Situación actual de la relación varón-mujer, especialmente en la adolescencia, con algunas propuestas educativas.
Por Fernando Hurtado
SUPUESTAS
MUTACIONES ANTROPOLÓGICAS
Al hablar de mutación no quiero ni siquiera recordar a la evolución darwiniana, con el determinismo que comporta. Aunque cada persona es distinta y libre, comparte la misma naturaleza. Las tendencias fundamentales del hombre son esencialmente semejantes: el varón y la mujer sienten entre ellos atracción física y afectiva; también tienen inclinación al enamoramiento; uno de otra; una de otro. También son semejantes los sentimientos hacia los hijos, ante la fidelidad, la vida o la muerte.
Al hablar de mutación no quiero ni siquiera recordar a la evolución darwiniana, con el determinismo que comporta. Aunque cada persona es distinta y libre, comparte la misma naturaleza. Las tendencias fundamentales del hombre son esencialmente semejantes: el varón y la mujer sienten entre ellos atracción física y afectiva; también tienen inclinación al enamoramiento; uno de otra; una de otro. También son semejantes los sentimientos hacia los hijos, ante la fidelidad, la vida o la muerte.
Llamo mutación de una conducta habitual tendencial a un fenómeno no natural (no procedente de la naturaleza) que, por tanto, en un primer momento ha de ser inducido contra naturaleza o sin contar con ella, presentándose como defecto o carencia.
La mutación es forzadora de
nuevos comportamientos, que hasta ese momento no eran admitidos o asimilables a
la primera; es generadora de conductas extrañas e incómodas para quien la
padece y para quienes le rodean, que sólo pueden sobrevivir y aceptarse por un cierto acostumbramiento, después de
experimentadas numerosas veces. Ese nuevo hábito, generador de acciones, ni
procede de la naturaleza humana ni puede mutar a la misma naturaleza, aunque sí
podría alterar la personalidad individual. Incluso podría generalizarse, porque
si el número de personas que tienen un
comportamiento defectuoso es elevado, el número presenta los comportamientos y
actitudes con una cierta “naturalidad”,
con una aparente “veracidad”.
De este modo, se pueden inducir cambios en la personalidad humana y en la sociedad, presentando una actuación como buena y natural y, por tanto, aceptable por muchos…
De este modo, se pueden inducir cambios en la personalidad humana y en la sociedad, presentando una actuación como buena y natural y, por tanto, aceptable por muchos…
Mediante imágenes, vía cine
o televisión, se puede presentar con naturalidad una conducta no natural.
Aunque no sea verdadera, puede tomar la apariencia de verdad, y por tanto de cierta
bondad. Por ejemplo, la normalidad de relaciones sexuales entre chicos y chicas
a partir de los 14 años, si apareciera en las pantallas con mucha frecuencia y
justificándose. O que se tome mucho alcohol, hasta la ebriedad, los viernes por
la noche, en la movida de ciudades y pueblos.
Para poder inducir semejantes
cambios de conducta y de emociones, se ha de poseer una profunda claridad
ideológica, saber adonde se va, y tener un gran poderío propagandístico, es
decir de medios de comunicación (sobre todo la televisión y el cine) ; inmenso poderío económico e
ideológico. En este momento, sólo algunos grupos económicos –por supuesto los
estados- disponen de fuerza capaz de sacar adelante comportamientos
generalizados.
Pretendo llamar la atención sobre la necesidad de agentes poderosos para inducir “mutaciones” en la conducta de la persona humana, sobre todo si ya no es a nivel nacional, sino a nivel planetario.
Pretendo llamar la atención sobre la necesidad de agentes poderosos para inducir “mutaciones” en la conducta de la persona humana, sobre todo si ya no es a nivel nacional, sino a nivel planetario.
En estos momentos de la
historia no podemos pecar de ingenuos. Por ejemplo, todos sentimos respeto
hacia las personas con tendencia homosexual, pero muy pocos hubieran creído
hace 20 años que fuera “natural” que esas tendencias generaran uniones
equiparables al matrimonio. Que la identidad sexual se eligiera. Mucho menos que
se llegara a aprobar en diversos Parlamentos, el llamado matrimonio
“homosexual”.
Tendremos que esperar al
transcurso de la historia para conocer bien cada paso de esos movimientos que
se han presentado tan cargados de “naturalidad”.
Aunque lo presento sólo como una hipótesis, pienso en poderes e ideologías muy fuertes en lo económico y político. Y no veo clara una ideología interesada en directo en el favorecimiento de la homosexualidad, porque hay promoción: donna –decía un cartel en una manifestación en Italia- non si nasce, si diventa (mujer no se nace, se consigue, se alcanza, se elige: la determinación orgánica aparece como no significativa). Tampoco, en la promoción de un cierto enfrentamiento entre sexos, con el feminismo radical. No, no; me parece que todo esto va en dirección a quitar protagonismo a la unión natural del hombre y de la mujer, que lleva al único matrimonio, y a la única familia.
Aunque lo presento sólo como una hipótesis, pienso en poderes e ideologías muy fuertes en lo económico y político. Y no veo clara una ideología interesada en directo en el favorecimiento de la homosexualidad, porque hay promoción: donna –decía un cartel en una manifestación en Italia- non si nasce, si diventa (mujer no se nace, se consigue, se alcanza, se elige: la determinación orgánica aparece como no significativa). Tampoco, en la promoción de un cierto enfrentamiento entre sexos, con el feminismo radical. No, no; me parece que todo esto va en dirección a quitar protagonismo a la unión natural del hombre y de la mujer, que lleva al único matrimonio, y a la única familia.
Es evidente que es una
ideología con mucho dinero porque está moviendo la cultura, el arte, los medios
de comunicación, la industria; llega a todos los rincones de la tierra, y sin
levantar sospechas hacia nadie concreto. Y lo que está en mente es un proyecto
de hombre y de humanidad distintos, que ya se está implantando.
Por ejemplo, desde hace unos cuarenta años, aprovechando la justa batalla que se está batiendo por la igualdad de la mujer, entraron para moldear otro tipo de mujer, otra mujer. Eso no es lo mismo.
Por ejemplo, desde hace unos cuarenta años, aprovechando la justa batalla que se está batiendo por la igualdad de la mujer, entraron para moldear otro tipo de mujer, otra mujer. Eso no es lo mismo.
Lo desarrollaré de manera
más extensa en las páginas que siguen, pero ya afirmo que no es natural, ni
posible –y aquí se les han visto los paños menores- que la libertad, que tanto
sabe de la diversidad, marche o quieran hacerla marchar sobre unos raíles tan
concretos en lo accidental y en lo esencial.
¿Cómo conseguir sin poder
ni manipulación que las chicas del mundo entero –salvo las de los países
subdesarrollados, pobres o musulmanes- vistan del mismo modo? Como el estilo
común se marca a nivel mundial por los mass-media, no cabe más conclusión que
ésta: ciertos grupos disponen de estos medios a escala global. Tanta
concordancia llena de sospecha. Y no creo en el “milagro” de que no hay nadie
detrás.
Los biólogos sabemos que un cambio fisiológico es imposible que se transmita (a eso llamamos mutación), a no ser que proceda o derive de una alteración cromosómica. Esta alteración sí que podría transmitirse por generación. Lo normal es que un cambio fisiológico no responda a un cambio cromosómico y sea corregido por el mismo cromosoma, precisamente al no encontrarse dirigido por él. Para saber si se da una mutación ha de permanecer el cambio y transmitirse por generación.
En este sentido, el mundo de lo humano, del pensamiento, de los sentimientos, modos de actuación, tendencias, etc., resultaría a primera vista más moldeable… Pero sucede lo contrario. La naturaleza humana sólo admite cambios (y es bueno que sea así) en lo accidental. Si, aparentemente, se produce un cambio estructural, en realidad se ha debido a una imposición temporal. Y la naturaleza, el ser humano, se liberará antes o después de ese encorsetamiento a su libertad.
Deseemos que la caída de lo
falso o degradado no ocurra con violencia, como en otros momentos de la
historia, sino del mismo modo que el aparentemente irremovible “telón de
acero”, cuando cientos de millones de seres humanos se liberaron del dirigismo
político y moral.
También hemos de esperar, y procurar, que se haga lo suficientemente pronto, para que no se generalice el pensamiento de que, al cambiar leyes esenciales de modo tan rápido por los parlamentos, se pueda inferir que no exista ninguna con carácter absoluto, y que por tanto estén de más las leyes como los estados que las promulgan. Así se genera el antisistema.
También hemos de esperar, y procurar, que se haga lo suficientemente pronto, para que no se generalice el pensamiento de que, al cambiar leyes esenciales de modo tan rápido por los parlamentos, se pueda inferir que no exista ninguna con carácter absoluto, y que por tanto estén de más las leyes como los estados que las promulgan. Así se genera el antisistema.
La naturaleza humana rehúye
de las imposiciones a medio y a largo plazo, y no acepta las leyes si les falta
coherencia intrínseca e interna, o que se apoyan exclusivamente en el poder y
voluntad del legislador. Esta pérdida de valoración cívica desencadenaría el
caos.
Espero y deseo que este rodeo que he dado hasta aquí, nos introduzca más fácilmente en el tema de este trabajo, que es sobre la sexualidad humana, sobre la relación varón y mujer a día de hoy.
Espero y deseo que este rodeo que he dado hasta aquí, nos introduzca más fácilmente en el tema de este trabajo, que es sobre la sexualidad humana, sobre la relación varón y mujer a día de hoy.
En mi próxima entrega,
comenzaré a analizar la sexualidad como el componente más determinante de la personalidad,
hasta el punto de provocar la diferencia
esencial, en personalidad femenina y personalidad masculina.
Ya sé que hoy nos hemos
metido por terrenos de más densidad antropológica; espero que se asimilen bien.
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