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sábado, 31 de octubre de 2015

Golpe de Estado

Golpe de Estado

No escape
Contenidos: Imágenes (muchas V+)
Dirección: John Erick Dowdle. País:USAAño: 2015. Duración: 103 min. Género:ThrillerReparto: Owen Wilson, Lake Bell, Pierce Brosnan.Guion: John Erick Dowdle y Drew Dowdle. Música: Marco Beltrami y Buck Sanders. Estreno en España: 9 Octubre 2015. 
Reseña: 
Un hombre de negocios norteamericano y su familia se ven atrapados en medio de un violento golpe de estado en un país del Sudeste Asiático que iba a ser su nuevo hogar. Mientras los rebeldes atacan sin piedad la capital, Jack y su familia desesperadamente tendrán que buscar la forma de sobrevivir y escapar de un infierno donde ser extranjero equivale a una sentencia de muerte.
Trepidante film, modélico en su concepción “familia atrapada sin posibilidad de escapar”, que supone sin duda el mejor trabajo hasta la fecha de su guionista y director John Erick Dowdle.
El ritmo de Golpe de estado es enorme (los hechos suceden en un único día) y la puesta en escena realista, con profusión de primeros planos y cámara en movimiento (pero sin agotar) logran que la sensación angustiante no desaparezca ni un minuto del metraje. Hay escenas potentes, como la del salto al tejado o la de la motocicleta entre la masa revolucionaria. 
Por encima de la autoconservación, funciona además la obsesión natural de unos padres por salvar a su prole, cuestión apuntalada varias veces por Erick Dowdle. También se evita certeramente el peligro de derivar la historia hacia un film de acción al estilo agentes especiales, de modo que la inclusión del personaje interpretado por Pierce Brosnan brilla sólo lo justo. Las actuaciones son muy buenas.

Little boy

Little boy


Contenidos: ---
Dirección:Alejandro MonteverdePaíses: USA y MexicoAño: 2015.Género: DramaInterpretación: Kevin JamesTom WilkinsonEmily Watson, Ted Levine,David Henrie, Michael Rapaport, Ben Chaplin, Jakob Salvati. Guion: Alejandro Monteverde y Pepe Portillo. Producción: Leo Severino. Fotografía: Andrew Cadelago.Diseño de producción: Bernando Trujillo. Estreno en España: 30 Octubre 2015.
Reseña: 
Pepper Busbee es un niño de 8 años que vive junto a su familia en una pequeña ciudad en Estados Unidos. Todo el mundo le conoce como “Little Boy” debido a su baja estatura. Rechazado y molestado por el resto de niños el único amigo de Little Boy es su padre James, con el que cada día parece una aventura. El mundo de Little Boy se derrumba cuando James es reclutado como soldado para ir a la Segunda Guerra Mundial.
Inspirado por su héroe de cómic, Little Boy cree que puede lograr lo imposible: traer a su padre de vuelta a casa. Para tener éxito en su misión, debe hacerse amigo de la persona a quien más teme: un anciano japonés al que nadie en la ciudad habla y que representa la cara del enemigo.
El lema del personaje central del nuevo film del director, “tú puedes conseguirlo”, parece autobiográfico. A base de fuerza de voluntad y tenacidad ha mejorado sustancialmente en su segundo trabajo como realizador y guionista, que aborda precisamente la superación personal, y también la amistad, los lazos familiares, el lastre que supone el rencor y la necesidad de reconciliarse con el presunto enemigo, y la infancia espiritual.
Pero sobre todo es un film sobre el poder de la fe, temática que aborda con complejidad, ofreciendo puntos de vista opuestos, por lo que llegará a un público más variado que su ópera prima, Bella, que convencía sobre todo a los predispuestos a ello. Sigue siendo un film optimista, pero no oculta que la vida tiene sus momentos duros y difíciles, con secuencias realmente emotivas. Continúa teniendo una tendencia sensiblera, pero ésta queda muy enmascarada por el tono de fábula infantil del relato.

Marte (The Martian)

Marte (The Martian)

The Martian
Contenidos: ---
Dirección:Ridley ScottPaís:USAAño:2015. Género:Ciencia-ficciónReparto: Matt Damon, Jessica Chastain, Kate Mara, Kristen Wiig, Jeff Daniels, Michael Peña, Kate Mara, Sean Bean, Sebastian Stan, Aksel Hennie, Donald Glover, Mackenzie Davis, Chiwetel Ejiofor. Guion: Drew Goddard; basado en la novela de Andy Weir. Estreno en España: 16 Octubre 2015.
Reseña: 
En el transcurso de una misión tripulada a Marte, el astronauta Mark Watney (Matt Damon) es dado por muerto y abandonado por sus compañeros de tripulación tras una violenta tormenta. Sin embargo, Watney sobrevive y se encuentra solo y abandonado en ese planeta hostil. Con escasos suministros, Watney deberá recurrir a su ingenio, humor y espíritu de supervivencia para subsistir y encontrar una forma de comunicar a la Tierra que sigue vivo. 
A millones de kilómetros, la NASA y un equipo internacional de científicos trabajan sin descanso para traer al “marciano” de vuelta, al mismo tiempo que sus compañeros de tripulación planean una temeraria, si no imposible, misión de rescate. Mientras todos estos acontecimientos se desarrollan, el mundo entero se une para pedir que Watney regrese sano y salvo
Sin duda estamos ante la mejor película que se ha rodado sobre el planeta rojo, cuyo desarrollo está atravesado de verosimilitud, sin que para alcanzar este logro se pague el precio de aburridas  explicaciones científicas, las que hay están introducidas con gran habilidad.
El guión es muy bueno. En general, sostener la trama con la omnipresente idea de que hay que afrontar los problemas sin miedos paralizantes es algo que funciona.
El cineasta británico vuelve a demostrar su enorme fuerza visual, su sentido de la planificación y del montaje, empezando por la tormenta de arena del principio, y también en las escenas espaciales, el magnífico clímax que parece casi una escena de gimnasia artística más allá de las estrellas. 

Superar viejos prejuicios

Por Alfonso Aguiló

 —Hay personas que sienten la necesidad de llenar su vida con algo espiritual, pero rechazan la posibilidad de acercarse a la Iglesia porque consideran que es un montaje opresivo y anticuado.
        En bastantes ocasiones, todas esas prevenciones contra la Iglesia se desvanecen cuando se llega a conocerla más de cerca. Cuando se ha estado lejos mucho tiempo, es fácil haber asumido estereotipos que luego se demuestran falsos o inexactos en cuanto se hace el esfuerzo de acercarse y observar las cosas por uno mismo y de primera mano. 
        Se ve entonces que la realidad tiene unos tonos distintos. Que en la Iglesia hay bastante más libertad de lo que pensaban. Que hay muchos sacerdotes ejemplares, inteligentes, cultos y que hablan con brillantez. Que la liturgia tiene mayor fuerza y atractivo de lo que creían. Que hay ciertamente un conjunto de normas morales bastante exigentes, pero que son precisamente la mejor garantía que tiene el hombre para alcanzar su felicidad y la de todos. Es más, el hecho de que, pese a la permisividad actual, la Iglesia se niegue a bajar el listón ético, y no ceda a las presiones de unos y otros, es un extraordinario motivo de admiración y atractivo. La Iglesia no quiere ni puede hacer rebajas de fin de temporada en asuntos de moral para así atraer a las masas, sino que continúa presentando el genuino mensaje del Evangelio. Las rebajas y los sucedáneos cansan enseguida, y la historia está llena de cadáveres que cedieron a la acomodación a los errores del momento y no consiguieron absolutamente nada.
        Cuando se conoce de verdad la Iglesia se desenmascaran muchas falsas imágenes. Se descubre entonces que la moral cristiana no es un conjunto de prohibiciones y obligaciones, sino un gran ideal de excelencia personal. Un ideal que no consiste solo en prohibir tal o cual cosa, sino que sobre todo alienta de modo positivo a hacer muchas cosas. Ser católico practicante no es cumplir el precepto dominical, sino algo mucho más profundo y más grande. La fe pone al cristiano frente a sus responsabilidades ante sí mismo, su familia, su trabajo, ante la tarea de construir un mundo mejor. El mensaje cristiano no aparta a los hombres de la edificación del mundo, ni les lleva a despreocuparse del bien ajeno, sino que, por el contrario, les impone como un deber el hacerlo. Es cierto que hay malos ejemplos, como cualquiera podría encontrarlos en tu vida o en la mía. Donde hay hombres hay errores. Si en la Iglesia no pudiera haber hombres con defectos, nadie tendría cabida en ella. No es que nos gusten esos errores, que hemos de procurar corregir, pero lo primero que debemos considerar es que la Iglesia está formada por personas como tú y como yo. Bueno, quizá un poco mejores.

jueves, 29 de octubre de 2015

Little Boy

Eduardo Verástegui: «Little Boy es un cuento para mayores que nos regala fe, esperanza y amor»


Por Pablo J Ginés

Little Boy, una película emotiva de fe y familia se estrena en España el 30 de octubre, tras su paso en primavera por Estados Unidos y México, donde se tituló El gran pequeño. Eduardo Verástegui ha puesto su dinero e inspiración en esta historia dirigida por Alejandro Gómez Monteverde, quien también la ha guionizado, con Pepe Portillo como co-guionista.

Verástegui hace ya años que decidió trabajar sólo en proyectos artísticos que edificaran al espectador, siempre desde la lógica propia del cine, que ha de emocionar, sorprender y entretener. Después de BellaEl Circo de la Mariposa y CristiadaLittle Boy es una apuesta hermosa que ha hecho llorar ya a muchos miles de espectadores.

En el centro de la historia está el pequeño al que todos llaman "Little Boy", que en plena Segunda Guerra Mundial desea el retorno de su padre. Ha escuchado la frase bíblica: "Si tienes fe como un granito de mostaza puedes mover montañas". Y él decide esforzarse para tener esa fe poderosa, similar a la magia de los héroes que admira en los tebeos.

- “Little Boy” y “Cristiada”, la última gran película en la que le vimos, coinciden en presentar la fe de dos niños en un ambiente de guerra. En “Cristiada” era el niño beato José Sánchez y aquí el pequeño “Little Boy”.
- Creo que Cristiada y Little Boy son dos películas bastante distintas, dos géneros distintos y dos niños distintos. El joven José Sánchez del Río es un mártir, un gran héroe mexicano y un beato de la Iglesia, que demuestra una fe madura aunque tenía apenas 14 años cuando murió mártir en la Guerra Cristera. Llegar al martirio es la entrega máxima.

[Conozca aquí más sobre el beato José Sánchez y su biografía a cargo de Luis Laureán Cervantes en ´El Niño Testigo de Cristo Rey´]

»Little Boy, en cambio, es otro género, es un cuento para adultos. Alejandro Gómez Monteverde y Pepe Portillo escriben para adultos, y emplean esa mirada inocente y pura de un niño de 8 años, que afronta esa época dura de los años 40 y quiere que vuelva su papá.»Little Boy, en cambio, es otro género, es un cuento para adultos. Alejandro Gómez Monteverde y Pepe Portillo escriben para adultos, y emplean esa mirada inocente y pura de un niño de 8 años, que afronta esa época dura de los años 40 y quiere que vuelva su papá.

- ¿Es la historia de un padre ausente?
-Me gusta decir que el papá de Little Boy no es un papá ausente, aunque esté en la guerra, sino que es un papá presente. El niño lo siente presente porque el papá compartió tiempo de calidad con él, le enseñó cosas, y recuerda sus enseñanzas, frases que el niño tiene presentes como “¿Crees que podremos hacerlo?”

»Pasar tiempo de calidad con nuestros hijos es un reto hoy. Tengo amigos que dan de todo a sus hijos, menos tiempo de calidad. Quizá nuestros hijos pasan solo 3 o 6 minutos diarios de conversación profunda con sus padres, pero se mantienen 8 horas ante la TV, internet o los videojuegos. ¿Quién está educando entonces a nuestros hijos? Los medios de comunicación no son malos si se usan bien, pero sin control envenenan a nuestros hijos.

- ¿Cree que el espectador capta este mensaje sobre la paternidad?
- Un empresario de Monterrey, México, me dijo al ver la película: No pude dejar de llorar… y me pregunté que si yo no estuviera, ¿mi hija lloraría así por mí? Creo que no. Yo le doy de todo… pero no mi tiempo. Creo que esta película te regala estos tres valores: fe, amor y esperanza.

- Fe, esperanza, amor... son las tres virtudes teologales… ¿cómo se muestran?
- Little Boy es como el patito feo, chaparrito, pequeño… Parece que no pueda conseguir nada, pero con fe, esperanza y amor vemos que consigue cosas. Lo vemos cuando emprende ‘la lista del amor’. Y crece a través de la amistad.

»El niño tiene influencias malas, como su hermano, que arrastra heridas, que se trata con gente que bebe, que ha perdido seres queridos en la guerra. Pero el niño tiene también influencias buenas, como el padre Oliver. En su madre, en casa, el niño ya tiene una ‘escuela de amor’ que trabaja en cooperación con la parroquia. La mamá le lleva a misa, le lleva a confesarse, los párrocos colaboran con ella…

Bajo estas líneas, el trailer de "Little Boy" doblado al español peninsular en YouTube



- ¿Filmar una película que trata sobre una guerra es un reto especial para un cineasta cristiano?
- No es realmente una película de guerra, aunque tiene algunas escenas de guerra intensas. Creo que mucho público joven, o eso me gustaría, se llevará la idea de ‘hacer la lista’, una lista de cosas buenas que mejora tu vida y la del prójimo. Incluso puedes ampliar esa lista.

»Otra idea que muchos podrán ver en la película es que personas con ideas distintas, como el padre Oliver y el japonés Hashimoto, pueden respetarse pese a sus diferencias. Quizá una clave para eso es hablar menos y expresarse más con gestos. El niño protagonista en esta película nunca dice a nadie lo que hay que hacer: es él quien actúa por su cuenta, y actuando, con sus gestos, las cosas van cambiando.

- ¿Qué cree que pueden aportar artistas o creadores cristianos al cine?
- Creo que Little Boy es un ejemplo de lo que personas con fe, creativas, pueden hacer en el mundo del cine. Contaré un fruto de esta película. Una chica se me acercó y me dijo: ‘Me escapé de casa con mi novio, y estuve fuera 9 años. Vi Little Boy y me despertó nostalgia de mi familia, recordé cuando yo era la ‘little girl’, la muchachita de mi papá. Llamé a mi casa y me reconcilié con mi familia. Gracias por hacer esta película’. Bien, eso, para mí, vale más que ganar un Oscar. Eso es un cine que sana, limpia, restaura…

»Creo que hago un cine para todos. No es una película específicamente religiosa. La esencia de la historia, un niño que quiere que vuelva su papá, es universal. Pixar llena salas de cine con películas así. Las grandes películas que triunfan son las de familia, o aventuras en que el bien vence al mal, como El Señor de los Anillos. El público lo aprecia.

»Little Boy es un cuento para mayores. En México se ha emitido en cárceles, por ejemplo, buscando despertar esa inocencia que quizá muchos tuvieron o desearon en su infancia.



- Usted estuvo alejado de la fe durante años y experimentó luego una conversión. ¿Cómo vive eso ahora, pasados ya unos años?
- Hace 13 años tome conciencia de mis responsabilidades. Vivía en una burbuja muy superficial de soberbia, placeres… Seguía el camino del mundo, buscando fama, mujeres… Unos amigos, una maestra de inglés, sobre todo, me ayudaron a tener una nueva visión. Y en cierto momento prometí a Dios que nunca trabajaría en nada que ofendiera a mi fe, a mi familia ni a mi comunidad hispana. Tenía 28 años, y hoy tengo 41. Para eso necesito fortaleza, conocerme a mí mismo y no ir sólo.

»Igual que uno se entrena en el gimnasio los músculos del cuerpo y tiene entrenador, también entrena los ‘músculos’ del alma, con ayuda de un entrenador espiritual, que en mi caso han sido varios sacerdotes. Mi ‘entrenador’ me da ‘mi lista’, como al niño de la película.

- ¿Qué devociones o prácticas espirituales sigue?
- Lo que más me ayuda, sin duda, es la comunión diaria. Creo que esa es ‘mi lotería’, mi gran riqueza. Al preparar un plan de trabajo, una gira de promoción por cuatro ciudades españolas, por ejemplo, siempre incluyo la misa en mi planificación diaria.

»Además, tengo una devoción especial por San José. De hecho, yo me llamo José Eduardo. Trato de rezar el Rosario diario. Y hago lecturas espirituales: las ‘Confesiones’ de San Agustín me han ayudado mucho, la ‘Imitación de Cristo’, el rezo de laudes o vísperas… Todo eso me da fuerza interior, da fuerza a los ‘músculos del alma’.

martes, 20 de octubre de 2015

Jutta B., una feminista que va más allá

Por Juan García-Inza, UN ALMA PARA EL MUNDO

Jutta Burggraf. Una feminista que va más allá del feminismo

                Con motivo del artículo de Jutta que publiqué en el post anterior, han ido muchísimo los que han entrado para leerlo, mas de 3.000. Algunos me han preguntado sobre la autora, solicitando alguna información.  Publico un artículo de Marta Salazar que nos habla de ella como una feminista singular. Es largo, pero merece la pena su lectura y su difusión.


El 5 de noviembre se cumplen dos años de que falleció Jutta Burggraf. Una mujer alemana, dulce y alegre, con una mente privilegiada que dejó huella con sus múltiples libros y textos publicados, y con el modo abierto y sencillo con que abordó ideas y problemas de nuestra época. La presenta nuestra colaboradora Marta Salazar, quien reside en Alemania y la conoció ampliamente.

Pedagoga, teóloga, escritora y maestra universitaria; defensora de los derechos sociales y políticos de las mujeres, del nuevo feminismo, de la persona homosexual y de la apertura amorosa a todos, Jutta Burggraf (Alemania 1952-2010) fue una mujer notable que supo adelantarse a su tiempo, abrir los brazos a muchas ideas novedosas y entenderlas en clave cristiana.

El amor de Jutta hacia Latinomérica era muy grande, seguía en esto a Juan Pablo II que llamaba al subcontinente el «continente de la esperanza». Uno de los escritos más conocidos de su «época alemana» –antes de emigrar a España– tiene un título desafiante: El feminismo, ¿destruye a la familia? En él cuenta lo que vivió en Santiago de Chile, al visitar a la rectora de una universidad, con quien se entrevistó, y a quien cita: «me llaman feminista, porque devuelvo todas las cartas que recibo dirigidas al rector, porque esta universidad no tiene un rector, sino una rectora».

De esta anécdota, Jutta toma pie para explicar que el feminismo no destruye a la familia, sino que la puede fortalecer. En efecto, su tesis es que el feminismo es extremadamente favorable para la comunión de los esposos y para la familia misma, ya que devuelve a la mujer la dignidad que, en ciertas épocas y culturas, y parcialmente en la actualidad, le ha sido y le es negada.

Tuve la gran suerte (no lo puedo llamar de otra manera, fue eso: una gran suerte) de colaborar en casi todos sus libros y escritos de su «época española». En la redacción de cada uno, le propuse –y ella aceptó– poner especial atención en que sus textos estuvieran libres de españolismos, sin quitarle el dinamismo propio del lenguaje que Jutta había aprendido en la Península. El objetivo era escribir en un lenguaje internacional, para llegar a todos y a todas y en todas partes. Esto quedó especialmente claro en su libro sobre el ecumenismo, dada la mayor cantidad de hermanos separados con los que convivimos en el nuevo continente.

SUS ALUMNOS, PRIORIDAD ABSOLUTA

La mamá de una amiga mía –española, que vivió gran parte de su vida en México– me contaba que, al salir de clases con Jutta, ella y otros de sus alumnos, se decían unos a otros: «somos fans de Jutta Burggraf». ¿Por qué tantos de nosotros fuimos sus admiradores?

Me parece que la clave está en aquello que nos dice otra de sus alumnas: «un buen maestro influye más por su vida, por su mera existencia, que por las lecciones que da. Es  camino para otros que, mirándole a él, se encuentran a sí mismos. Estas palabras escritas por Jutta se han hecho realidad en ella misma, hasta el punto de que no podemos predecir dónde acabará su influencia», escribe –con mucha razón– Margarita Martín Ludeña, la última estudiante a quien Jutta dirigió su tesis doctoral (Jutta Burggraf 1952-2012 In Memoriam).

Por su parte, su colega y amiga Elisa Luque nos explica que sus alumnos tenían absoluta prioridad para Jutta: cuando un estudiante llamaba a su puerta, ella indicaba con la mirada, al colega que tenía enfrente, que tenía que irse, ya que el alumno gozaba de primacía («¡Gracias, Jutta!», publicado en Noticias Universidad de Navarra, 08.11.2010).

Uno de sus alumnos hispanoamericanos, Esteban Larrea, cuenta que Jutta era auténtica, que tenía una gran capacidad de escuchar. Pienso que esto iba de la mano con la humildad y era, en cierto modo, producto de esta misma virtud. En ella, no había nada que se asemejara a un complejo de superioridad. Pero sí vivía una inmensa empatía que se dejaba sentir en cada una de sus acciones y de las líneas que escribía.

LIBRE Y ABIERTA A TODOS

«Jutta tenía una exquisita sensibilidad para captar las necesidades de las personas, sus modos de ser, hacerse cargo de las respuestas que precisaban, etcétera. Con esa misma sensibilidad fina, actuaba con tacto en cada circunstancia, sin aparecer para nada como protagonista» (Luque, artículo no publicado). Tal vez se pueda resumir esta actitud en la frase, que era su programa de vida: «Cuanto más cristianos somos, más nos abrimos a los demás».

El libro más conocido de Jutta Burggraf es Libertad vivida, que se publicó primero en español, por aquello de que nadie es profeta en su propia tierra y actualmente se está traduciendo al alemán. Recuerdo que, cuando lo estaba escribiendo, Jutta me habló de un matrimonio mexicano, a quienes puso como ejemplo: una señora católica se casó con un pastor de una confesión protestante. Ella nunca insistió en la conversión de su marido, lo amó y lo dejó en la más absoluta libertad para vivir su fe. «Predicando» sólo con su ejemplo que es el predicador más eficaz. Al cabo de los años y después de que él se jubilara de su oficio de pastor, y sin ninguna presión, decidió ingresar a la Iglesia católica.

Jutta hablaba con frecuencia de la «santa libertad». Cuando le pedía un consejo, me daba su opinión y advertía al mismo tiempo, que actuara con «santa libertad». No quería imponer su punto de vista, sabiendo que algunas cosas se ven como si fuesen convexas; pero si te pones del otro lado, las verás cóncavas. Con esto, reconocía que ella veía el tema de tal manera; pero podría haber otra forma posible
de enfocarlo. Estaba, a su vez, dispuesta a aceptar otras opiniones y a seguirlas, como comprobé en más de una oportunidad.

Otro de sus libros más conocidos es Conocerse y comprenderse. Una introducción al ecumenismo. Ambos temas –libertad y ecumenismo– están directamente relacionados. Cuando escribía este último, me enseñó que la comunidad a la que pertenecía el pastor mexicano mencionado no es una «secta», ya que esta palabra implica desprecio y los católicos la evitamos. Me hizo ver que los documentos del Concilio Vaticano II no hablan, en ningún momento, de «secta».

SOMOS DÉBILES Y FALLAMOS CON FRECUENCIA

Sí, Jutta no fue una súper mujer, como no lo somos alguna de nosotras. No ocultaba sus enfermedades grandes o pequeñas, sino que se refería a ellas con la sana naturalidad de las mujeres alemanas que no piensan que, al hacerlo, son «menos heroicas». Es un poco ese «todos somos débiles y fallamos con frecuencia», de que nos hablaba en un artículo «Aprender a perdonar» (istmo, No. 270).

Luque cuenta que «Le costó la noticia de que la enfermedad gravísima, e inesperadamente aparecida –hacía un tiempo que en la última revisión médica le confirmaron que se curó de la enfermedad que había sufrido hacía ya unos años– podía acercarle la muerte  y puso los medios con tesón para el tratamiento doloroso que se le aplicó».

Su naturalidad es, me parece, una de las claves para entender cómo llegó a tanta gente; cómo logró cautivar a muchas personas que estuvimos dispuestas a hacer cualquier cosa por ella. Se podría decir que hacía mucho por los demás; pero creo que había algo más… hay muchas personas que escriben textos muy buenos; pero pocas que cautiven de tal forma como lo hizo Jutta, sin proponérselo.

Luque dice que Jutta «amaba la vida recibida de Dios, a su familia; a sus padres rendía un amoroso agradecimiento por todo lo que le dieron: un clima de libertad amplia y de confiada responsabilidad, junto con un cariño y entrega generosos» (artículo no publicado).

Barbara Schellenberger, quien conoció a Jutta en la década de 1970, cuenta que su niñez y juventud explican por qué Jutta escogió la carrera de Heilpädagogik, que se puede traducir como psicopedagogía o como educación diferencial o especial. Pero más allá de ello, la elección de estos estudios marca también su vida y actuación posterior, como también su «itinerario científico» (Jutta Burggraf 1952-2012 In Memoriam).

AMAR EL PRESENTE Y LA INNOVACIÓN

En general, puedo decir que los educadores diferenciales alemanes son personas idealistas y tienen un marcado sentido de la justicia social y de la defensa de los que sufren. A mi modo de ver, esto explica lo que Luque escribe: «tenía una especial debilidad, valga la redundancia, por los más débiles y los más necesitados» («¡Gracias, Jutta!»). Pienso que ésta es una característica de su vocación profesional. Es significativo que el artículo más popular de su «época alemana»– se titule «En la escuela del dolor».

Se puede resumir su pensamiento sobre el dolor y la empatía en el convencimiento que expresó en su escrito: «Quien quiera influir en el mundo actual, tiene que amarlo: ¿Cómo puede alguien comprender y consolar a los demás si nunca ha sido destrozado por la tristeza?

»Hay personas que, después de sufrir mucho, se han vuelto comprensivas, cordiales y sensibles al dolor ajeno. En una palabra, han aprendido a amar».

Schellenberger nos hace ver que su doctorado en Pedagogía, en Colonia, se basa en la «convicción acerca del valor de la vida humana y de la asunción del dolor mediante la búsqueda de su sentido intrínseco». Jutta se preguntaba si, en el caso de niños con síndrome de Down, psicóticos o con otras dolencias, y que no parecen sino una carga para su familia y para la sociedad, su vida ha dejado de ser digna. «¿Cómo podemos ayudarlos, cuando se han agotado ya todos los medios que la medicina hace posible?».
Las respuestas a las que llegó en su investigación de 1979, son igualmente un adelanto de lo que sería su pensamiento: el valor determinante de toda vida humana es independiente de sus condiciones externas. El sentido último del sufrimiento se halla oculto en la trascendencia. Podemos ayudar a la persona que sufre, tanto mental como espiritualmente, colaborando para que encuentre un sentido a su dolor (Schellenberger).

«Jutta no se limitaba a ofrecer un análisis negativo de la situación contemporánea», nos explica nuevamente Schellenberger. Sobre este punto, me viene a la memoria uno de sus artículos favoritos (el autor prefirió permanecer en el anonimato) que, sin duda, influyó en su pensamiento. Traduzco del alemán uno de sus párrafos: «Es cierto que una de las características centrales de la secularidad consiste en amar nuestro mundo en su atributo esencial como un mundo en constante cambio. Quien tiene una actitud laical, reconoce a Dios en las innovaciones de nuestra época. Tenemos una actitud positiva hacia los cambios y percibir la voz de Dios en los signos de los tiempos nos resulta más fácil que a otros».

En este mismo sentido, Jutta escribe: «quien quiere influir en el presente, tiene que tener una actitud positiva hacia el mundo en que vive. No debe mirar al pasado con nostalgia y resignación, sino que ha de adoptar una actitud positiva ante el momento histórico concreto: debería estar a la altura de los nuevos acontecimientos que marcan sus alegrías y preocupaciones, sus ilusiones y decepciones, y todo su estilo de vida. ‘En toda la historia del mundo hay una única hora importante, que es la presente’, dice Dietrich Bonhoeffer» (Hacia una cultura de diálogo).


QUERER A GENTE VARIADA ABRE UN MAR SIN ORILLAS

Para Jutta el tema de la mentalidad laical fue igualmente muy importante. Realizó una de sus mayores contribuciones, en 1987, al participar en Roma en el Sínodo de obispos, donde presentó una ponencia acerca de «La vocación de los laicos en la Iglesia y en el mundo».

Nos cuenta Schellenberger que, cuando Jutta regresó a Alemania en 1984 (luego de su breve periodo romano), no le fue fácil encontrar en su patria un ámbito de trabajo en la universidad. El entonces presidente de la Asociación Mariológica Internacional, Germán Rovira, la invitó a escribir un breve artículo que llevó por título «María, Madre de la Iglesia y la mujer en la Iglesia».  Así, abordó el tema de la mujer del que ya no pudo separarse más.

A mi modo de ver, lo abordó con una gran apertura de mente. Cuando conversaba con ella, me quedaba muy claro que ya no se podía seguir viviendo de acuerdo a las costumbres de 1950, a las que muchos sectores conservadores alemanes permanecían adheridos. En una conversación que tuvimos en los años 80, Jutta me explicó que «lo nuestro no es conservar la sociedad burguesa».

En una charla amistosa, Rovira confirmó lo que yo intuía: su época española fue un tiempo en que Jutta adquirió una gran libertad, en parte por su posición como catedrática y en parte, por la admiración que muchos hispanoparlantes le brindaron y que le permitían, de alguna manera, sostener algunas tesis que quizás habrían podido escandalizar si hubiesen procedido de otra pluma. Como hace ver Patricia Montelongo, «sin salirse nunca de la ortodoxia, Jutta siempre fue a la vanguardia».

Aquí podemos mencionar el artículo que escribió con su colega Enrique Sueiro (el único que publicó en coautoría) «Ser y parecer defensores de la vida», publicado en Zenit. En él, ambos autores se refieren a la necesidad de coherencia de quienes están en contra del aborto, ya que, «paradójicamente, al amparo de los mismos valores de la justicia y la vida, algunos defienden medidas como la pena de muerte o la guerra…».

Su mensaje se resume en una breve historia: «paradigmático el caso de Mary, una adolescente desesperada que se había quedado embarazada y sufría fuertes presiones para abortar. Durante semanas buscó ayuda, sin saber a quién dirigirse. Al hablar con ella y preguntarle por qué no había acudido a una amiga que colaboraba fervorosamente en una asociación pro vida, respondió: imposible. No puedo hablar con ella sobre estos temas. Sería un escándalo para ella». Es, sin duda, una llamada de atención a todos nosotros. Y se agradece.

En la misma ocasión, ambos autores escriben: «cuánto enriquece tener amigos de otros partidos políticos, otras profesiones, religiones, nacionalidades y culturas. Ser y parecer abierto abre un mar sin orillas. Tratar y querer a la gente más variada amplía la mente y ensancha el corazón. Alguien así recibe mucho y entrega más. Es quien mejor puede orientar a los que parecen encontrarse sin salida». Pienso en la apertura de mente de la que ella hablaba con tanta insistencia.

ACERCA DE LA HOMOSEXUALIDAD

La periodista chilena María Ester Roblero cuenta que la entrevistó para la revista Hacer Familia en 1994, poco antes de la cumbre de la mujer en Pekín: «De esa entrevista hay un recuerdo imborrable para mí: le pregunté qué opinaba de los movimientos homosexuales y sus reclamos por la igualdad sexual. Se quedó mirándome muy seria, muy fijo, en silencio. Yo pensé que le había molestado la pregunta, o que le molestaba en extremo el tema. Pero luego, me dijo que ella prefería hablar de la persona homosexual. Y entendí que era porque Jutta siempre ponía por delante de todo a la persona. Algún tiempo después me envió un texto que se titula ‘Carta a un amigo homosexual’, escrito con un cariño y una profundidad impresionantes».

En sus Cartas a David, acerca de la homosexualidad, Jutta abandona el ensayo y experimenta, por primera y única vez, una nueva forma literaria: epistolar y en primera persona. Mary, una mujer casada, escribe varias cartas a un amigo homosexual. En él demuestra, un inmenso cariño y un gran respeto hacia los homosexuales representados por David.

Es sin duda, el pensamiento de Jutta Burggraf y de otras mujeres valientes lo que Juan Pablo II y muchos teólogos en él inspirados, comenzaron a llamar nuevo feminismo o feminismo cristiano. Recordemos el señero artículo de Jutta, en el que se refiere al pensamiento del Papa que vino de lejos: «Para un feminismo cristiano: reflexiones sobre la Carta Apostólica Mulieris Dignitatem».

En él, Jutta aclara que «Juan Pablo II se pone sin vacilaciones al lado de los que luchan por la igualdad de los derechos sociales y políticos de las mujeres». Y cita al Vaticano II: «Las mujeres reivindican, donde aún no la han alcanzado, la paridad con los hombres, no sólo de derecho, sino también de hecho».

En el citado artículo sobre si el feminismo destruye a la familia, publicado en la revista Humanitas, de Chile, afirma nuestra autora que «Juan Pablo II rechaza toda clase de discriminación y de prejuicios frente a las mujeres. Rompe no sólo con el protocolo, sino con una antigua tradición que creía comprobar la inferioridad moral y espiritual de la mujer, y por esta razón, le impedía adoptar decisiones importantes, y exigía que la esposa se sometiera incondicionalmente a su marido y señor. Estas disposiciones restringían la libertad de la mujer. No obstante, también afectaban al varón: porque, en cuanto éste se sujetaba a tales normas, renunciaba a una auténtica amistad y colaboración con la mujer. En vez de amiga, tenía una esclava. Juan Pablo II pone de manifiesto que la injusticia que sufre la mujer, hiere y daña profundamente, no sólo a ella misma, sino también al varón».

Refiriéndose al varón, escribe en 1996, en un artículo cuyo título es ya programa, «Hombre y mujer: sin esquemas rígidos»: «también los hombres han de liberarse de los clichés pasados de moda. Así por ejemplo, los varones han considerado desde siempre el éxito como obligación, por ser un símbolo de masculinidad. Sin embargo, lo más importante para la familia no son ni el éxito profesional ni el aumento constante en los medios económicos. Mucho más decisivo es que el esposo tenga tiempo para sus hijos, que sepa sustraerse del estrés de nuestra sociedad competitiva» (istmo, No. 224).

Quizás, el mejor resumen es el de su colega Elisabeth Reinhardt, quien explica que Jutta tenía «la virtud de la fortaleza, que consistía en seguir siempre adelante, a pesar de los obstáculos y las dificultades, cuando se trataba de lo bueno, lo verdadero y lo recto, sin doblegarse. Esta cualidad se unía, en Jutta, a la comprensión, a sentir con el otro y a un trato cordial». Un ejemplo de vida para todos nosotros.

La soledad en España

Hay una España que se muere en soledad

El elevado número de personas mayores y la baja tasa de natalidad provocan que España sea un país sin relevo generacional.
   
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El año pasado la Federación de Amigos de los Mayores publicaba un dato: un millón y medio de ancianos viven solos en España. Con 8 millones de mayores de 65 años, estamos hablando del 18,75% de los ancianos que residen en nuestro país.
España envejece y este problema irá en aumento. Y digo “problema” porque por mucho que algunos nos quieran vender la idea de lo guay que es optar por el estilo de vida “single” (como ahora lo llaman), en la recta final de la vida tiene que ser muy duro no tener a nadie que te acompañe, que te cuide día a día, que te ayude y con quien hablar. He tenido la oportunidad de ver en un hospital los efectos de la soledad en una persona mayor. Tristeza, depresión, aburrimiento cuanto menos… Los días se vuelven muy largos y las sonrisas muy escasas. 
Entre las enfermeras hay auténticos ángeles capaces de arrancar sonrisas incluso al anciano más triste, pero las enfermeras no pueden estar ahí todo el rato. Alguno pensará: “el Estado debería cubrir esa necesidad”. El caso es que el Estado no puede suplir la ausencia de hijos, nietos y sobrinos. Por supuesto, unos los tienen y otros no.Yo vivo en el seno de una familia donde nuestros enfermos no sólo suelen estar bien acompañados, sino que incluso acabamos dando compañía a los compañeros de habitación que no la tienen. Tendríais que ver cómo poco a poco se animan a charlar con uno, se van sacudiendo las telarañas de la depresión y acaban reflejando en su rostro esa pizca de alegría que les faltaba la primera vez que los vimos.
Nuestra sociedad ha asumido poco a poco la idea de que los niños son una carga, un gasto, un engorro e incluso un obstáculo que nos impide alcanzar una vida más cómoda y placentera. Yo veo a aquellos de mis amigos que tienen hijos y no me encuentro con nada de eso. Obviamente, tener hijos implica una gran responsabilidad, un montón de esfuerzos y de sacrificios, pero también tiene muchas contraprestaciones.
Hoy en día da gusto escuchar llantos de los bebés
Un niño pequeño llena por completo de vida una casa. Hace poco unos vecinos con niños pequeños nos preguntaban si molestaban los llantos de los bebés, y lo tuve claro: hoy en día da gusto escuchar llantos de los bebés, sobre todo en un edificio lleno de personas mayores. Algunas no tienen más que la compañía de un pequeño perrito, y los perritos tienen una vida mucho más corta que las personas. ¿Qué queda después?
Se me hace chocante tener que decirlo, pero cada vez es más frecuente la necesidad de recordar cosas obvias. No visitar a tus mayores, ni siquiera cuando enferman, es algo que debería dar mucha vergüenza. Por supuesto, cada familia es un mundo y a veces por cualquier motivo, los lazos familiares se rompen durante años. Pero ¿cómo puede ser que no nos acordemos de quienes nos dieron la vida, de quienes asumieron tantos sacrificios para criarnos y educarnos? Y esto se le puede reprochar a los hijos de quienes los tienen, claro.
Una sociedad con cada vez más ancianos y menos niños es una sociedad condenada a la soledad
Una sociedad con cada vez más ancianos y menos niños es una sociedad condenada a la soledad, a la tristeza, al abandono y a la depresión. Y lo más dramático es que nuestros políticos no sólo no reconocen este problema, sino que siguen empeñados en engordarlo, apoyando legislaciones que financian con nuestros impuestos la eliminación de niños por nacer, y al mismo tiempo dejan solas y sin ninguna ayuda a las mujeres embarazadas que no quieren deshacerse de los suyos. Es de locos.
Cada mujer que decide traer una nueva vida al mundo debería contar con el apoyo y el abrigo de toda la sociedad, y no con presiones políticas, sociales y legales para que se deshaga de la vida que crece en su vientre.
Además de lo ética y moralmente reprobable que es acabar con la vida de un ser humano inocente e indefenso, el aborto es también la expresión del suicidio social al que se está abocando nuestro pueblo.
Una sociedad que mata a sus hijos es una sociedad que se pone una soga al cuello
Una sociedad que mata a sus hijos es una sociedad que se pone una soga al cuello. Sin niños,sin un relevo generacional, una sociedad se ve desprovista del capital humano necesario para renovarse y para sostener, acompañar y cuidar a quienes afrontan la recta final de sus vidas.
Lo realmente grotesco, y lo que más pesar debe causar en quienes lo hacen, es haber tenido un hijo -porque el embarazo es ya tener un hijo- y haberte deshecho de él por comodidad, por egoísmo, por presiones o por cualquier otro motivo. ¿Cuántos abrazos, cuántas sonrisas, cuántos gestos de cariño y cuántas compañías se han liquidado en España con esta lacra que algunos catalogan -en el colmo de la insensatez y de la sinrazón- como un “derecho”?
Nacido y residente en Vigo. Diseñador web y gráfico con 18 años de experiencia, aficionado a la fotografía y bloguero. Publica desde 2004 el blog "Contando Estrelas", en el que ha escrito más de 9.000 artículos sobre temas de actualidad, cultura, defensa y nuevas tecnologías. Participa desde hace muchos años en el movimiento cívico: es socio de HazteOir.org desde 2003, socio de Galicia Bilingüe desde sus inicios en 2007, miembro de la Red Liberal desde 2008 y colaborador de CitizenGO desde 2013. Admirador de J.R.R. Tolkien, su pseudónimo es una palabra en idioma quenya (la lengua élfica creada por el escritor británico) que significa "observador de estrellas”.

lunes, 19 de octubre de 2015

Aprendamos de una niña iraquí cristiana de 10 años

Entrevista a Dominik Kustra

“Los cristianos de Irak han perdido todo menos la fe y la esperanza” 

 Jose Luis Navarro Quijada 
Dominik Kustra
Irak, la tierra de Abraham, acoge a los cristianos desde el s. I. Fue evangelizada por los apóstoles. Actualmente la presencia cristiana en aquel país está en vías de desaparición. La persecución religiosa en Irak no solo les impide practicar su fe, sino también desarrollarse profesionalmente. Pese a haber perdido todo lo que tenían, conservan la fe y la esperanza, como nos cuenta Dominik Lustra.
Dominik nació en Polonia. Es teólogo y pedagogo, y sirve a la iglesia con su trabajo en la Ayuda a la Iglesia Necesitada (fundación de la Santa Sede). Ha visitado decenas de países para conocer de primera mano la situación de los cristianos que sufren. Tras su viaje a Irak en la Navidad de 2014 visita parroquias, colegios y cualquier lugar donde estén interesados en conocer cómo viven los cristianos iraquíes.
¿Cuándo comienza la persecución a los cristianos en Irak?
El éxodo y el sufrimiento de los cristianos de Irak comenzó tras la caída del régimen de Sadam Hussein. Antes los cristianos estaban más protegidos. No tenían libertad religiosa, pero por lo menos vivían en paz. Tenían sus trabajos, sus negocios, eran de clase media, media-alta, muchos de ellos.
Prácticamente todo el sufrimiento vino después de la caída de Sadam Hussein y está aumentando, al principio con Al-Qaeda y últimamente con ISIS, con el Ejército del Estado Islámico. Este viacrucis, este sufrimiento, dura ya más de quince años.
La persecución nunca está justificada, pero ¿cuál es su causa?
Los islamistas radicales y a la vez terroristas han declarado abiertamente que el objetivo de sus ataques son las minorías religiosas: en primer lugar los cristianos, en segundo lugar los Yazidíes –una religión nativa y milenaria-. Les persiguen igual que a los cristianos, pero en primer lugar al cristianismo. ¿Por qué? Porque el cristianismo está para ellos, de alguna manera, vinculado directamente con el mundo occidental.
Culpan a occidente por todas las desgracias que están pasando y ven que [el cristianismo] es una religión del occidente. Es una visión errónea. En occidente sí somos la mayoría cristianos, pero los ataques y bombardeos del ejército americano o la presencia de los militares extranjeros no significa que estén allí como cristianos. No tiene nada que ver, pero ellos lo entienden de esta manera.
Delegación de AIN e iMisión celebrando la Navidad con una familia iraquí víctima de al prescuión religiosa
Miembros de AIN e iMisión celebrando la Navidad con una familia iraquí víctima de al persecución religiosa

¿Cuántos cristianos hay en Irak?
En Irak los cristianos son generalmente caldeos o sirios: católicos sirios, católicos caldeos. Hace quince años había en total alrededor de un millón ochocientos mil cristianos. Ahora se calcula que no llegan a trescientos mil.
Sobre todo en Irak están perseguidos los sirios y los caldeos. En otras partes de Oriente Medio, como en Egipto, son los coptos, tanto ortodoxos coptos como católicos coptos. Prácticamente todas las ramas del cristianismo pasan por el mismo calvario.
¿Cuál es la situación actual de los cristianos iraquíes?
La situación de los cristianos ahora en Irak es muy preocupante, muy preocupante. ¿Por qué? Porque no queremos que los cristianos desaparezcan de este país. Aunque el Estado Islámico dice que es una tierra del Islam se equivoca totalmente. Es la tierra de Abraham, es la antigua Mesopotamia, la antigua Nínive ¿verdad? Mosul. Ellos invadieron estas tierras hace algunos siglos, que era tierra de cristianos evangelizada por los primeros apóstoles como Santo Tomás, por ejemplo.
Repito, la situación actual es muy preocupante para nosotros. Disminuyen y no queremos que los cristianos desaparezcan porque forman parte de la cultura, de la tradición, del patrimonio. Forman parte de este país. Son iraquíes también. Viven en su tierra. Creo que deberían tener derecho a permanecer allí.
Actualmente, solamente en el Kurdistán iraquí, donde pasamos la Navidad – una delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada y de iMisión– hay unos ciento veinte mil cristianos refugiados viviendo en tiendas de campaña, en centros de refugiados, en edificios que no terminaron de construirse,… Han perdido todo. Han perdido sus iglesias. Muchas fueron bombardeadas, quemadas, las imágenes sagradas destruidas. Han perdido todo menos la fe y la esperanza. Su existencia hoy depende de toda ayuda extranjera de los cristianos que colaboran con instituciones como la nuestra –AIN– para ayudarles.
Las instituciones internacionales como la ONU o la Unión Europea no ayudan actualmente a los refugiados. La Iglesia es la única institución que les proporciona los alimentos, que les proporciona medicamentos, mantas,… todo, todo.
Detrás de cada familia que encuentras cuando visitas el campo de refugiados hay una historia de gran sufrimiento, hay una historia de pérdida de alguien querido, de algún familiar. Detrás de cada familia hay una historia de éxodo.
Sabiha de 100 años, víctima de la persecución religiosa
Sabiha, cristiana iraquí de 100 años. Tuvo que huir ayudada por su nieto
Pasó la Navidad en Irak. ¿Qué es lo que más le ha impactado de su viaje?
Impacta todo. Detrás de cada familia que encuentras cuando visitas el campo de refugiados hay una historia de gran sufrimiento, hay una historia de pérdida de alguien querido, de algún familiar. Detrás de cada familia hay una historia de éxodo, de perder todo, de andar durante días para llegar a la frontera con Kurdistán, con Jordania o con Líbano.
A mí me impactó de manera muy especial el testimonio de un sacerdote – el Padre Douglas – que fue secuestrado por los islamistas durante nueve días. Fue torturado. Prácticamente han roto todos sus dientes, la mandíbula y varias costillas. Apagaban cigarrillos en su cuerpo, torturándole sin parar.
Este testimonio me impactó mucho pero más, que él ya ha perdonado. Me ha impactado, más que el testimonio de cómo le torturaban, cómo está viviendo su fe y cómo habla únicamente del amor y del perdón. Esto impacta más.
Tal vez las grandes soluciones no estén a nuestro alcance, pero ¿podemos hacer algo concreto para ayudarles?
Yo creo que hay tres maneras de ayudar a los cristianos perseguidos. La primera, sin duda ninguna, para los cristianos, es la oración. Una oración diaria, fervorosay con mucha fe. La oración realmente puede cambiar el mundo, puede cambiar esta situación. Nos lo piden ellos mismos: ‘Orad por nosotros’.
La segunda cosa es tomar conciencia de lo que está pasando en el mundo. Dar buena información, información realmente correcta, información íntegra, no solamente como los medios a veces presentan, buscando un poco de morbo, sino realmente acompañando a estos cristianos dando buena información, no es necesario diariamente pero si permanente y periódica. Es simplemente saber lo que está pasando, que la gente, de alguna manera sienta que hay muchos cristianos que hoy, en el siglo XXI, por el simple hecho de ser cristianos, están siendo perseguidos.
Y la tercera forma: tenemos que tener en cuenta que los cristianos hoy se quedaron sin nada. Antes tenían su negocio, su trabajo. Hoy no tienen nada. Dependen de nuestra ayuda económica. Hay que recordar que hay varias campañas como la de nuestra fundación, de Ayuda a la Iglesia Necesitada, para ayudarles, para construir las escuelas para los niños de los campos de refugiados, para alquilar o construir infraestructuras donde puedan vivir dignamente. La cuestión de alimentación, sostenimiento de sacerdotes, religiosos y religiosas que siguen trabajando ahí, que siguen con los refugiados y que realmente son pastores. Si faltan ellos, si no tienen medios para vivir ahí, realmente sería un gran desastre para los cristianos.
Conferencia de Dominik Kustra sobre la persecución religiosa en Irak
Conferencia de Dominik Kustra en la conferencia “El calvario del s. XXI. Cristianos perseguidos del Oriente Medio. Organizada por el Departamente de Fe-Cultura del Obispado de Albacete”

¿Qué le pasa a la ONU?

   Por    Stefano Gennarini, J.D       La ONU pierde credibilidad con cada informe que publica. Esta vez, la oficina de derechos humanos de ...