ACEPRENSA
Una iniciativa promovida por una organización proeutanasia, pedía que la British Medical Association (BMA) se declarara neutral respecto del suicidio asistido, como han hecho otras asociaciones de médicos, por ejemplo en California. Sin embargo, casi dos tercios de los delegados votaron en contra. Es la octava vez en trece años que la principal organización médica británica se pronuncia sobre este tema.
La asamblea anual de la BMA rechazó la proposición para cambiar la postura oficial de la asociación en torno al suicidio asistido, por mayoría de 198 contra 115.
El rechazo al suicidio asistido es mayoritario entre los médicos de familia, los geriatras y los enfermeros de cuidados paliativos
El resultado no llega por sorpresa. Varias encuestas ya habían señalado el poco apoyo al suicidio asistido dentro de la comunidad médica del Reino Unido. La oposición es mayoritaria también entre las principales asociaciones de médicos de familia y geriatras. Especialmente significativo es el rechazo (82%) entre los enfermeros dedicados a cuidados paliativos, que tienen un contacto muy cercano con los pacientes más vulnerables.
A pesar de todos estos precedentes, la organización Healthcare Professionals for Assisted Dying (vinculada al grupo Dignity in Dying) volvió a forzar una votación en la reciente asamblea de la BMA. Al igual que ha hecho en otros lugares, el lobby proeutanasia no pedía a los médicos que se pronunciaran a favor del suicidio asistido, sino simplemente que se declararan neutrales. La estrategia ha funcionado en otros sitios: el cambio de postura en la rama californiana de la AMA, la principal asociación médica de EE.UU., fue citado por el gobernador del estado como uno de los motivos para legalizar esta práctica, y ha llevado a que el mismo debate se esté planteando ahora a nivel nacional.
La neutralidad supondría, en la práctica, silenciar una voz imprescindible en el debate
También la BMA se declaró neutral durante unos meses en 2005-2006. Este periodo coincidió con el debate de la llamada “ley Joffe” (por el nombre del diputado que la propuso), en el que la asociación vio coartada su capacidad para influir en la discusión. En un artículo publicado hace una semana, el doctor Peter Saunders, presidente de la Christian Medical Fellowship, explicaba cómo la experiencia de aquel breve periodo debería servir de aviso para no repetir el mismo error en la votación propuesta ahora.
Un argumento parecido utilizó en 2012 el expresidente de la BMA Hamish Meldrum, ante otra propuesta de neutralidad: “Creo que esta sería la peor opción de todas. La neutralidad nos excluiría del debate en una cuestión que afecta grandemente a la profesión médica”. “Digo esto no por convicciones religiosas, sino porque en mis más de 40 años de profesión siempre he podido atender a mis pacientes con dignidad sin necesidad de acortarles la vida”.
La BMA acude a argumentos profesionales y éticos para defender su postura: su labor es curar y cuidar de los pacientes
Desde algunos medios se ha intentado presionar a la BMA señalando el apoyo que el suicidio asistido tiene en la sociedad. Sin embargo, los médicos se han defendido con un argumento deontológico: por mucho que una persona o la mayoría de la nación considere que una vida no merece la pena, la labor del doctor es curar, o al menos cuidar, a sus pacientes.
La insistencia de los partidarios del suicidio asistido no solo afecta a la comunidad médica. El Parlamento británico ha debatido y rechazado más de diez propuestas en este sentido. La última, resuelta en septiembre del año pasado en la Cámara de los Comunes, recibió 330 votos en contra por solo 118 a favor (cfr. Aceprensa, 11-09-2015).
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