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domingo, 15 de enero de 2012

La ciencia dice que la gente no nace gay

RICHARD COHEN (FILADELFIA, 1952), AUTOR DEL LIBRO ‘COMPRENDER Y SANAR LA HOMOSEXUALIDAD’, SE DEFINE COMO UN EXGAY QUE TIENE LA CLAVE PARA CORREGIR LAS TENDENCIAS HOMOSEXUALES. SU LIBRO, EL CORTE INGLÉS LO RETIRÓ DE SU LIBRERÍA, TRAS PROTESTAS DE GAYS


Entrevista a Richard Cohen, exgay y autor del libro retirado ‘Comprender y sanar la homosexualidad’ / www.elpais.com /viernes 30 de diciembre de 2011



¿Cree que la homosexualidad se puede curar?
¿Qué quiere decir con curar? No entiendo la palabra. 

¿Sanarla, entonces?Es la palabra que emplea en el libro.
En 2008, la Asociación Norteamericana de Psicología dijo que aunque ha habido muchas investigaciones sobre las posibles causas genéticas, biológicas u hormonales de la orientación sexual, no ha habido descubrimientos que les permitan a los científicos llegar a la conclusión de que la orientación sexual esté determinada por uno o varios factores particulares. La ciencia dice que la gente no nace gay.

Lo que usted hace, ¿es una terapia que revierte una supuesta fase gay?
Yo creo en el derecho del cliente a la autodeterminación y libre albedrío. Si alguien quiere vivir una vida gay, lo respeto. Y si alguien quiere explorar las posibilidades de cambiar de gay a heterosexual, también lo respeto.

Pero niega la posibilidad de que la homosexualidad sea biológica.
Si hay algo biológico en ella, mi experiencia dice que es que aquellos que experimentan sentimientos homosexuales son hombres y mujeres extremadamente sensibles.Viven una relación con sus padres, con sus compañeros y con su entorno, distinta a la de sus hermanos y a las de otra gente a su alrededor. Esa sensibilidad puede sentar las bases para los sentimientos homosexuales.

Por lo que usted ha escrito, cree que es el entorno familiar, escolar, de amistades, lo que determina la homosexualidad.
Efectivamente, es algo de suma importancia.

Y, ¿cómo hace usted que alguien evolucione de tendencias homosexuales a tendencias heterosexuales?
Durante los pasados 21 años, en los que trabajé como psicoterapeuta, desarrollé un protocolo para aquellos que quieran cambiar, no para los que estén contentos siendo gais. Yo mismo viví como gay, tuve una pareja gay durante tres años.

¿Había algo dentro de usted que le decía que aquello no era correcto?
No. Lo que pasa es que desde pequeño, siempre tuve un sueño: estar casado con una mujer y tener una familia. No fue la presión de mis padres, de la sociedad o de la religión. Era yo mismo, que tenía el sueño de casarme con una mujer y tener niños. 

¿Fue fácil para usted dejar de ser gay?
No. Se me dijeron muchas mentiras. Que encontrara a la mujer adecuada que me volviera heterosexual. Me casé. Pero reprimía los deseos homosexuales. No los había resuelto. Hice mi terapia después de casarme. Fue un proceso complejo, duro. Muchos terapeutas me decían que yo había nacido gay, que no había nada que hacer. Que debía aceptarlo y vivir una vida gay.

¿Nunca tuvo una aventura con un hombre después de casarse?
Tuve una relación con un hombre. Y se lo dije a mi mujer. No buscaba sexo, sólo un mentor masculino. Bajo mi deseo por los hombres había una herida. No recordaba que mi tío había abusado sexualmente de mí. Es algo que reprimí durante 25 años, hasta que hice mi terapia. Entonces encontré a un mentor masculino, heterosexual. Cuando experimenté el luto por ese abuso mis tendencias homosexuales desaparecieron.

Usted hace especial insistencia en la figura del abuso sexual como una razón para desarrollar sentimientos homosexuales. ¿Cree usted que es una razón común?
Es una de las 10 razones posibles que detallo en mi libro. Nunca es una cosa sola. Es una combinación de varios factores. Un 50% de mis clientes sufrió abuso sexual por parte de alguien de su mismo sexo.

¿No cree que esto se puede interpretar como que usted caracteriza a los gais como abusadores sexuales?
Es lo opuesto. Si se da cuenta de las proporciones de la población, la mayoría de abusadores son heterosexuales.
¿Por qué?
Porque en la sociedad no hay más de un 2 o 3% de homosexuales. Es una cuestión de proporcionalidad. En mi caso, fue un hombre heterosexual quien abusó de mí.

Hace usted una reflexión en su libro sobre por qué los homosexuales tienden a cultivar su cuerpo, cuidar su apariencia... algo muy asociado a los tópicos que hay sobre la cultura gay.
Es lo que se llama sobrecompensación, porque no sienten su propia masculinidad. He tratado a hombres culturistas, con físicos increíbles. No importa cuántos músculos desarrollen, aun se sienten inferiores interiormente.

Usted habla de un mito, reforzado por los medios, Hollywood, las novelas...
Es el mito de que se nace gay, que es una afirmación que científicamente no es válida. Pero tampoco se puede decir que ser gay sea una opción. Uno no se despierta un día y decide ser gay. Hay una serie de factores combinados que hacen que alguien se comporte como gay. Tratando a cientos de homosexuales he descubierto que hay una serie de contextos comunes en todos ellos. En las biografías de los famosos queda claro también: tuvieron experiencias similares. Rosie O’Donnell, Greg Luganis, Elton John, Ricky Martin, Ellen DeGeneres... todos tienen historias similares. Es algo clínico. Decir que alguien ha nacido así es contrario a la naturaleza.

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