De lo que no habla el ministro de hacienda de España, Montoro.
Un alumno de un
centro concertado le cuesta al Estado alrededor de 3.000 euros al año, mientras
que el gasto de un alumno de un centro público supera los 6.000 euros anuales.
Así lo reflejan las estadísticas de 2011 publicadas por el Ministerio de
Educación y el INE. Estos datos muestran que un alumno que cursa sus estudios
en la educación concertada supone un ahorro al Estado de casi 3.000 euros
anuales. En total, las arcas públicas ahorran 6.684 millones de euros cada año gracias
a los niños y jóvenes que acuden a los centros concertados, según un informe
elaborado por la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE).
A pesar de los
beneficios que estos datos reflejan para el Estado, el dinero que las
administraciones públicas dedican a
conciertos y subvenciones ha bajado un 3%, de los 5.891 millones de euros que
se dedicaban en 2009 a los 5.705 millones en 2012. Las subvenciones a los
centros concertados se recortan sin tener en cuenta que todos esos alumnos a
los que ahora tan sólo se paga el 57% del coste de su educación, si se ven obligados
a abandonar la enseñanza concertada, supondrán un coste al Estado del 100%, lo que
se traduciría en más de seis mil millones de euros. El dinero aportado por las
administraciones públicas supone el 57,5% de los ingresos de los centros concertados,
que se completa con el 38,5% de las cuotas pagadas por padres y tutores de los
alumnos. El restante 4% viene de donaciones, concesiones de servicios o pagos
de las asociaciones de padres.
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