Se ha organizado una buena polvareda en los medios de comunicación a propósito de que el Papa ha cambiado la postura de la Iglesia acerca del uso del preservativo. Nada de eso es cierto. Su utilización en ciertos casos extremos no implica ninguna novedad. Reproduzco una información de la Santa Sede de hoy sobre este tema.
Así lo manifestó el portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi, en un comunicado, en el que aseguró que las manifestaciones de Benedicto XVI "no reforman o cambian las enseñanzas de la Iglesia, sino que las reafirman, en la perspectiva del valor y de la dignidad de la sexualidad humana como expresión del amor y la responsabilidad". Lombardi pre cisó que el Papa no justifica moralmente el ejercicio "desordenado" de la sexualidad, pero considera que el uso de profiláctico para disminuir el riesgo del contagio del sida "es un primer acto de responsabilidad, un primer paso hacia una sexualidad más humana".
El portavoz subrayó que numerosos teólogos morales y personalidades eclesiásticas ya han mantenido posturas análogas, pero que "es verdad que nunca antes" se habían escuchado "con tanta claridad en la boca de un Papa, aunque sea en una forma coloquial y no de magisterio".
En una amplia nota, Lombardi contó que las declaraciones del Papa son la respuesta a una de las preguntas del escritor alemán Peter Seewald -que las incluye en su libro "Luz del mundo", que saldrá a la venta el 23 de noviembre- sobre la lucha contra el sida y el uso del condón, temas tratados por Benedicto XVI en su viaje a África en 2009. En aquella ocasión, camino de Camerún, el Papa afirmó que el sida "no se combate sólo con dinero, ni con la distribución de preservativos, que, al contrario, aumentan el problema".
El sida, según Benedicto XVI, se vence con "una humanización de la sexualidad y nuevas formas de conductas". El Papa Ratzinger, según Lombardi, reitera en el libro que no pretendió posicionarse sobre el problema de los profilácticos en general, sino que pretendió decir que el problema del sida "no puede resolver con la sola distribución" de condones, sino que hay que hacer mucho más: prevenir, educar, ayudar, aconsejar, estar cerca de las personas afectadas.
Lombardi añadió que el Papa va más allá del "que está claro que el condón no es la solución de problema" y que en su respuesta a Seewald insiste en que "concentrarse sólo" en el preservativo significa "trivializar" la sexualidad y que esa "trivialización" hace que muchas personas no vean en la sexualidad la expresión del amor, "sino sólo una especie de droga, que se suministran a sí mismos".
Según el portavoz, con esas palabras el Papa reafirma "naturalmente" que la Iglesia "no considera los profilácticos como la solución auténtica y moral" contra el sida y que, por ello, "no reforma o cambia las enseñanza de la Iglesia" en ese campo. En el libro, según lo adelantado por el Vaticano, el Papa añade que"puede haber algunos casos justificados, por ejemplo cuando una prostituta utiliza un profiláctico".
"Ello puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad, consciente de que todo no está permitido y no se puede hacer todo lo que uno quiere", afirma.
Lombardi precisó en su nota que el Papa "no justifica moralmente el ejercicio desordenado" de la sexualidady que ese razonamiento no puede ser visto como un cambio revolucionario.
Según el portavoz, el Papa ofrece una "valerosa" clarificación: por una parte, mantiene fidelidad a los principios morales y demuestra "lucidez" al rechazar el "camino ilusorio" de la "confianza en el profiláctico"; y por otra manifiesta una visión comprensiva y previsora, para llevar a la humanidad "hacia un ejercicio más humano y responsable de la sexualidad".
LA GACETA
El Papa justifica el preservativo en algunos casos, pero confirma el Magisterio (Zenit): LEER MÁS
El portavoz subrayó que numerosos teólogos morales y personalidades eclesiásticas ya han mantenido posturas análogas, pero que "es verdad que nunca antes" se habían escuchado "con tanta claridad en la boca de un Papa, aunque sea en una forma coloquial y no de magisterio".
En una amplia nota, Lombardi contó que las declaraciones del Papa son la respuesta a una de las preguntas del escritor alemán Peter Seewald -que las incluye en su libro "Luz del mundo", que saldrá a la venta el 23 de noviembre- sobre la lucha contra el sida y el uso del condón, temas tratados por Benedicto XVI en su viaje a África en 2009. En aquella ocasión, camino de Camerún, el Papa afirmó que el sida "no se combate sólo con dinero, ni con la distribución de preservativos, que, al contrario, aumentan el problema".
El sida, según Benedicto XVI, se vence con "una humanización de la sexualidad y nuevas formas de conductas". El Papa Ratzinger, según Lombardi, reitera en el libro que no pretendió posicionarse sobre el problema de los profilácticos en general, sino que pretendió decir que el problema del sida "no puede resolver con la sola distribución" de condones, sino que hay que hacer mucho más: prevenir, educar, ayudar, aconsejar, estar cerca de las personas afectadas.
Lombardi añadió que el Papa va más allá del "que está claro que el condón no es la solución de problema" y que en su respuesta a Seewald insiste en que "concentrarse sólo" en el preservativo significa "trivializar" la sexualidad y que esa "trivialización" hace que muchas personas no vean en la sexualidad la expresión del amor, "sino sólo una especie de droga, que se suministran a sí mismos".
Según el portavoz, con esas palabras el Papa reafirma "naturalmente" que la Iglesia "no considera los profilácticos como la solución auténtica y moral" contra el sida y que, por ello, "no reforma o cambia las enseñanza de la Iglesia" en ese campo. En el libro, según lo adelantado por el Vaticano, el Papa añade que"puede haber algunos casos justificados, por ejemplo cuando una prostituta utiliza un profiláctico".
"Ello puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad, consciente de que todo no está permitido y no se puede hacer todo lo que uno quiere", afirma.
Lombardi precisó en su nota que el Papa "no justifica moralmente el ejercicio desordenado" de la sexualidady que ese razonamiento no puede ser visto como un cambio revolucionario.
Según el portavoz, el Papa ofrece una "valerosa" clarificación: por una parte, mantiene fidelidad a los principios morales y demuestra "lucidez" al rechazar el "camino ilusorio" de la "confianza en el profiláctico"; y por otra manifiesta una visión comprensiva y previsora, para llevar a la humanidad "hacia un ejercicio más humano y responsable de la sexualidad".
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