“Los que consideran la terapia homosexual contraria a la ética, también rechazan la abstinencia extramatrimonial”
La Asociación Médica Católica ya explicaba en 2008 que la homosexualidad se puede tratar y que numerosos terapeutas creen que la fe religiosa juega un papel esencial
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La reciente polémica suscitada en Cataluña en torno a las terapias que ayudan a homosexuales a dejar de sentir atracción por personas del mismo sexo ha puesto de relieve la transformación de las instituciones de acuerdo con los planteamientos del homosexualismo político. Ese totalitarismo no deja espacio para la creencia católica y arrincona progresivamente el uso de la libertad como individuo a través de sus creencias y opiniones.En lo que se perfila como una nueva campaña de discriminación contra los médicos psiquiatras que atienden a personas homosexuales que intentan superar su condición, cabe traer a la luz una declaración de la Asociación Médica Católica (AMC) de Estados Unidos.
La declaración fue hecha pública el 8 de febrero del año 2008 y se basa en gran medida en la conclusión de varios estudios, a la vez que pone énfasis en la consistencia de las enseñanzas de la Iglesia católica y de estos estudios.
La Asociación Médica Católica estadounidense se dedica a mantener los principios de la Fe Católica en todo lo que se relaciona con la práctica de la medicina y a promover los principios éticos Católicos en la profesión médica, incluyendo profesionales de salud mental, el clero y el público en general.
En su informe, la AMC constata como hay circunstancias tales como “desórdenes psicológicos y experiencias traumáticas”, que pueden, a veces, hacer tal castidad más difícil. Sin embargo, según el texto, “tales circunstancias y condiciones, no niegan la libertad de conciencia, ni eliminan el poder de la gracia”. “Aunque muchos hombres y mujeres que se sienten atraídos homosexualmente, dicen que esos deseos sexuales fueron experimentados como un “hecho dado” (Chapman, 1987) esto no puede implicar una predeterminación genética o una condición inmutable”.
Los trabajos que analiza el estudio, contradicen el mito de que la atracción homosexual sea genéticamente predeterminada y que no se pueda cambiar, y ofrece esperanzas para la prevención y el tratamiento.
La conducta homosexual “no es innata”
El estudio explica que si la atracción homosexual fuera genética, “entonces uno esperaría que los mellizos idénticos tuvieran la misma orientación sexual. Sin embargo, hay numerosos casos de mellizos idénticos que no son idénticos en su orientación sexual”, tal como explican los numerosos estudios que cita el informe.
“Los católicos –prosigue- creen que la sexualidad fue estructurada por Dios como un signo del amor de Cristo, el novio, a su novia, la Iglesia, y por consiguiente, la actividad sexual es adecuada solamente dentro del matrimonio. Un desarrollo psico-sexual saludable lleva naturalmente la atracción de personas por el sexo opuesto”.
El estudio trata la atracción hacia el mismo sexo como un síntoma de aspectos que cada persona posee en su historia personal. No obstante, encuentra modelos de desarrollo con aspectos similares que son, entre otros: la alienación del padre en la infancia, porque el padre fue recibido como hostil, distante, violento o alcohólico; la madre fue sobreprotectora; la madre era necesitada de afecto y exigente con los niños; los padres no fomentaron la identificación con el propio sexo; abuso sexual o violación; fobia social o timidez extrema; etcétera.
La prevención de la “atracción homoerótica”
AMV explica que si las necesidades emocionales y de desarrollo de cada niño se satisfacen adecuadamente tanto por la familia como por sus iguales “el desarrollo de atracción homoerótica es muy poco probable”. “Tales situaciones familiares y sociales, sin embargo, no siempre se establecen con facilidad y las necesidades de los niños pueden no ser fácilmente reconocibles”.
“La identificación temprana (Hadden, 1967) y la intervención profesional adecuada, si es apoyada por los padres, puede superar la Desordenada Identidad de Género (Rekers 1974; Newman 1976)”. El estudio explica que una vez se concluye de que la atracción homoerótica “no es un desorden de origen genético” se puede esperar “el éxito de la prevención y uno puede también tener esperanza de encontrar un modelo terapéutico que vaya a mitigar significativamente si no a eliminar la atracción homoerótica”.
Por ello, el estudio reconoce que un gran número de terapeutas han publicado numerosos trabajos sobre resultados favorables en el tratamiento del homoerotismo y advierte: “casi sin excepción, aquellos que consideran la terapia como contraria a la ética, también rechazan la abstinencia de actividad sexual extramatrimonial, como meta mínima”.
De hecho, se reconoce que numerosos terapeutas creen que la fe religiosa juega un papel esencial en la recuperación de la atracción por personas del mismo sexo y la adicción sexual.
Por otro lado, el informe aborda temas tan indispensables en la detección de personas que sufren su homosexualidad como el papel que debe tener el sacerdote, los médicos católicos, los profesores de instituciones católicas, las familias católicas, los obispos y la comunidad católica en general, para que se trasformen las actitudes con respecto a la atracción por el mismo sexo y la basen en el respeto y el apoyo, siempre que se siga lo establecido por la Doctrina Social.
(Para ver el informe completo clica aquí.)
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