Me adhiero plenamente a los razonamientos claves de Benigno Blanco. Aunque no lo advirtamos plenamente, estas reacciones pro-vida inyectan al mundo bondad y sentido.
Discurso de Benigno Blanco en la
manifestación del 14 de marzo de 2015
¿Por qué estamos aquí?
Estamos aquí hoy, de nuevo, para evitar que caiga un muro de silencio sobre el aborto.
Estamos aquí para seguir poniendo voz en la calle al que no puede hablar porque
aún no ha nacido.
Estamos aquí para ofrecer a todas las mujeres embarazadas el apoyo que
necesiten para ser madres, para decirles que no están solas.
Estamos aquí para tender, también, nuestra mano en ayuda de todas
aquellas mujeres que han pasado por un aborto, si nos necesitan.
Nosotros no podemos dictar leyes ni disponer del presupuesto
del Estado, pero podemos hablar, manifestarnos, votar, crear redes de apoyo a
la mujer y ayudar a hacer visible al no nacido porque es su vida lo que está en
juego.
Si en estos momentos históricos no hiciésemos lo que está en
nuestras manos para remover la conciencia de todos los españoles, seríamos
cómplices de ese silencio cobarde que ayuda a banalizar el
aborto.
Esta manifestación quiere decir a toda la sociedad española
–y a los políticos de forma especial- que no vamos a callarnos, pues nos mueve
un firme compromiso de movilización hasta que en España no haya ni un aborto y
existan leyes justas que protejan la vida; movilización que en cada momento
adquirirá unas u otras formas, pero que permanecerá en el tiempo.
Una sociedad que calla y oculta realidades como la violencia
machista, el maltrato de niños, el abandono de los mayores, el aborto o la
pobreza lacerante de algunos de nosotros, es una sociedad que se acostumbra a
la injusticia y no hará nada por erradicarla. Nosotros queremos
ser la conciencia crítica que impida ese silencio cómplice sobre el gran drama de nuestra
época: el abandono del no nacido y de su madre.
¿Cómo no vamos a gritar a toda la sociedad cuando el aborto acaba
cada año en España con más vidas que habitantes tienen las ciudades
de Segovia y Huesca juntas? ¿Cómo vamos a quedarnos en casa cuando el
aborto desde 1985 ha acabado con tantas vidas como habitantes tienen hoy las
ciudades de Zamora, Valencia, Granada, Sevilla, León, Soria y Cuenca juntas?
¿Podemos callar ante algo así?
¿Podemos quedarnos en casa tranquilamente?
¿Podemos olvidar esto a la hora de votar?
¡Por supuesto que no podemos callar!
Como dice el refrán, “el que calla otorga”
¿Para qué sirve manifestarse?
¿Sirven para algo estas manifestaciones?, se preguntan
muchos. ¡Pues claro que sirven!: sirven para enfrentarse y vencer al mal.
¿Quién duda ahora que la caída del comunismo se debe a aquellas manifestaciones
de polacos y checos, gentes anónimas –Havel los llamaba los “sin poder”-
que, denunciando la gran mentira del comunismo con su presencia en las
calles, lograron derribar uno de los peores totalitarismos de la Historia.
Sin aquellos anónimos y aparentemente fracasados
manifestantes, no habría caído el muro de Berlín y hoy la represión totalitaria
seguiría cubriendo un tercio del mundo.
Sin las marchas pacíficas y aparentemente fracasadas de
Martin Luther King, no habría sido posible terminar con la segregación racial
en los USA años después.
Si queremos que algún día el aborto sea un triste recuerdo
del pasado, hay que hacer en el presente cosas aparentemente
inútiles como ésta, manifestarnos.
La política actual.
El 22N pedimos al presidente del Gobierno que rectificase y
cumpliese su compromiso de derogar la ley del aborto vigente. Pero tal
rectificación no se ha producido.
Mientras tanto el Grupo Parlamentario Popular ha
presentado una Proposición de ley en el Congreso que pretende mejorar la
protección de las menores de edad pero deja intacta la regulación del aborto
hecha en 2010.
Si los diputados y senadores del PP votan esa Proposición de
ley estarán convalidando y haciendo suya la ley de 2010, una ley que viene a
decir a la mujer: “si quieres abortar, cuentas con el apoyo y la
financiación estatal; pero si quieres ser madre no cuentes con ningún apoyo”;
es decir, el PP estaría haciendo suya una de las leyes de aborto más injustas
del mundo.
¡El aborto es igual de rechazable si lo deciden los padres como si
lo deciden las hijas!
Por eso, desde aquí, pedimos a los parlamentarios del PP que no apoyen esa
iniciativa de su propio Grupo si
ésta no incorpora normas razonables de protección a la vida que sustituyan a
las vigentes. Dado que el PP tiene mayoría de sobra para hacer algo más y tiene
un compromiso vigente con su electorado para hacer ese algo más, no pueden
aquietarse con retocar un detalle.
Mientras tanto, en España surgen nuevos partidos políticos, se expanden otros que
ya existían y se contraen algunos de los de siempre. En este panorama
político cambiante, los defensores de la vida deseamos que surjan mayorías
parlamentarias comprometidas con la vida, hoy o mañana; y trabajaremos para que
se forme una mayoría social que logre algún día determinar que un Parlamento
sensible con la vida dé el paso de dictar leyes justas en esta materia.
Y lo haremos como corresponde a un movimiento de la sociedad
civil: promoviendo ideas, fomentando mentalidades, removiendo corazones, dando
información, apelando a la responsabilidad moral de toda la sociedad,
suscitando redes solidarias de defensa de la vida y exigiendo a los políticos
compromisos concretos con la vida.
Lo haremos sin casarnos con ningún partido, alabando lo bueno
venga de donde venga y criticando lo malo venga de donde venga.
Lo haremos siendo la conciencia crítica y constructiva de todos y
sin vasallajes con ninguno.
Lo haremos siendo leales a nuestros ideales, actuando por amor a
lo bueno y no por mero miedo a lo malo. El miedo no es buen consejero para
nada.
Mientras tanto, a menos de cinco km de aquí, hay 12 señores que tienen en su
mano dictar una sentencia que derogue por inconstitucional la vigente ley del
aborto. Llevan cinco años con un recurso pendiente de resolución. En sus manos
hemos puesto una inmensa responsabilidad: defender los derechos humanos, entre
los cuales el primero es el derecho a la vida. Pero callan, no se pronuncian.
¿Por qué ese silencio?, ¿por qué esa grave omisión de sus responsabilidades?
Por favor, señores magistrados, ¡no nos defraudéis!
Os pido, ahora, 30 segundos de silencio para que este
silencio nuestro sea un grito silencioso ante la conciencia de esos 12
magistrados del TC.
Silencio.
Espero que oigan nuestro silencio y su sentido de la
responsabilidad se despierte y dicten sentencia leal con el “todos tienen derecho a la vida” (artículo
15 de la Constitución) que juraron o prometieron “guardar y hacer guardar fielmente”.
Mientras tanto, llegan distintos procesos electorales. Permitidme que, sin
intentar sustituir la libertad de conciencia y de voto de cada cual, haga
algunas reflexiones sobre el ejercicio del derecho de voto en relación a la
causa de la vida.
– no se entendería que votásemos pensando solo de forma egoísta en
nuestro bolsillo o en nuestra situación patrimonial y obviando los grandes
temas morales en juego como es la defensa de la vida.
– no se entendería que votásemos solo por miedo a algo o alguien y
no por amor a la vida y resto de bienes dignos de aprecio.
– no se entendería que al votar no tuviésemos en cuenta lo que
unos u otros han hecho o dejado de hacer en favor de la vida y la mujer
embarazada en sus anteriores responsabilidades de gobierno.
– no se entendería que al votar no tengamos en cuenta la
credibilidad de la palabra de unos u otros a tenor de su conducta anterior.
– no se entendería que al votar no tengamos en cuenta lo que unos
u otros proponen en materia tan importante como la protección a la vida.
La legislación sobre el aborto no está en juego en las
elecciones locales y autonómicas. Lo estará en las generales. Pero en las
elecciones próximas a Ayuntamientos y CCAA también están en juego muchas
políticas que ayudan a evitar abortos o, por el contrario, los promueven. Creo
que al decidir nuestro voto debemos pensar si los candidatos hablan a favor de
la vida o a favor del aborto, si –en caso de haber gobernado ya- han impulsado
medidas de apoyo a las mujeres embarazadas o no, si han respetado la libertad
de educación de las familias o han promovido en la escuela el
adoctrinamiento ideológico de género tan proclive al aborto, etc.
Nuestro voto es muy importante. Es un lujo vivir en una sociedad
libre en que podemos decidir entre todos quién y cómo nos gobierna. Si al
ejercer este derecho no tuviese el peso que le corresponde nuestro aprecio a la
vida, no seríamos consecuentes y estaríamos colaborando con la cultura de la
muerte… por mucho que gritásemos contra el aborto fuera de las urnas.
Quienes convocamos esta manifestación no pretendemos deciros a
quien debéis votar, pero sí apelamos a vuestra responsabilidad para que – en
libertad y con vuestra más fina prudencia- votéis a favor de la vida.
Conclusión.
En unos minutos nos disolveremos y volveremos a nuestra casa.
Pero lo que aquí hemos hecho no se disuelve ni desaparece, pues
cada uno en nuestro lugar seguiremos haciendo lo mismo que hoy hemos hecho aquí
juntos: dar la cara por la vida, mostrar y hacer visible al no nacido, exigir
respeto a la vida y exigir y ofrecer apoyo a las mujeres embarazadas que
necesitan ayuda para ser madres.
Ejerceremos nuestro derecho de voto de forma responsable y al
servicio, también, de la causa de la vida.
Aprovecharemos todas las circunstancias de la convivencia con nuestros
conciudadanos para hablar bien de cada vida, de la sexualidad responsable, de
la maternidad, de la grandeza de la vida humana.
Nos implicaremos activamente en defensa de una educación de
nuestros hijos imbuida de amor a la vida.
Estaremos siempre responsablemente activos y seguiremos
movilizándonos en nuestro entorno para crear una sociedad amable con la vida.
¡Este es nuestro reto y nuestra responsabilidad!
El mundo cuenta con todos nosotros. Los no nacidos cuentan con
todos nosotros. Las mujeres embarazadas cuentan con todos nosotros.
No les fallemos
Gracias a todos por estar hoy aquí.
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