Volvemos a publicar la profética Carta de Pastoral del Obispo de Alcalá, Mons. Reig, redactada en diciembre de 2014. D. Juan Antonio siempre ha expuesto, adelantado, informado, sin que le tiemble el pulso, in llamar prudencia a la cobardía, lo que sucede en la sociedad y en la Iglesia. Mi agradecimiento por que este escrito suyo dio y sigue dando luz y explicaciones sobre la situación actual en España y en buena parte del mundo.
POR UN PLATO DE LENTEJAS:
La peor de las
corrupciones
Carta Pastoral de Mons. Juan Antonio Reig
Pla Obispo de Alcalá de Henares.
Hace unos días la Iglesia celebraba
la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen
María, Patrona de España. El próximo domingo, en plena Navidad, viviremos
la fiesta de la Sagrada Familia y también recordaremos a los Santos Inocentes.
Con ocasión de todo ello, han ido viniendo a mi memoria las hermosas palabras
que el Papa San Juan XXIII dirigió a nuestra Patria en 1960, y que luego
transcribiré. Aquel mensaje del Papa “bueno” me ha hecho pensar enla enorme
multitud de españoles, y de otros hijos de naciones hermanas que, el día 22 del
pasado mes de noviembre, alzaron su voz para pedir el fin de la gran matanza de
inocentes no-nacidos que se está produciendo, desde hace décadas, en
España y en el mundo. Con respeto a todas las personas y por amor a ellas, creo
necesario, no solo describir la realidad, sino también analizar las causas de
lo que acontece; solo así será posible proponer soluciones reales, más allá de
poner parches para controlar los síntomas del pensamiento débil, que es
como una enfermedad, y que rebaja el nivel ético general, de modo que en nombre
de un falso concepto de tolerancia se termina persiguiendo a los que defienden
la verdad sobre el hombre y sus consecuencias éticas (Cf. Papa
Francisco, 20-6-2014).
La historia que narra la Biblia
Cuenta el libro del Génesis
(Cf. 25, 19-34) que Esaú vendió su primogenitura, por un plato de
lentejas, a su hermano gemelo Jacob. La primogenitura implicaba ciertos
derechos, y sobre todo la transmisión por parte del padre de una especial
bendición y de las promesas (Cf. Gn 28, 13ss).
Analógicamente, esta historia se ha repetido infinidad de veces a lo largo de
los siglos, tanto en lo que se refiere a personas, como a instituciones y
naciones.
Un hecho reciente
Recientemente el Presidente
del Gobierno de España y del Partido Popular anunció la retirada de la reforma
de la ley del aborto que pretendía “limitar” cuantitativamente la sangría
horrenda de los «los niños asesinados antes de nacer»(Papa Francisco,
25-11-2014), ciertamente un crimen abominable (Cf.Concilio
Vaticano II, Gaudium et spes, 51), un continuo holocausto
de vidas humanas inocentes (San Juan Pablo II, 29-12-1997). Sobre todo
ello ya me pronuncié en una nota
el pasado 24 de septiembre: «Llamar a las cosas por su nombre. Un
verdadero reto para los católicos». Pero ¿cuáles son los verdaderos motivos de esta retirada?
El plato de lentejas: ahora un puesto en el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pero también el acceso a otras cuotas
de poder y a la financiación
Para entender bien la decisión del
Presidente del Gobierno no es suficiente recurrir a análisis electoralistas.
Con todo respeto a su persona, hay que decir que una decisión tan grave
responde a otras exigencias como nos muestra el documento «Prioridades
de España en Naciones Unidas. 69º Periodo de Sesiones de la Asamblea Plenaria»;
documento que se puede encontrar en la página web del Ministerio de Asuntos
Exteriores. Dichas
“prioridades” forman parte de lo que el Gobierno de España estaba dispuesto a
hacer (ya lo venía haciendo en perfecta continuidad con las legislaturas que le
precedieron) para conseguir un puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas. El puesto ha sido conseguido, ahora ya sabemos por qué han hecho lo que
han venido haciendo y qué van a seguir haciendo con toda diligencia, tanto a
nivel nacional como autonómico. Entre otras prioridades dignas de mención,
quiero destacar dos de las indicadas en dicho documento:
1 a) «Continuaremos impulsando el pleno
disfrute y ejercicio de derechos por parte de niñas y mujeres en
condiciones de igualdad y no discriminación por razón de género, incluidos
los derechos de salud sexual y reproductiva (…)».
2 b) «Continuaremos promoviendo el pleno
disfrute y ejercicio de derechos por parte de personas gays, lesbianas,
bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) y la eliminación de
todas las formas de discriminación (…)».
Desenmascarando eufemismos
Poniendo siempre por delante
el amor, el respeto y el aprecio a todas las personas, sea cual sea su
condición, es necesario desenmascarar las ideologías que engañan manipulando el
lenguaje.
1 a) Naturalmente, condenamos, con
toda firmeza, cualquier tipo de violencia contra niñas y mujeres y toda
discriminación injusta, pero¿qué significa en realidad “pleno disfrute y
ejercicio de derechos por parte de niñas y mujeres” y en particular “los
derechos de salud sexual y reproductiva”? La respuesta es: promoción
de la anticoncepción desde niñas; esterilización; aborto libre, químico y
quirúrgico, (en España ya son millones los niños abortados); manipulación de
embriones y reproducción asistida (verdadero «pecado contra el Creador», Papa
Francisco, 15-11-2014); promoción de la masturbación, con programas ya desde 0
a 4 años; esterilización, con autorización judicial, de personas con
discapacidad psíquica; sustraer a los padres de las menores la patria potestad
en todo lo que se refiere a la sexualidad de sus hijas; educación sexual
obligatoria (teoría y práctica) de menores, por parte del Estado y según la
perspectiva de la ideología de género, incluso contra la voluntad expresa de
los padres; disminuir la edad legal de consentimiento para tener relaciones
sexuales (en España la edad legal de consentimiento está ya en los 13 años);
apertura a la sexualidad “intergeneracional”; etc. Buena parte de todo esto
puede encontrarse en los «Estándares
de Educación Sexual para Europa» preparados por la Organización Mundial de la Salud(OMS),
con el asesoramiento de International Planned Parenthood Federation –IPPF‒
(Federación Internacional de Planificación Familiar) y de World
Association for Sexual Health ‒WAS‒ (Asociación Mundial para la Salud
Sexual), así como en publicaciones vinculadas a los lobbys.
A todas estas imposiciones del imperialismo
transnacional del dinero – bajo apariencia de organismos
internacionales (públicos y privados) ‒ hay que añadir ahora, al menos, dos
más: 1) El Gobierno de España ha anunciado que va a reconocer el derecho de
inscripción en el Registro Civil de los hijos de españoles nacidos
mediante gestación subrogada (vientres de alquiler) en el
extranjero. Esto no es más que dar amparo legal a la “trata” de mujeres
extranjeras empobrecidas, con las que se comercia como si fueran “ganado”,
incluso “estabulándolas”, durante el embarazo, en “granjas” al efecto. Seamos
claros, esta abominable práctica no es más que una nueva forma de esclavitud.
2) Parece que el Gobierno de España quiere cambiar la ley para exigir el
consentimiento paterno a las menores que deseen abortar. Que el Estado respete
la patria potestad de los padres respecto de sus hijos siempre es un bien;
dicho lo cual, con consentimiento paterno o sin él, el aborto es siempre
un crimen abominable, que además destroza a la madre y a todos los
que participan. Ahora bien, el imperio no cede jamás: siguiendo
los criterios de los «Estándares de Educación Sexual para Europa»,
“expertas” de Naciones Unidas “contra la discriminación de la mujer” se han
desplazado a España durante diez días para “recomendar expresamente” al
Gobierno español que las menores de 16 y 17 años puedan seguir abortando sin
consentimiento de los padres: más presiones, no van a permitir ni un minúsculo
paso atrás. España, como buena parte del mundo, ya no es más que una colonia,
al servicio del Nuevo Orden Mundial, donde se esclaviza a jóvenes y
mujeres, mientras permanecemos aflojados y drogados con mucho “circo” y cada
vez menos pan.
1 b) También aquí, condenamos, con
toda contundencia, cualquier tipo de violencia contra las personas y toda
discriminación injusta; con toda la Iglesia queremos continuar prestando ayuda
a todos, con verdaderas entrañas de misericordia, sin juzgar a las personas (
Papa Francisco, 28-7-2013). Pero ¿qué significa en realidad “pleno
disfrute y ejercicio de derechos por parte de personas gays, lesbianas,
bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) y la eliminación de todas las
formas de discriminación”? La
respuesta es: promoción universal de la llamada “ideología de
género” y de las teorías queer, así como de su
particular interpretación del concepto de “empoderamiento LGBTIQ”;
derechos sexuales de los menores, así llamados, LGBTIQ, tal y como se definen
por la IPPF y por la WAS; derecho desde los 0 años a “explorar” la identidad
sexual; derecho a partir de los 4 años a recibir información sobre las
“relaciones del mismo sexo”; derechos de los menores a su propia “orientación
de género” (LGBTIQ); en el caso de los menores de edad con “deseo de cambiar de
sexo” (DCS), “derecho” a que se les administren, cuanto antes, hormonas del
sexo contrario y, en su caso, derecho ‒ incluso siendo menores de edad ‒ a la
cirugía de reasignación aparente de sexo; matrimonio entre personas del mismo
sexo; derecho de las parejas del mismo sexo a adoptar niños; “despatologización
– vía legislativa ‒ de la así llamada transexualidad”, con promoción de nuevas
leyes llamadas de “no discriminación” y de “reconocimiento de derechos a las
personas con deseo de cambiar de sexo”; derecho a la “no discriminación e
igualdad de trato” que implica situar fuera de la ley a quienes, como la
Iglesia, afirmen que la particular inclinación de la persona con atracción
sexual hacia el mismo sexo, «debe ser considerada como objetivamente
desordenada» (Congregación
para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a
las personas homosexuales, n. 3) o que «los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados» (Catecismo
de la Iglesia Católica, n. 2357); impedir, y penalizar legalmente, que
profesionales de la psiquiatría o la psicología puedan ayudar a personas
con atracción
sexual hacia el mismo sexo (AMS) o con deseo de cambiar de sexo (DCS), que libremente lo soliciten; sustraer a
los padres de los menores la patria potestad en todo lo que se refiere a la
sexualidad de sus hijos con AMS o DCS; educación sexual obligatoria (teoría y
práctica) a menores, según los criterios LGBTIQ, incluso contra la voluntad
expresa de los padres; disminuir la edad legal de consentimiento para tener
relaciones “sexuales” entre personas del mismo sexo (en España, también aquí,
la edad legal de consentimiento está ya en los 13 años); imponer, por ley, a
las empresas e instituciones, la contratación de un porcentaje de trabajadores
llamados LGBTIQ; inversión de la carga de la prueba cuando se producen
denuncias por presuntas discriminaciones a personas llamadas LGBTIQ; promoción
de la sexualidad “intergeneracional” LGBTIQ; etc. Buena parte de todo esto
también puede encontrarse en los «Estándares de Educación Sexual para
Europa», ya citados, y en publicaciones vinculadas al lobbyimplicado.
En todo caso, hay que advertir que una vez ganada la batalla del mal llamado
matrimonio civil entre personas del mismo sexo y la posibilidad de adopción, la
gran ofensiva en estos momentos ‒ como puede comprobarse en los medios de comunicación
‒ es entorno al deseo de cambiar de sexo (DCS) ‒ la mal llamada “disforia de
género”/“transexualidad” ‒, particularmente en la infancia; lo que sigue es la
penalización de los padres, de las confesiones religiosas y de cuantos se
opongan a la agenda prevista para promover estos llamados “derechos sexuales
LGBTIQ”.
Describir lo que esconden las palabras a
través, como hemos dicho, de la manipulación del lenguaje no es ninguna condena
a las personas, sino exponer con claridad lo que atenta contra la antropología
cristiana a la que el Papa San Juan Pablo II llamaba “antropología adecuada”.
En definitiva, lo que se pretende con estas disposiciones es una mutación
antropológica, o lo que es lo mismo, la construcción, cuyas raíces están en la
ideología de género y sus derivadas, de un nuevo ser humano inspirado en el
transhumanismo y el posthumanismo.
La “primogenitura” vendida
Con el documento «Prioridades
de España en Naciones Unidas. 69º Periodo de Sesiones de la Asamblea Plenaria» que
estamos comentando, se confirma, una vez más, lo que todos sabíamos: nos hemos
convertido en siervos de las instituciones internacionales para la promoción de
la llamada “gobernanza global” (Nuevo Orden Mundial) al
servicio del imperialismo transnacional del dinero, que ha
presionado fuerte para que España no sea ejemplo para Iberoamérica y para
Europa de lo que ellos consideran un “retroceso” inadmisible en materia
abortista y en los llamados derechos LGBTIQ.
Estamos vendiendo, por un “plato de
lentejas”, el proyecto de Dios sobre sus hijos: a) el amor y
respeto a toda vida humana; b) la belleza de la igual dignidad, pero también de
la diferencia entre el varón y la mujer; y c) la hermosura de la familia de
fundación matrimonial entre un solo hombre y una sola mujer. Esto no solo está
aconteciendo en España, se trata de un humillante vasallaje global ante el
poder del dinero, y por ello recientemente (25-11-2014) el Papa
Francisco advertía: «Mantener viva la realidad de las democracias es un
reto de este momento histórico, evitando que su fuerza real – fuerza política
expresiva de los pueblos – sea desplazada ante las presiones de intereses
multinacionales no universales, que las hacen más débiles y las trasforman en
sistemas uniformadores de poder financiero al servicio de imperios
desconocidos. Este es un reto que hoy la historia nos ofrece».
«La muerte de Dios en el corazón y en la
vida de los hombres es la muerte del hombre» (San Juan Pablo II, 11-5-1980): la peor de las corrupciones
Si matar a un inocente no-nacido se
reconoce por la “leyes” como un derecho, toda corrupción o iniquidad es
posible, tanto en el ámbito público como en el privado. Pero atención, para
poder matar a un hermano antes hay que matar a Dios (al Padre), o venderlo:
ambas cosas hemos hecho. ¡Tanto podríamos decir sobre esto! Que a nadie le
extrañe, pues, la situación en la que se encuentra postrada España y buena
parte del mundo. Ni los actuales partidos mayoritarios, ni los nuevos de corte
marxista que, parece que emergen con gran ímpetu, respetan integralmente la
dignidad de la vida humana, del matrimonio y de la familia. La verdadera
respuesta a esta situación pasa por la regeneración moral de nuestro pueblo
fruto de una nueva evangelización: proponer con amor y verdad a Cristo, pues
«el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado»
(Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 22). Es urgente promover la
gestación de auténticos cristianos y de familias católicas (la Iniciación
Cristiana de Adultos según el modelo del Catecumenado Bautismal) capaces de
impulsar una cultura respetuosa con la vida, el matrimonio y la familia.
También es necesario impulsar una auténtica educación afectivo-sexual de los
niños, adolescentes y jóvenes como vocación al amor y al don de sí. En la
«Teología del cuerpo» del Papa San Juan Pablo II encontramos las claves para
aprender a amar y desarrollar una auténtica ecología humana. Como repetía el
Papa Benedicto XVI, la permanencia de la civilización cristiana pasa por la
promoción de «minorías creativas» capaces de regenerar la sociedad. El
instrumento es la Doctrina Social de la Iglesia que
debe inspirar la presencia de católicos en las distintas instituciones sociales
y en el ámbito de la política. Como decía el beato Pablo VI, la política es una
forma alta de caridad; de ahí la pertinencia de recordar el antiguo
adagio: Corruptio optimi, pessima (la corrupción de los
mejores es la peor); y es que «la miseria más peligrosa, causa de todas
las demás: (es) la lejanía de Dios, la presunción de poder prescindir de Él»
(Papa Francisco, 20-12-2014).
Nadie debe dudar que estamos ante una
situación de emergencia política. Esta situación está reclamando
del laicado católico que sepa organizarse para ofrecer una lúcida respuesta en
el campo cultural, en los medios de comunicación y en la política. No hacerlo
en estos momentos supone un verdadero pecado de omisión.
Hay esperanza
No solo las personas,
también las naciones son llamadas por Dios al cumplimiento de una misión, misión
a la que se puede responder o no. España también ha tenido y tiene su misión,
¡no renunciemos a ella y a la bendición de Dios, nuestro Padre, por un plato de
lentejas! Atendamos a las hermosas palabras con las que nos exhortaba el
querido Papa San Juan XXIII y, con la gracia de Dios, hagámoslas efectivas:
«Nos alegramos de que la España que llevó la fe a tantas naciones quiera hoy
seguir trabajando para que el Evangelio ilumine los derroteros que marcan el
rumbo actual de la vida, y para que el solar hispánico, que se ufana justamente
de ser cuna de civilización cristiana y faro de expansión misionera, continúe y
aun supere tales glorias, siendo fiel a las exigencias de la hora presente en
la difusión y realización del mensaje social del cristianismo, sin cuyos
principios y doctrina fácilmente se resquebraja el edificio de la convivencia
humana. Que tengan levantada siempre su mirada Nuestros Hijos amadísimos de
España hacia las altas metas, con el espíritu grande que los caracteriza,
seguros de que la obediencia a la Ley de Dios atraerá la protección de la
Providencia, que en el tejido de todo quehacer histórico guía a los individuos
y a los pueblos, dóciles a la voz del Rey de cielos y tierra, in viam
prosperitatis et pacis [en el camino de la prosperidad y la paz]» (San
Juan XXIII, Mensaje dirigido al Cardenal Gaetano Cicognani,
5-6-1960).
Solo el nacimiento de Jesús, que estamos
celebrando, le devuelve a cada persona su dignidad intransferible y la respalda
con su alianza de amor para que no se pierda ninguno, especialmente los más
pequeños, empobrecidos y sufrientes. En cambio, todas las ideologías ponen las
personas al servicio de sus ambiciones, siempre vinculadas al poder y al
dinero; lo hacen, según los casos, en nombre del “pueblo”, del “proletariado”,
de la llamada “sociedad del bienestar”, o del llamado “interés general”. Han
olvidado miserablemente que el fin de la sociedad es el “bien común”, que pasa
necesariamente por la atención y cuidado de cada persona, y por el desarrollo y
educación de la misma, para hacerla capaz de su verdadero destino, de nuestro
verdadero destino: Dios revelado como Amor.
Una gran batalla
En todo caso, hay que
insistir en que quienes rinden culto a Moloc y a Mammona –
la cultura de la muerte y la idolatría del dinero ‒ siempre van de la mano y
sirven al Amo de este mundo.
Por eso, nuestra batalla, como nos
recuerda el Apóstol Pablo, «no es contra la sangre y la carne, sino contra los
principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo
tenebroso…» (Ef 6, 12). De ahí que es necesario, como nos
exhortaba el mismo Apóstol, revestirnos con las armas de Dios: «estad, pues
alerta, ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestidos con la coraza de la
justicia y calzados los pies, prontos para el evangelio de la paz, embrazando
en todo momento el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los encendidos
dardos del Maligno» (Ef 6, 14-16). Los católicos en este momento
estamos ante una verdadera encrucijada y es necesario preguntarnos a quienes
estamos dispuestos a servir: o a los dioses, y sus mensajeros, de esta nueva
religión secular, o al verdadero Dios. Como en tiempos de Josué nuestra
respuesta no puede ser otra: «Yo y mi casa serviremos al Señor» (Jos 24,
15).
Alcalá de Henares, 26 de diciembre de 2014
San Esteban, protomártir www.obispadoalcala.org
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