Páginas vistas

domingo, 21 de agosto de 2016

Mensaje de la periodista italiana Letizia Leviti, a sus compañeros, antes de morir

Religión en Libertad, 21 de agosto de 2016

El 26 de julio falleció, a los 46 años de edad, la periodista italiana Letizia Leviti, tras dos años de lucha contra una larga enfermedad que en los últimos tramos la mantuvo alejada de la redacción  de Sky TG 24. Allí trabajaba desde 2003 y había cubierto para el canal informativo, entre otros acontecimientos, las guerras de Afganistán, Irak y Líbano.

Se había licenciado en Filosofía y en Filología en la Universidad de Pisa. Casada y con tres hijos, en 2009 dio un pequeño salto a la política al presentarse a la alcaldía de Bagnone, en la Toscana (pueblo natal de su familia paterna), por Il Popolo della Libertà, el partido de Silvio Berlusconi, aunque no salió elegida.



Pocas fechas antes de morir grabó un mensaje de despedida (sólo audio) para sus compañeros de Sky TG 24 que obtuvo una gran difusión e impactó notablemente en la opinión pública italiana. Incluso el presidente de la República, Sergio Mattarella, hizo referencia a él al recordar a la periodista fallecida en uno de los homenajes que se le han tributado.

Lo reproducimos a continuación en español, seguido del vídeo con su propia voz en italiano para quien quiera seguirlo así.

En su mensaje agradece a Dios todos los bienes recibidos, exhorta a sus compañeros a no descuidar nunca a la familia por el trabajo, y recuerda que las cosas mejores que se hacen en la vida son las que se hacen por amor, incluyendo el amor a los enemigos.

Mensaje íntegro de Letizia Leviti a sus compañeros
¿Estamos en onda? ¿Me escucháis?

¡Vaya! No habría querido que fuese así, pensaba hacerlo [despedirme] como tantas otras veces, y sin embargo la vida no la decidimos nosotros. Quería saludaros con este mensaje y agradeceros y dejaros así un poco de mí misma. Saludaros porque las cosas son así, ya no volveré ahí, hace tiempo que no voy y os he echado mucho de menos, he echado mucho de menos el trabajo.

El trabajo ha sido para mí una fuente de vida. El trabajo es la verdad, nuestro trabajo es la verdad, debe ser la verdad. Tenemos una obligación hacia los telespectadores. No tenemos que contentarles, tenemos que decirles la verdad. Ellos creen en lo que decimos. Y nosotros debemos ser honestos intelectualmente siempre. Esto es lo que pienso, esto es lo que siempre he pensado, y espero y creo que todos vosotros penséis lo mismo.

En fin, digamos que no estoy contenta de terminar así, pero doy gracias a Dios porque en la vida lo he tenido verdaderamente todo, todo aquello que podía desear. Quizá incluso más. No, sin “quizá”: más.

Y quería deciros otra cosa importante, muy importante. Una conclusión a la que quizá ya habéis llegado... pero nunca se sabe. Es muy importante reconocer en la propia vida las cosas más importantes de la propia vida. Nunca descuidéis a vuestras familias, ni siquiera por el trabajo. El trabajo no debe dominarnos, nada debe dominarnos, ni siquiera la enfermedad debe dominarnos.

Hay que ser libres, libres para amar y saber amar. Amar profundamente. Amar el propio trabajo. Amar a la familia. Amar a tus amigos. Amar a tus enemigos. Enfadarse, sí… pero amar. La fuerza de la vida, el sentido de la vida, es sólo el amor. El amor es lo que nos impulsa a hacer las mejores cosas a lo largo de toda nuestra vida.

Y cuando sucede algo como lo que me ha sucedido a mí, es hermoso sentirse colmado, sentirse sereno, sentirse en paz con el mundo, sentir que has hecho lo que querías hacer, con sinceridad, incluso pagando un precio. Un precio que no es demasiado  ante el hecho de que la vida fue auténtica, fue vivida, y se está acabando.

Muchas veces me he encontrado pensando “esto está acabando”, pero también me he encontrado pensando “¡qué bella es esta vida!”. Hasta el final lo he pensado. Y he rezado para que estuvieseis aquí, con mis hijos, con mi marido, con mi madre, con mi mundo. Pero no me he enfadado…

Todos tenemos un destino, un camino, y se ve que mi círculo debía cerrarse así. Sin embargo, recordad estas palabras, son importantes. Porque si al término de la vida una persona se da cuenta de que se ha equivocado, que no ha hecho lo que había querido deseado y querido hacer, se da cuenta de no haber amado... creo que una enfermedad y luego el resultado de esa enfermedad se afronta con mucha angustia. Yo sólo he sentido angustia por dejar a mis hijos, a mi marido, a mi madre, a mi familia. Sólo por ellos, no por mí. Lo he tenido todo. Y doy gracias a Dios por todo lo que me ha dado.

No sé si este mensaje puede serviros. Pero pensad en ello, porque es muy importante. Y hay que pensar en ello cuando aún se tiene tiempo para pensar.


Un momento del funeral de Letizia Leviti.

Os abrazo para decir de vosotros, de nosotros, que somos grandes, que somos fantásticos, que hemos hecho crecer este canal. Creo en vosotros, siempre he creído mucho, muchísimo. Querría daros las gracias a todos por la cercanía y afecto de este periodo. Y también por la cercanía y el afecto anteriores.  Y también por la cercanía y el afecto de después. Porque no tengo mucha gana de irme. Así que creo que saldré en alguna página de algún periódico, en alguna noticia. Alguna cosa rara se dirá. Así que, venga, os dejo. Un abrazo grande a todos.

No hay comentarios:

¿Qué es la muerte sin Dios? Un texto clarificador.

       El máximo enigma de la vida humana es la  muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máx...