Antonio Argandoña, Catedrático de Economía, Universidad de Barcelona
¡Pero si ya nos lo has contado un montón de veces! Sí, ya lo sé, pero la gente lo sigue preguntando un día y otro. Y con razón. ¿Es verdad que nos esperan diez años de recesión? ¿Saldremos el 2013? ¿Cuándo volveremos a crear empleo? ¿Cómo será todo esto? Aquí van algunas ideas.
- Nos sacarán las empresas. Pero no las marcas, o las sedes centrales, o los consejos de administración, sino esas comunidades de personas formadas por propietarios (¡un paso al frente!), directivos, empleados y, a menudo, también clientes y proveedores.
- No nos sacarán los gobiernos. No pueden. No saben (deberían saberlo, pero, por lo que hacen, parece que no lo saben).
- No nos sacará Europa. No saben, no pueden o no quieren. Les necesitamos, pero no pongamos demasiado confianza en ellos.
- No nos sacará la demanda. El consumo no tiene posibilidades de crecer, a corto plazo. La inversión, un poco más (a remolque de las exportaciones), pero no mucho. El gasto del gobierno… no, por la austeridad (que, perdón, nos seguirá haciendo falta). Las exportaciones… sí, claro, hacen lo que pueden, pero no podemos confiar en ellas para dar empleo a los 6 millones de parados que tenemos.
- Las nuevas tecnologías… bien, serán en su día un buen motor, en todo caso. Pero ahora no pueden.
- ¿Qué pueden hacer las empresas, ante ese panorama? Primero, acabar de poner la casa en orden: reducir gastos (sí, claro, habrá que despedir a alguien más), apretar en la austeridad, aumentar la productividad, mejorar las capacidades competitivas, tener controlados a sus morosos…
- Cuando consigan lo anterior, mejorarán sus flujos de caja. No para echar cohetes, claro, pero al menos ya no perderán dinero. O sea: pasarán a decir ”de esta no me muero”. Vale: este es el primer paso para salir de la recesión. Flujos de caja positivos significa que no voy a depender del todo de los bancos. Esto será conveniente para la recuperación.
- A partir de ahí, pasarán dos cosas (y perdón por meterme en el reino de la profecía). Una: volverá la confianza a los empleados: si la empresa no va a cerrar, mi puesto de trabajo está seguro. Dos: empresas saneadas empezarán a moverse: a pensar una inversión (¡uy, pero para el futuro, no para ahora…!), a buscar un nuevo mercado, a intentar una innovación… Y ya está: a eso le llamo yo “salir de la crisis” o, si se prefiere, “tocar fondo”.
- ¿El cuento de la lechera? Bueno, funcionó así en las recesiones anteriores: la de los años 70, la de las reestructuraciones de los 80, la del 93…
- ¿Qué más hace falta? Que no ocurran nuevos percances. Que Europa deje de hacer tonterías y se ponga a hacer los deberes (unión bancaria, unión fiscal, todo eso). Que el gobierno impulse las reformas (todas, por favor). Que la sociedad deje de lamentarse y empiece a hacer algo de provecho (bueno, algo hace, claro, pero quizás no en la vía de sacarnos de la crisis).
- ¡Ah!, y las cifras macroeconómicas seguirán empeorando: PIB, empleo, consumo, todo esto. Por favor: no lean los periódicos, porque cuentan lo que acaba de pasar ahora como consecuencia de decisiones del pasado, no lo que está hirviendo en la olla, que no es fácil de medir, porque son expectativas, proyectos, optimismos, oportunidades captadas…
- Y, finalmente, si las empresas nos van a sacar del agujero… por favor, que los empresarios y directivos se pongan las pilas. Hay mucho que hacer.
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