ERC se ha alineado con CDC y ha votado en contra de suprimir las subvenciones a escuelas de élite que segregan por sexo, una propuesta de Catalunya Sí que es Pot secundada por el PSC y la CUP. Los republicanos, que siempre habían mostrado su desacuerdo con este tipo de centros, han sucumbido a las exigencias de sus socios de gobierno con la excusa de no reformar la ley de educación de Cataluña (LEC).
De esta manera, Junts pel Sí ha acabado votando igual que el PP con el fin de impedir que se supriman los 30 millones de euros que el Govern otorga cada año a 16 colegios vinculados al Opus Dei. Un acuerdo que el Ejecutivo de Mas -con la consellera Irene Rigau a la cabeza- renovó hasta 2018.
El plan de Catalunya Sí que es Pot, apoyado por el PSC y la CUP, pasaba por «eliminar la financiación de aquellos centros que no cumplan con el principio de educación mixta en un plazo de seis meses». En concreto, el artículo 43 de la LEC establece, como principio ordenador de la prestación del servicio de educación de Cataluña, que «la coeducación por medio de la escolarización mixta debe ser objeto de atención preferente», aunque no fija que sea condición sine qua non para otorgar ayudas públicas a centros privados.
La propuesta de Catalunya Sí que es Pot iba más allá y especificaba que en los próximos presupuestos se recogiera un recorte que no hace otra cosa que acentuar la división entre CDC y la CUP, con los republicanos de espectadores.
En las filas de ERC, por su parte, han rechazado volver a votar en contra de Convergència como ya ocurriera con la derogación de la reforma laboral o la retirada de un monumento franquista en Tortosa. Su argumento es que los conciertos a escuelas de élite están blindados por la Lomce -la ley estatal de educación- y que hace falta "una nueva normativa catalana que incorpore todas las competencias del Estado".
Eso sí, desde el bando republicano se han blindado de las críticas de la oposición pidiendo que no se renueve el contrato con las escuelas de élite cuando finalice su vigencia en 2018.
La supresión de la financiación de las escuelas de élite fue una de las líneas rojas que la CUP impuso a Convergència y Esquerra en las negociaciones de la investidura. No obstante, la medida cayó en saco roto y no acabó plasmada en el plan de choque social, que sólo contempla una partida de cinco millones de euros de ayudas para centros de alta complejidad. «Es un tema sagrado», señalan desde el bando convergente.
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