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viernes, 24 de diciembre de 2010

Ese Niño que nació aquella noche


¿Qué pasó con los moradores de Belén? José llama a las puertas. Una detrás de otra se van abriendo, y la escena se repite con excusas más o menos bien compuestas: hay mucha gente en Belén por el edicto del Cesar..., está todo lleno..., lo siento mucho, pregunte en otra casa.  Lo cierto es que lo que veían sus ojos era un matrimonio joven con una chica que va a ser madre, a punto de dar a luz. ¡Qué contrariedad! ¡Cuántas molestias! ¡No es mi problema! Además parecen pobres. No podremos ni dormir, ni ganar. ¡Que no hubiesen venido! 

Y  les cierran las puertas de sus casas y de sus corazones. Si Jesus se hubiese manifestado como rey majestuoso no habría ninguna dificultad. Si hubiesen pensado con caridad, ante una necesidad extrema, hasta sus mismas camas y casas se podían haber desocupado para la embarazada que, sorprendentemente, no llora ni pierde la paz,... El egoísmo no deja ver más allá de las propias conveniencias. El egoísmo impide una visión de fe,  incluso, una actuación más humana.

Los pastores sí supieron ver. La vida les ha llevado por senderos duros. Han aprendido a ser humildes por necesidad. Y por lo que se ve no se rebelan contra la vida que les lleva en el invierno a cuidar de noche los rebaños de otros, porque no se puede descuidar esa tarea. Sólo los más débiles socialmente se pueden dedicar a esa tarea ingrata. Y ahí les llama Dios para que sean los testigos privilegiados del Nacimiento del Salvador. Se cumple que son los primeros aquellos que eran considerados los últimos. Los pastores sabrán ver a Aquél que será el Pastor bueno de las almas. Podían haberse pensado:  ¡cómo va a nacer el Rey de Israel en un pesebre?  Pero la luz se hizo  para los corazones humildes. No en vano Dios se vuelca en los humildes y resiste a los soberbios.

Un ángel del Señor -cuenta el Evangelista Lucas- se presentó ante ellos y la gloria del Señor los envolvió en su resplandor. Temieron mucho. Y el ángel les dijo: No temáis. Pues os anuncio una gran alegría, que será para todo el pueblo: os ha nacido hoy un Salvador, quie es el Cristo Señor, en la ciudad de David; y ésta será la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre. Y de repente apareció con el angel una multitud del ejercito celestial, que alababa a Dios y decía: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.  Cuando los ángeles se retiraron de ellos hacia el cielo, los pastores se decían entre sí: Vayamos, pues, a Belén, y veamos este suceso que ha tenido lugar y que el Señor nos hamanifestado . Y fueron con prisa y en contraron a María y a José y al Niño reclinado en el pesebre.....Los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme con lo que se les había anunciado.

Pero ¿Qué habían visto? Un Niño recién nacido, en brazos de su madre en un establo.  Siempre que hay buenas disposiciones, Dios se da a conocer, porque está deseando darse a conocer; y nos concede la fe, y nos aumenta la fe.

Así nosotros, Dios Llamará a nuestra puerta pidiendo ayuda. Cuando en realidad viene a ayudarnos.

MUY FELICES NAVIDADES 

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