Por José María Ballester Esquivas
El 14 de enero, víctima de un cáncer de garganta contra el que luchó tres años, falleció en Las Vegas René Angélil, marido y pigmalión de Céline Dion, a la que sacó –siendo una adolescente– del municipio quebequés de Charlemagne para convertirla en una estrella planetaria.
Ocho días después, el 22, la basílica Notre Dame de Montreal, llena a rebosar, acogió los funerales de Angélil, presididos por el arzobispo Christian Lépine. Entre medias, el 16 de mayo, moría a los 59 años Daniel Dion, hermano de la cantante.
Cinco meses después de estos acontecimientos, el 18 de mayo, la cantante concedió su primera entrevista televisiva al canal quebequés TVA.
Preguntada por la presentadora Marie-Claude Barrette acerca de cómo vivió esos momentos tan intensos –en ese mismo templo se casó con Angélil a finales de 1994–, la intérprete de My heart will go on aprovechó para mostrar cuáles eran sus valores.
“Los funerales han sido mi gran fuerza”, porque en esa basílica “me comprometí para siempre con mi marido, para la vida y para la muerte”.
“Para la vida y para la muerte”, en opinión de Dion, significa que el matrimonio “no son solo los regalos, los viajes y las fiestas, sino también pensar en quién va a empujar la silla de ruedas o saber qué se hace con el familiar que se queda disminuido”.
Por lo tanto, “los funerales son la continuación de nuestro matrimonio y sirvieron para demostrar a nuestros hijos [los dos pequeños, gemelos, tienen apenas 5 años] que su padre seguía estando en ellos”.
La víspera de los funerales, Céline Dion estuvo siete horas de pie, sin pausa, recibiendo el pésame de los cientos de admiradores que acudieron a inclinarse ante los restos mortales de Angélil.
Tenía previsto quedarse solo unos momentos. Sin embargo, explicó que “mirando a René sentí que me decía: “¿Por qué vas a saludar a los 200 primeros y no a los 100 siguientes?”. Entonces decidí aceptar en nombre suyo las oraciones, deseos y la fuerza de toda esa gente”.
Céline Dion nunca ha confirmado o desmentido si va a misa los domingos y siempre ha sido discreta al respecto, pero su sistema de valores no da lugar a dudas. Lo demuestra su férrea estabilidad matrimonial en un ambiente tan propenso a la promiscuidad.
¿Quién la inspira? Su madre, Thérèse, de 89 años, que tiene otros 13 hijos. Días antes, Thérèse acudió al programa católico La Victoire de l’Amur.
Pregunta: “¿Le ha tenido ganas a Dios por haber perdido a un hijo [y al propio Angélil] en menos de tres días?”. Respuesta: “Jamás”. Se entienden muchas cosas…
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