Desde temprano, el Ángel soplaba al oído del niño la oración que le habían enseñado días antes para prepararlo mejor.
—Josemaría..."Yo quisiera...“
Y el niño comenzaba:
"Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos".
Trajo el Ángel también a su memoria todas las oraciones aprendidas desde pequeño. Quería preparar muy bien el corazón del niño, pues mientras más grande fuera su amor, más contento daría a Jesús y mayores gracias recibiría.
Al volver de comulgar, con las manos juntas y los ojos muy cerrados, se sumió en una larga conversación con Jesús... Había tanto que decir: preguntar por Rosarito, pedir por papá, mamá, Carmen, Chon y Lolita. María, la cocinera... dar gracias, pedir perdón, pero, sobre todo, decir a Jesús lo mucho que lo quería y cuánto había esperado este momento.
A su lado, el Relojerico procuraba alejar cualquier distracción de la mente del niño, soplando a su oído más ideas y, sobre todo, ofrecer a Jesús el pequeño dolor del día anterior.
Un regalo para Jesús
Efectivamente, el día anterior había sufrido no pequeña contrariedad.
Vino el peluquero a casa. Mientras le rizaba el cabello, como era costumbre en aquella época, en un descuido, aquel hombre quemó con las tenacillas la cabeza de Josemaría.
En un instante los ojos del niño se llenaron de lágrimas. Y antes que pudiera decir nada, su Ángel ya había sugerido algo para aquel dolor:
—¡Un gran regalo para Jesús... en el día de mañana! El niño se tragó entonces las lágrimas, ofreció su dolor al Cielo y resolvió no contar nada a mamá para evitarle el disgusto y no preocuparla.
Descargar La Primera Comunión en formato pdf.
Del libro: "Vida y venturas de un borrico de noria... y su Relojerico". Ed. Palabra.
Texto e ilustraciones: Paulina Mönckeberg, 2004.
No hay comentarios:
Publicar un comentario