Por Juan Meseguer
El aumento de la desigualdad ha sido uno de los temas centrales en la campaña de las elecciones en Estados Unidos. La preocupación estaba justificada, pues allí ese aumento ha coincidido, además, con la erosión de la clase media. Pero los últimos datos sobre renta y pobreza publicados por la Oficina del Censo apuntan a un cambio de tendencia.
Una de las noticias demográficas más sonadas del año pasado fue que la clase media había dejado de ser mayoría en EE.UU. El porcentaje de adultos en este estrato social se redujo del 61% en 1971 a algo menos del 50% en 2015. Esta reducción no quiere decir que todos hayan salido perdiendo; si bien ha aumentado el porcentaje de personas de menores ingresos, ha crecido un poco más el de las de mayor renta.
Pero hay dos signos claros de que la clase media estadounidense se ha deteriorado. En las últimas décadas, ha perdido ingresos y patrimonio, hasta el punto de ser más pobre que los del mismo nivel en otros países ricos; antes era al revés. Además, en algunos de esos países, como Canadá y Holanda, hay una mayor movilidad social hacia arriba (ver Aceprensa, 7-07-2014 y 7-01-2015).
Más ingresos para las familias corrientes
Sin embargo, los datos de la Oficina del Censo relativos a 2015 han traídos buenas noticias. La primera es que la mediana de los ingresos de los hogares ha mejorado por primera vez desde 2007, el año antes de la crisis. Las rentas de un hogar típico han subido un 5,2% respecto a 2014; es decir, 2.800 dólares anuales (2.562 euros) en términos reales.
Es cierto que esos ingresos –ahora en 56.516 dólares anuales– siguen ligeramente por debajo que antes de la crisis, descontando la inflación. Pero la novedad es que se trata del mayor aumento anual desde 1968, según informa la Casa Blanca.
Otra sorpresa, con posibles consecuencias electorales: aunque la mediana de los ingresos de las familias hispanas son los que más han crecido (un 6,1%), la de los blancos no hispanos –a quienes Trump pide el voto con más insistencia– y la de los negros han mejorado por primera vez desde 2007: un 4,4% y un 4,1%, respectivamente. En manos de Clinton, este dato puede servir para vender la recuperación de la clase trabajadora blanca; en las de Trump, para denunciar el retraso que lleva respecto a los hispanos.
Ganan más los de abajo
Se suele decir que la crisis ha hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Pero esto no se ha cumplido en EE.UU. La brecha de ingresos, en efecto, ha crecido en términos absolutos. Pero en términos relativos, todos los tramos de renta han ganado. Es más: los que menos tienen son los que más han ganado.
Lo destaca Justin Wolfers a partir de los datos del censo. Mientras la mediana de los ingresos sube un 5,2%, los ingresos del 10% más pobre de la población suben un 7,9%; los del 10% más rico, un 2,9%; y los del 5% más rico, un 3,7%.
Otra buena noticia es que el ascensor social, que parecía estancado, ha vuelto a funcionar. De acuerdo con el informe de la Oficina del Censo, en 2015 había algo más de 43 millones de personas bajo el umbral oficial de pobreza, 3,5 millones menos que en 2014. La tasa de pobreza ha pasado del 14,8% en 2014 al 13,5% en 2015. Se trata del primer descenso notable desde el comienzo de la crisis.
De nuevo, la mejoría se ha notado en todos los grupos étnicos. Pero son los negros y los hispanos los que más avances han hecho, aunque siguen siendo los grupos con mayor tasa de pobreza: 24,1% y 21,4%, respectivamente, frente al 11,4% de los asiáticos y el 9,1% de los blancos no hispanos.
Metáforas para todos los gustos
A la vista de los datos de la Oficina del Censo, los republicanos podrían reprochar a los demócratas su insistencia en el debate sobre la desigualdad. Es cierto que la brecha entre ricos y pobres sigue siendo grande, pero ¿no lo es también que ha aumentado la riqueza media y que los de menos renta son los que más han prosperado? Y si es verdad que los datos de 2015 no confirman por sí solos el viejo dicho de que una marea alta levanta todos los barcos, desde luego dan qué pensar. ¿El problema de fondo es el desigual reparto de la abundancia o la escasez de los que no tienen, como plantean algunos economistas liberales? ¿Los ricos siempre se enriquecen a costa de los pobres?
A la metáfora de la marea ascendente se opone el premio Nobel de Economía Paul Krugman. No es la “ideología del goteo” lo que ha traído más prosperidad para todos, sino “la economía del goteo ‘hacia arriba’ de Obama”, señala en un artículo en el que comenta el informe de la Oficina del Censo. “En general, las políticas de la época de Obama han ido encaminadas a ayudar directamente a las familias, más que a colmar de beneficios a los ricos con la esperanza de que los beneficios goteen hacia abajo”. Y pone como ejemplo las subidas de impuestos a las rentas altas, que se han empleado “para subvencionar los seguros médicos de las familias con rentas medias y bajas”.
Pero no todo han sido políticas redistributivas ni ayudas directas. Los programas de ayuda social han funcionado como una red de seguridad durante la crisis, explica la periodista del New York Times Patricia Cohen. Pero ha hecho falta prosperidad –como la que han traído los 2,9 millones de empleos creados entre 2014 y 2015 o las subidas salariales– para que los beneficios de la recuperación llegasen también a los de abajo.
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