Estoy preparando una asignatura de Teología, que comienzo a impartir próximamente. Soy un entusiasta admirador de Josep Pieper, y no puedo reprimirme de escribir unas ideas sobre amor y creación, que he sacado del gran filósofo alemán. También porque es difícil encontrar hoy tanta lucidez y profundidad en la comprensión de la realidad.
-Amar es percibir el amor creador de Dios. Es, en lo humano, el mayor grado de percepción de lo divino.
-Con la percepción amorosa de la criatura, se experimenta la grandeza de la fuerza creadora. Nadie la tiene en grado tan grande que el que ama. El amante, el que ama, reconoce el valor real del ser de la persona, del acto de su creación, y se enriquece de él. El amor es participación del gozo de Dios.
-Fue Dios el que, en el acto de la creación, anticipándose a todo amor humano imaginable, dijo con toda su verdad: Yo quiero que seas; es bueno, muy bueno, que existas (Gen 1, 31).
-Por eso, el amante y el amado, ante la existencia de la otra persona, sienten admiración, gratitud, deslumbramiento. Hay una reproducción del sentimiento divino en la creación, pero también una continuación y perfeccionamiento.
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