Por Fernando Hurtado
Decía Aristóteles que, según es cada uno, así le parece lo que es bueno o malo. No es necesario ser valiente y honrado para ser matemático, pero sí para tomar decisiones morales buenas, comprometidas o incómodas a nuestro gusto. La persona dominada por la sed de poder, o por el deseo de prevalecer sobre los demás actuará de modo malo con gran naturalidad, sin siquiera darle importancia y valorar suficiente su acción mala.
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