Almudena, como la mayoría de las chicas de su edad, tenía un proyecto profesional, unos sueños que cumplir y muchas aficiones. Una de ellas, viajar. Con más de 70 países visitados y una larga lista de aventuras, esta madrileña de 23 años acaba de emprender su última aventura.
Un periplo que no estaba en sus planes, pero al que – como ella misma explica en este vídeo – no se podía negar. Un viaje sin billete de vuelta para entrar a formar parte de un convento de carmelitas descalzas. “Ahora viajaré a través de la oración, pero siempre desde un mismo lugar”, explica esta joven vocación a monja de clausura a tan sólo días del final del V Centenario de Santa Teresa. La ahora Hermana Almudena María de la Esperanza realiza sus votos temporales y con esto inicia de manera oficial la vida de clausura; no sin antes compartir su historia.
Antes de su entrada en el Carmelo, el 29 de junio de 2014, se le propuso grabar su testimonio. Al principio se resistió a aparecer ante la cámara porque, como dice ella, la vocación de carmelita es la de desaparecer. Fue la priora del convento, Madre Carmen, quien le animó a hacerlo y le dijo:
“La Iglesia es un rosal precioso y las raíces de este rosal son las carmelitas, que con su oración dan vida al rosal. Si la raíz sale de debajo de la tierra, el rosal se seca. Pero las semillas que están por plantar, hasta que no se hunden en tierra, se pueden poner en cualquier sitio: en el suelo, encima de la mesa o delante de una cámara”.
Este vídeo acaba con una imagen de la Hermana Almudena fuera de la clausura. Es necesario aclarar que las carmelitas sólo salen del convento por motivos muy especiales. Como cuando, por ejemplo, se celebran elecciones en el país.
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