Una voluntaria de Río de Janeiro, agradeció al Papa su presencia y sus enseñanzas en estos días |
CASTEL GANDOLFO, miércoles 24 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- “Entusiasmo” es la palabra que más utilizó el Papa Benedicto XVI hoy, durante la audiencia general celebrada en el patio del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, para referirse a la experiencia vivida en la reciente JMJ de Madrid.
Como es habitual después de un viaje apostólico, el Papa dedicó la audiencia general siguiente a hablar de sus propias impresiones sobre lo vivido, subrayando los momentos que para el han sido más importantes.
En este caso, el Pontífice describió los días vividos en Madrid como “una verdadera cascada de luz” y un “acontecimiento eclesial emocionante”.
“Casi dos millones de jóvenes de todos los Continentes vivieron, con alegría, una formidable experiencia de fraternidad, de encuentro con el Señor, de compartir y de crecimiento en la fe”, afirmó a los presentes.
Estos “jóvenes con el deseo firme y sincero de arraigar sus vidas en Cristo, permanecer firmes en la fe, caminar juntos en la Iglesia”, son un “don precioso, que da esperanza para el futuro de la Iglesia”, añadió el Papa.
Esta JMJ, subrayó, “ha sido una estupenda manifestación de fe para España y para el mundo ante todo”.
“Para la multitud de jóvenes, procedentes de todos los rincones de la tierra, ha sido una ocasión especial para reflexionar, dialogar, intercambiarse experiencias positivas y, sobre todo, rezar juntos y renovar el compromiso de arraigar la propia vida en Cristo, Amigo fiel”.
“Estoy seguro de que han vuelto a sus casas y vuelven con el firme propósito de ser levadura en la masa, llevando la esperanza que nace de la fe. Por mi parte sigo acompañándolos con la oración, para que permanezcan fieles a los compromisos asumidos”, añadió.
Entusiasmo
El Pontífice habló del “entusiasmo incontenible” con el que fue recibido en la Plaza de Cibeles, así como de su encuentro con las jóvenes religiosas en el Monasterio de El Escorial, “la impresión de su entusiasmo, de una fe joven, y llena de valor para el futuro, de voluntad de servir así a la humanidad”.
Del Vía Crucis, celebrado el viernes, de nuevo en la Plaza de Cibeles, el Papa destacó la “intensa participación” de los jóvenes en “las escenas de la pasión y muerte de Cristo: la cruz de Cristo da mucho más de lo que exige, lo da todo, porque nos conduce a Dios”.
Respecto al encuentro con los seminaristas en la Almudena, el Papa mostró su confianza en que “crezcan las vocaciones al sacerdocio”.
“Entre los presentes había más de uno que había oído la llamada del Señor precisamente en las precedentes Jornadas de la Juventud; estoy seguro de que también en Madrid el Señor ha llamado a la puerta del corazón de muchos jóvenes para que le sigan con generosidad en el misterio sacerdotal o en la vida religiosa”, afirmó.
Los momentos que definió como “muy intensos”, fueron la Vigilia de oración por la noche y la gran Celebración eucarística conclusiva del día después.
“Por la noche una multitud de jóvenes en fiesta, para nada atemorizados por la lluvia y por el viento, permaneció en adoración silenciosa de Cristo presente en la Eucaristía, para alabarlo, darle gracias, pedir ayuda y luz; y después, el domingo, los jóvenes manifestaron su exuberancia y su alegría de celebrar al Señor en la Palabra y en la Eucaristía”.
“En un clima de entusiasmo encontré a los voluntarios a quienes di las gracias por su generosidad y con la ceremonia de despedida dejé el país llevando en el corazón estos días como un gran don”, concluyó.
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