómo pueden adquirir la prueba.

Trump explicó además que el lunes 16 de marzo ya se tendrán disponibles medio millón de estas pruebas. A fin de mes serán en total 5 millones de tests los que estarán a disposición de los estadounidenses.

sábado, 14 de marzo de 2020

Por una ecología más humana







Fernando Pascual

        “La defensa del ambiente es una exigencia casi universal. Ante la contaminación del aire o de los ríos, ante la desaparición de especies de animales y plantas, ante las amenazas de cambios climáticos ocasionados por el hombre, hace falta una mobilización general para conseguir un mundo más sano, más respetado, más hermoso.
        Pero existe en no pocos ecologismos un grave peligro: la falta de fundamentos, o, peor aún, el aceptar fundamentos erróneos e inhumanos.
        Un ecologismo carece de fundamentos, por ejemplo, si se basa simplemente en el gusto de algunas élites o de las masas. Defender a las ballenas o a las focas, a las tortugas o a los tigres, a las mariposas monarca o a los papagallos, puede ser señal de un cariño hacia animales, basado simplemente en eso: nos gusta tener, en el presente, y garantizar para el futuro, la compañía de algunos seres vivos que embellecen nuestro planeta. Nos gusta... y nada más, como si el gusto fuese suficiente.
        El gusto, sin embargo, cambia con los hombres y con los tiempos. Hace siglos el lobo era visto con desprecio, mientras hoy podemos encontrar a ecologistas dispuestos a grandes sacrificios por defender la vida de este inquieto animal. Hace falta, por lo mismo, encontrar motivos profundos de nuestras opciones, una causa que justifique seriamente la acción en favor de la biodiversidad de nuestros continentes y de nuestros mares.
        En la búsqueda de un fundamento más serio, más verdadero, descubrimos una corriente no siempre bien percibida que desea defender la vida, cualquier vida, por considerar al planeta tierra como si fuese una especie de macroestructura con derechos tan fuertes que a esos derechos deberían someterse también los seres humanos. En esta visión, que puede llegar a extremos de tipo panteísta o, incluso, antihumanista, no han faltado voces que consideran a la especie humana como uno de los animales más peligrosos, incluso más despreciables, que haya existido jamás y que merecería, por lo mismo, ser controlado y reducido drásticamente.
        Es triste haber escuchado en un pasado no muy lejano, por ejemplo, que el virus del sida no es un problema, sino una solución, por ayudar al ecosistema tierra a eliminar un numeroso “excedente” de seres humanos...
        Este tipo de visiones necesitan ser superadas con una reflexión más profunda: ¿por qué es un bien conservar ciertos equilibrios ecológicos y defender la riqueza de la vida terráquea? Una primera respuesta consiste precisamente en evidenciar la centralidad que el hombre ocupa en el proceso evolutivo, y en su papel de “responsable” del mundo en el que desarrolla la propia existencia.
        La especie humana, gracias a su racionalidad, ha elaborado visiones éticas que le permiten no sólo distinguir entre lo bueno y lo malo, sino también orientar las propias decisiones hacia la búsqueda del bien. Esas visiones éticas suponen aceptar que el hombre es un ser especial, dotado de inteligencia y de voluntad, y, por lo tanto, responsable de todas y cada una de sus decisiones.
        Esta responsabilidad nos distingue radicalmente de los animales. Nadie, al menos por ahora, llevaría a la cárcel a un león por eliminar al cachorro de un herbívoro en peligro de extinción. Pero sí aceptamos la condena a la cárcel de aquellos cazadores furtivos que disfrutan al matar animales “preciosos” y protegidos por leyes nacionales o internacionales.
        La superioridad del hombre se convierte, por lo tanto, en un presupuesto básico de cualquier sana visión sobre la ecología. A su lado, surge otro presupuesto: el hombre superior, por su condición ética, debe abrirse a la responsabilidad no sólo respecto de los demás seres humanos, sino también frente al patrimonio biológico y ambiental de nuestro planeta. Pero siempre en una sana jerarquía: lo primero es la defensa de los derechos inherentes a todo ser humano, desde su concepción hasta su muerte. Lo segundo, la salvaguardia, en función precisamente de la defensa del hombre, del ambiente.
        Lo explicaba bellamente Juan Pablo II en la encíclica “Centesimus annus” (1991). El Papa señalaba: “Es asimismo preocupante, junto con el problema del consumismo y estrictamente vinculado con él, la cuestión ecológica. El hombre, impulsado por el deseo de tener y gozar, más que de ser y de crecer, consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su misma vida. En la raíz de la insensata destrucción del ambiente natural hay un error antropológico, por desgracia muy difundido en nuestro tiempo” (n. 37).
        Pero en seguida añadía: “Además de la destrucción irracional del ambiente natural hay que recordar aquí la más grave aún del ambiente humano, al que, sin embargo, se está lejos de prestar la necesaria atención. Mientras nos preocupamos justamente, aunque mucho menos de lo necesario, de preservar los «hábitat» naturales de las diversas especies animales amenazadas de extinción, porque nos damos cuenta de que cada una de ellas aporta su propia contribución al equilibrio general de la tierra, nos esforzamos muy poco por salvaguardar las condiciones morales de una auténtica «ecología humana»” (n. 38).
        La ecología necesita una buena sanación, hacerse más humana. Desde una base antropológica bien fundada será capaz de servir, realmente, al bien de la humanidad a través de la búsqueda de la defensa del ambiente y de la biodiversidad. Luego será posible ir todavía más a fondo y reconocer, según una visión propia de la espiritualidad cristiana, que detrás de los hombres y de los vivientes se esconde un maravilloso designio de Amor, un querer de Dios que nos ha ofrecido, para esta breve etapa temporal, un mundo frágil y bello.
        Nos toca administrarlo con prudencia y justicia, nos toca conservarlo para las generaciones futuras con un corazón justo, deseoso de condividir experiencias estupendas que podemos compartir con los animales y plantas que nos acompañan en nuestro breve y hermoso peregrinar terreno.

Una joven con síndrome de Down reta al gobierno británico por la ley del aborto


Ser un bebé con síndrome de Down y estar todavía en el vientre materno puede ser muy mal asunto en el Reino Unido: la Abortion Act, de 1967, estipula que en Inglaterra, Gales y Escocia se puede ejecutar un aborto cuando “existe un riesgo sustancial de que, si el hijo nace, puede sufrir anomalías físicas o mentales que lo discapaciten gravemente” (art.1.1.d).
No pocos ven en esto un signo de discriminación: si los progenitores tienen el “derecho” de abortar a sus hijos no nacidos hasta las 24 semanas en caso de que no presenten enfermedades o malformaciones prenatales, a quienes sí vienen con alguna –que puede ser el labio leporino, el pie zambo o el mencionado síndrome– se les puede abortar a libre demanda, sin plazos.
Según la web de la campaña Don’t Screen Us Out –que se opone a los tests prenatales para detectar si el bebé tiene síndrome de Down–, solo en 2018 hubo 3.269 abortos selectivos por razón de discapacidad del niño. De estos, 618 fueron casos de dicho síndrome. Si se conoce que, diez años antes, se efectuaron 436 abortos por esta causa, se concluirá que la ley ha servido para arrinconar cada vez más a este colectivo y al de quienes padecen otras discapacidades.
Pero algunos han decidido plantar batalla. Una joven con síndrome de Down, Heidi Crowter, y Cheryl Bilsborrow, madre de un niño de dos años con esta condición, están preparando una demanda contra el gobierno británico para exigirle que cambie la ley. Heidi cuestiona el sesgo discriminatorio de la norma actual: “A mí me incluyen en la definición de ‘gravemente discapacitada’, solo porque tengo un cromosoma extra. Lo que me están diciendo es que mi vida no tiene el mismo valor que las otras, y no creo que estén en lo correcto. Es una discriminación rampante”.
La ley británica permite el aborto sin límite temporal de los bebés no nacidos que presentan algún tipo de discapacidad
No es solo su parecer. La Comisión de Igualdad y Derechos Humanosbritánica ha expresado que ese aspecto de la ley es “ofensivo para muchas personas”, “refuerza los estereotipos negativos sobre la discapacidad”, y deja en letra muerta la igualdad. Y la mayoría de la gente de a pie sintoniza: en 2017, un sondeo de ComRes reveló que dos de cada tres personas aprueba prohibir el aborto selectivo tanto por raza y sexo como por discapacidad.
Quizás por esas simpatías, a Heidi y a Cheryl les ha sido relativamente sencillo colectar el dinero necesario para llevar adelante su demanda. “Vivimos –dice una portavoz de Don’t Screen Us Out– en una sociedad que proclama su deseo de empoderar a aquellos que tienen discapacidades, y que con independencia de tus condiciones, mereces una oportunidad justa y equitativa en la vida. Creemos que nuestras leyes tienen que reflejar esta narrativa”.
Que se igualen los tiempos límite
Con el proceso ya en sus inicios, Heidi, quien reside en la localidad inglesa de Coventry, ha accedido a responder a algunas preguntas de Aceprensa. Su caso ha concitado nuestra atención y la de otros medios, porque no ocurre todos los días que un ciudadano se levante, en un Estado de derecho, para recordarle a ese mismo Estado que se ha olvidado de las prerrogativas –particularmente la del derecho a la vida– de parte de sus ciudadanos:
— Ya has aparecido en los diarios y en la tele británica. Cuéntanos más sobre ti.
 Pues tengo 24 años y vivo sola, aunque cuento con apoyo externo durante unas pocas horas a la semana. Trabajo cuatro horas a la semana en una peluquería para niños, y hago voluntariado con grupos de menores en mi iglesia. Tengo montones de amigos de todas las edades, y disfruto mucho salir con ellos a comer, al cine y al teatro. Además, me voy a casar con un hombre maravilloso, James, también con síndrome de Down.
— Y has llevado a juicio al gobierno…
— La demanda que he presentado es sencilla: los bebés sin síndrome de Down pueden ser abortados hasta las 24 semanas de gestación, pero los que tienen el síndrome pueden serlo hasta el momento mismo del nacimiento. Como mujer con tal condición, esto me irrita; lo encuentro profundamente ofensivo. Mi vida tiene tanto valor como la de cualquier otra persona.
Yo soy miembro de la sociedad en igualdad de condiciones que el resto. ¿Por qué va a ser diferente para un bebé en el vientre materno? Quiero que el gobierno cambie la ley, y que haya igualdad en los tiempos límite del aborto.
— ¿Has podido conversar ya sobre esto con algunos políticos?
— Sí, he hablado con varios, y con los medios. Me encanta hablar por aquellos que no tienen voz. La reacción del gobierno hasta ahora ha sido decir que el aborto es una decisión personal de los padres, pero no es de eso de lo que trata mi caso. Mi demanda va contra la discriminación en los diferentes límites temporales del aborto para los bebés que tienen síndrome de Down y quienes no lo tienen.
— ¿Y cómo ha sido acogida la demanda por parte de la gente?
— La reacción de muchos ha sido quedar atónitos al enterarse de lo que dice la ley, y han manifestado su acuerdo conmigo en que esto es una discriminación palmaria. Ya han donado más de 20.000 libras para ayudar a pagar el costo de la demanda, lo que muestra lo importante que es el tema para el público británico.
Y mientras, en Irlanda del Norte…
Además de apoyar la causa de Heidi y Cheryl para una modificación de los tiempos del aborto, Don’t Screen Us Out ha visto abrirse otro frente en Irlanda del Norte: ahora que se ha dado luz verde al procedimiento en esa provincia y se define un marco regulatorio, Downing Street nº 10 pretende reproducir allí la misma ausencia de límites que en el resto del reino. La ley debe quedar lista el 31 de marzo.
Hasta el momento, señala el conservador Lord Shinkwin –afectado por una enfermedad genética denominada osteogénesis imperfecta–, el Ulster ha sido “el lugar más seguro en el Reino Unido para ser diagnosticado con una discapacidad”, habida cuenta de que en 2016, de 53 casos de bebés norirlandeses con Down, solo uno resultó abortado, y esto en Inglaterra. Pero tanto en este último país, como en Gales y Escocia, el 90% de los no nacidos con este síndrome condición son víctimas del aborto.
A la vista de lo anterior, 1.875 personas con esta condición han enviado una carta al primer ministro Boris Johnson para pedirle que no se introduzca el aborto selectivo en Irlanda del Norte, y que se comprometa a añadir “una sencilla provisión” a la nueva norma, que prohíba explícitamente el procedimiento en caso de detección del mencionado síndrome en el no nacido.
Con la excepción del Ulster, en el resto del Reino Unido el 90% de los no nacidos con síndrome de Down son abortados
“Si su gobierno no asegura la puesta en vigor de esa provisión (…), Ud. será directamente responsable de introducir una ley profundamente discriminatoria en Irlanda del Norte (…), algo que parece arcaico en una cultura que abraza nuestras diferencias y ya no trata a las personas con discapacidad como ciudadanos de segunda. Por favor, haga lo correcto”, concluye la misiva.

miércoles, 11 de marzo de 2020

“Indistraíbles”: Cómo fortalecer la atención en la práctica

Montse Doval Avendaño, Aceprensa

Estos son algunos consejos extraídos del libro Indistractable, de Nir Eyal.
Cuando nos tienta la distracción, no debemos atacarla de frente: eso puede hacer que fijemos la atención en ella y empecemos a obsesionarnos aún más con lo que nos apetece hacer. Más bien, hay que identificar qué emoción desató el deseo y observarla –según la recomendación del monje budista– como quien mira a sus ovejas (o sus cabras): con curiosidad y a distancia, sin enfado. Después hemos de anotar esa emoción (enfado, celos, aburrimiento, soledad, etc.) y la distracción que nos tienta. Así, uno puede acabar sabiendo que cuando me siento solo, tiendo a ir a la nevera a buscar comida.
Los valores deben organizar mi tiempo. La planificación del día tiene que ir precedida de una reflexión sobre qué es más o menos importante para cumplir mis valores, o acabaré en el desequilibrio. Por ejemplo, no tiene sentido pensar que aprovechar el tiempo significa trabajar sin límite o volcar toda la atención en los hijos. A algunas personas les ocurre, por el contrario, que otro (el jefe, la familia, un cliente, el primero que aparece o el móvil) decide en qué emplean sus días.
Para organizar el día, Eyal no recomienda las listas de tareas o los horarios cerrados, sino el timeboxing: cajas de tiempo dedicado a actividades amplias (trabajo, descanso, familia, deporte, etc.) que reflejan mis valores. ¿Cuánto tiempo a la semana sería congruente con mis valores dedicar al trabajo? Y así con el resto de los ámbitos. Es una forma más franca de contemplar el tiempo, aunque probablemente no sirva para todos los temperamentos.
En esas cajas de tiempo, lo esencial es evitar la multitarea. No nos engañemos con esto: el coste de cambiar de tarea o de hacer dos cosas a la vez (no, las mujeres tampoco podemos) es perder mucho más tiempo y cometer más errores.
Eyal recomienda el timeboxing: cajas de tiempo dedicado a actividades amplias que reflejan mis valores
También hay que estar especialmente alerta en los momentos de transición de una actividad a otra, porque en esos instantes es más fácil distraerse pensando que unos minutos dedicados a ver las redes sociales están justificados. 
Ahora bien, debemos revisar periódicamente los bloques temporales que nos hemos fijado, porque necesitarán reajustes.
Tiempo para los otros
Un apunte especialmente interesante es que hay que sacar tiempo para las personas a las que queremos: no pueden simplemente quedarse con las sobras. Eyal dice que ahí se deben incluir las actividades del cuidado del hogar que, al final, es cuidado de las personas con las que vivimos. Este tipo de actividades deberían programarse semanalmente.
Como Eyal es marido y padre, hace una observación pertinente sobre la ceguera hacia las labores domésticas. Gran parte de los hombres no han entrenado su atención en fijarse en la cantidad de tareas que hay que realizar en un hogar. No deben esperar a que nadie se lo pida; deberían fijarse y hacerse cargo. 
En ese tiempo para los demás también hay que incluir a los amigos. Según Eyal, privarse de amigos íntimos es garantía de desequilibrio vital. La cuestión no está en el número de amigos, sino en la calidad de esas relaciones, que depende de tres factores: alguien con quien hablar, alguien de quien fiarse, alguien con quien disfrutar.
Hay que informar a la gente involucrada en nuestra planificación: compañeros de trabajo, jefes, familia, amigos. Si no lo hacemos, quizá nuestro compañero de trabajo piense que puede interrumpirme porque estoy distraído, cuando en realidad, aunque estoy mirando al infinito, es el momento en que intento concentrarme para reflexionar.
Domar el móvil
Según Adam Marchick, CEO de la compañía de marketing Kahuna, el 85% de los usuarios no personalizan las notificaciones de sus móviles: dejan que las apps decidan por ellos cuándo interrumpirles. Eso es dejar el control en manos de quien adora interrumpirnos. En el iPhone es bastante fácil activar la regla general “No molestar” en determinadas situaciones para evitar las notificaciones. No obstante, es conveniente repasar qué aplicaciones tenemos autorizadas para notificarnos y decidir cuáles son realmente urgentes.
Hay que sacar tiempo para los familiares y los amigos: no pueden quedarse solo con las sobras
El sonido es lo más disruptivo. En la inmensa mayoría de las situaciones, tener el móvil silenciado es una magnífica idea, por nosotros y por los demás.
Otro bloque del libro está dedicado a las reuniones en el trabajo. Para Eyal, en la mayoría de los casos son una pérdida de tiempo. Las reuniones no son el lugar para hacer tormenta de ideas, según Eyal. Eso se debe reservar para, como máximo, dos personas. Él exige dos requisitos para ir a una reunión: una agenda muy concreta sobre lo que se va a discutir y una propuesta de solución no más amplia que una carilla.
En las reuniones no admite pantallas: papel, bolígrafo y, si acaso, post-it. Las pantallas en las reuniones son escapismo psicológico, advierte: una ventana para salir de la reunión y estar en otra parte. 

sábado, 7 de marzo de 2020

El atractivo de una Miss con estilo propio

Leonie Charlotte von Hase (© Stephan Glathe)
Würzburg. – Según el autor de bestsellers norteamericano John Eldredge, la “parte más sensible” de una mujer es su belleza. Quizá en ningún otro punto de su ser sea una mujer tan vulnerable como cuando se plantea la cuestión de su propia belleza. Tal vez, sin embargo, no haya ningún otro punto en su ser que tenga tanta fuerza. Pero ¿qué hace hermosa a una mujer, a una persona?
“Para mí, la belleza es exclusivamente carácter y personalidad; todo lo demás es mera estética”, dice Leonie Charlotte von Hase. El 15 de febrero, esta mujer de 35 años fue elegida oficialmente como la mujer más hermosa de Alemania. De sonrisa radiante, es la ganadora de mayor edad en la historia de los concursos de Miss Alemania… y la primera mujer que consigue este título siendo madre.
Su elección como Miss Alemania 2020 no solo fue merecida, sino que también muestra la reorientación consciente que ha experimentado el concurso nacional de belleza. Desde 2019, el concurso desea presentarse “más abierto, interactivo y multimedia que nunca”. Quién sea coronada como la ganadora lo decidirá no tanto una “belleza superficial”, sino la autenticidad y el carácter.
Leonie von Hase es, efectivamente, una mujer con perfil propio. Nació en Namibia de padres germano-africanos y creció con tres hermanas mayores en una granja. “Mi infancia fue purista; no está marcada por la influencia de los medios”, recuerda. “No tenía ningún ideal de belleza, excepto mi madre”. El amor de Von Hase por la naturaleza se ha mantenido también en la gran ciudad. En Ciudad del Cabo estudió Artes Dramáticas, Filología Inglesa y Ciencias de la Comunicación; más tarde vivió en Londres, Stuttgart, Berlín, Atenas, Milán y otras ciudades. “Una vida en estrecho contacto con la naturaleza forma parte de mi armonía personal”, explica. “Y por eso afirmo que cualquier persona que pasa tiempo en la naturaleza irradia más equilibrio”.
Algo más que medidas ideales
Para Von Hase, lo decisivo es la autenticidad, no la adaptación a las ideas difundidas por los medios. “En general, me parece difícil orientarse por los ideales sociales de belleza”. Los medios de comunicación y la industria cosmética transmiten constantemente a las mujeres, ya sea subliminal o abiertamente, que están en el “abismo de su belleza” y que tienen que hacer esto o aquello para mejorar su apariencia. ¿Pero no es esta una idea que también impulsan los concursos de belleza? “Pienso que cada mujer puede y debe decidir por sí misma si puede encontrar un beneficio al participar en un concurso de belleza”, dice Von Hase. Especialmente en los países del Tercer Mundo, una victoria podría ser un trampolín para las jóvenes y sus familias. “Sin embargo, no me presenté a Miss Alemania porque quisiera ganar un concurso de belleza, sino porque el concurso ya no solo trata de belleza, sino de mucho más”.
Tal vez este “mucho más” ha acercado el concurso de Miss Alemania a la esencia misma de la belleza. Después de todo, la belleza es “mucho más” o quizás algo completamente distinto a las medidas ideales del cuerpo y los buenos cosméticos. “Una persona puede tener un rostro maravillosamente simétrico, pero si no irradia simpatía, no es bello”, afirma Von Hase. Es decir, que el núcleo de la belleza de una persona se encuentra por debajo de la superficie de sus rasgos faciales. La belleza parece ser sobre todo un asunto del corazón. “La verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma”, escribe Audrey Hepburn. “Es el cuidado que da con amor, la pasión que muestra”.
La belleza es menos una cuestión de apariencia que una expresión de toda la persona
¿Es la belleza el resultado del amor de una persona? Eldredge también ve la cuestión de la propia belleza estrechamente ligada al amor. “¿Soy adorable?” es la “pregunta del corazón” que se hace una muchacha. Tal vez una mujer solo pueda irradiar la verdadera belleza si ha encontrado una respuesta a esta pregunta en la conciencia segura de ser amada y en la transmisión de este amor. Dice Hepburn: “La belleza de una mujer debe verse desde sus ojos, porque es la puerta de su corazón, el lugar donde reside el amor”.
“El estilo siempre es único”
También Leonie von Hase presta atención a los ojos cuando se encuentra con una persona… y después a los zapatos. En su plataforma online The Leonie Store ofrece ropa y productos vintage. Von Hase ve la ropa sobre todo como “expresión creativa”. “No me interesa seguir las tendencias de la moda o los ideales de belleza predeterminados”, dice. “Eso es exactamente lo que me gusta tanto del vintage. Todo es único; el estilo siempre es único”. Las mujeres alemanas podrían ser un poco más audaces, piensa, y asumir más “riesgos estilísticos”. “A cambio, tienen un muy buen gusto por la apariencia clásica y elegante”.
Sin embargo, no está segura de que la belleza sea básicamente un tema típico de las mujeres como, por ejemplo, subraya Eldredge. “Creo que las mujeres se han visto reducidas a ese tema durante demasiado tiempo”.  No obstante, von Hase considera que “el sentido de la belleza y la estética” es una “cualidad femenina”, ya sea “por prestar atención a un hermoso ramo de flores o al diseño de la propia casa”. En su opinión, convertirse en madre es también formativo para la percepción del propio entorno: Von Hase tiene un hijo pequeño. “Con la experiencia de ser madre me he vuelto muy sensible y me siento rápidamente tocada por la belleza de la naturaleza, por los momentos conmovedores con mi hijo, pero también por cuestiones sociales que influirán en el futuro de mi hijo”.
Como el concurso de Miss Alemania de este año deja particularmente claro, la belleza es menos una cuestión de apariencia que una expresión de toda la persona. La belleza vive de la historia, de las experiencias, de la actitud de una persona, viene del corazón. Quizá precisamente por esto sea tan decisiva la autenticidad que Von Hase deseaba en su declaración sobre el concurso de Miss Alemania.

Nivel récord de infelicidad

 P or MARK GILMAN, The Epoch Times en español Según Gallup, el aislamiento es uno de los principales problemas que afectan la felicidad de l...