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Created on Friday, 11 April 2014 14:12 By Rebecca Oas, Ph.D.
NUEVA YORK, 11 de abril (C-FAM) Mientras las multitudes acuden en gran número a Roma en abril para celebrar la canonización del papa Juan Pablo II, un grupo de católicos y evangélicos llegará algunos días antes para rendir homenaje a una parte especial de su legado.
El 25 de abril, un magnífico conjunto de embajadores, intelectuales, escritores y líderes honrarán la labor de quien pronto será San Juan Pablo el Grande al «Erigir una cultura mundial de la vida en la ONU y más allá». La conferencia de un día conmemorará su legado en las Naciones Unidas, donde actualmente perdura una alianza que respalda la familia natural y la dignidad de la persona humana.
Cada uno de los oradores desempeñó una importante función en el colosal reto de la ONU en 1994 para defender a la vida inocente del aborto, o fue inspirado por el llamado mundial del papa Juan Pablo II a proteger la vida de los mandatos internacionales. Ellos relatarán sobre los desafíos que enfrentaron (algunos trabajaron junto a la Santa Sede y el difunto Papa) y hablarán de lo que es más necesario hacer para promover una noción genuina de la dignidad humana.
La canonización y la conferencia tienen lugar mientras la ONU celebra el vigésimo aniversario del acontecimiento en el que el liderazgo del difunto pontífice impidió el derecho internacional al aborto y dio inicio a un movimiento provida mundial.
En 1994, los líderes políticos aprovecharon la conferencia de las Naciones Unidas sobre la población y el desarrollo en El Cairo para crear una nueva categoría de «derechos reproductivos». Su estrategia consistía en reposicionar la cada vez más desacreditada causa del control demográfico dentro del movimiento de derechos de la mujer. El lema del gobierno de Clinton era «el acceso al aborto seguro, legal y voluntario es un derecho humano fundamental».
No obstante, como lo precisó George Weigel, «lo más significativo que los organizadores de la conferencia de El Cairo no habían tenido en cuenta era la autoridad moral del papa Juan Pablo II».
En una serie de mensajes breves, el Papa llamó la atención sobre la crisis que se avecinaba. Su mensaje hizo eco entre católicos, evangélicos y musulmanes, en la sociedad civil y en los gobiernos.
Incluso antes de comenzar la conferencia de El Cairo, la imprevista oposición hizo que el vicepresidente Al Gore retrocediera diciendo que «los Estados Unidos no han buscado, no buscan ni buscarán instaurar ningún derecho internacional al aborto».
Los defensores del aborto se vieron obligados a transigir en que este, donde fuera legal, debería ser «seguro», pero que los países podrían dictar sus propias leyes en materia de aborto. Aunque eso dista mucho de ser una protección jurídica universal de los niños por nacer, lo cual la Santa Sede y sus aliados siguen procurando, constituyó un tremendo revés para las agrupaciones pro «derechos reproductivos».
La meta de los defensores del aborto permanece igual, mientras Hillary Clinton intenta retomarla mediante su candidatura anticipada por la presidencia de los Estados Unidos. Los arquitectos de El Cairo se encuentran en Nueva York esta semana para reavivar el movimiento, y con frecuencia, si bien indirectamente, rinden homenaje al legado del papa Juan Pablo II cuando hablan del estancamiento en sus avances.
La conferencia de Roma, que cuenta con el auspicio conjunto de Catholic Family and Human Rights Institute (editor de Friday Fax) y de Alliance Defending Freedom, tendrá lugar dos días antes de la canonización del papa Juan Pablo II. Entre los principales conferenciantes se encuentran George Weigel, Michael Novak y Rocco Buttiglione.
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