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domingo, 28 de febrero de 2010

“Hijos hiperprotegidos, padres exhaustos”

Por Juan Meseguer Velasco

El exceso de proteccionismo sobre los hijos está creando una generación de padres exhaustos que han de ingeniárselas para llegar a todo. Da la impresión de que educar bien a un hijo es llenar cada minuto de su tiempo libre.

Hace unos años, en las escuelas de Estados Unidos triunfó el concepto de los “padres helicóptero”, llamados así porque se lanzaban en picado al mínimo problema (cfr. Aceprensa, 29-03-2006). Bastaba que un chaval se presentara en casa con un suspenso imprevisto, un arañazo o una cara larga para que los padres aterrizasen en el colegio a pedir explicaciones. Pese a su buena voluntad, lo cierto es que los “padres helicóptero” llegaron a ser muy temidos por los docentes.

Contra el exceso de proteccionismo se han rebelado Gever Tulley y Julie Spigler, fundadores de Tinkering School. Se trata de una escuela de verano que pretende fomentar la creatividad de los chavales. Allí aprenden a hacer manualidades e inventos. También hay tiempo para realizar actividades de riesgo, supervisadas siempre por monitores.

Pese a las dificultades que han tenido para encontrar editor, Tulley y Spigler han recogido en un libro algunas de esas experiencias. Escrito con una buena dosis de provocación, Fifty Dangerous Things (you should let your children do) es una guía de juegos “peligrosos” que ofrecen alternativas de ocio a la televisión y los videojuegos.

En realidad, los juegos no son más peligrosos que aquellos a los que seguramente jugaron muchos de los padres de estos chavales: encender una hoguera con una lupa, trepar por un árbol, jugar al fútbol bajo una granizada, etc.

Para desdramatizar el asunto, los autores han optado por un estilo humorístico. Los títulos de los capítulos son deliberadamente provocativos: “Fabrica un explosivo”, “Súbete a un tejado”, “Aprende a jugar con fuego” (“eso sí, fuera de casa”, advierten)…

Al libro no le faltan ideas disparatadas. Pero, al menos, tiene el mérito de poner el dedo en una de las llagas contemporáneas: la obsesión por la seguridad y por evitar a los hijos cualquier mal rato.

El culto al niño
En Gran Bretaña también se está hablando estos días sobre la protección de los hijos. Pero aquí el debate ha comenzado con mal pie. Ante el aumento del vandalismo callejero, a Sir Al Aynsley-Green –comisario de la infancia– se le ocurrió echar la culpa a los padres. Pero no a los padres de los jóvenes que delinquen, sino al resto.

La tesis de Aynsley-Green es que Gran Bretaña es uno de los países del mundo donde la gente se preocupa menos por los hijos de los demás. A su juicio, si un adolescente quema un contenedor o rompe una ventana es porque los adultos del barrio no se implican lo suficiente.

La columnista Judith Woods cree que este reproche es injusto. “¿Cómo vamos a ocuparnos de otros niños, si estamos agotados de cuidar a los nuestros?”, se pregunta en el Daily Telegraph (4-02-2010).

“Nuestra preocupación por los niños roza la histeria. Los padres que conozco tratan a sus hijos como si fueran diosecillos. Los mimamos a cuerpo de rey, alimentamos cuidadosamente sus egos, los llevamos de aquí para allá en Volvos repletos de dispositivos de seguridad…”.
Woods recuerda con agradecimiento el margen de libertad que le daban sus padres: “La diversión era un asunto que debíamos resolver mis cuatro hermanas y yo, normalmente en el jardín. A veces fabricábamos deslumbrantes pelucas con las hojas de los árboles; otras veces, vestíamos al gato; y otras, simplemente nos peleábamos”.

Woods se lamenta de no haber seguido los pasos de sus padres. “Ahora me dedico –admite– a cuidar de mis dos hijos como una loca”. Además de acabar exhausta, se pregunta si eso es lo mejor: “El día de mañana, ¿me querrán más mis hijos por mi dedicación?”

“Me gustaría pensar que sí, pero tengo mis dudas. Lo que las generaciones anteriores veían como un maravilloso privilegio –que los adultos te hagan caso, que se preocupen por ti, que te apoyen–, nuestros hijos lo ven como derechos innegociables. Y así es difícil agradecer las cosas”.

La protección razonableCuando se habla sobre los excesos de la hiperprotección, cabe el riesgo de pasarse al extremo contrario: la indiferencia olímpica. No se trata de eso. La prudencia llevará a discernir, en cada caso, lo que de verdad representa una amenaza para los hijos y lo que no lo es.

No deja de ser una imprudencia, por ejemplo, dejar a un niño o a un adolescente que pasen un fin de semana en casa de otro amigo sin enterarse antes del plan (real) que van a hacer o si los padres van a estar en casa. Lo cual exigirá, en la mayoría de los casos, una breve llamada a los padres del amigo anfitrión.

También es razonable enterarse de lo que hacen los hijos en Internet. Además de establecer filtros, los expertos recomiendan a los padres que supervisen el empleo que hacen los niños de las redes sociales (cfr. Aceprensa, 19-01-2009). En la misma línea, es útil aconsejarles que no faciliten datos personales ni difundan sus fotos por la red. Según una encuesta de la Anti-Bullying Alliance de Gran Bretaña, el 20,5% de los niños de 10-11 años han sufrido hostigamiento, amenazas o insultos a través de Internet o del teléfono móvil. En el caso de la red, la vía principal fue las redes sociales, que son usadas por el 59% de los niños (cfr. Aceprensa, 20-11-2009).

La televisión es otro campo para ejercitar una protección razonable. Tras analizar diversos estudios que revelan los efectos que el exceso de televisión produce en niños y adolescentes, la Academia de Pediatría Americana lleva años recomendando entretenimientos alternativos. Asimismo, ha desaconsejado que haya aparatos de televisión en las habitaciones de los niños (cfr. Aceprensa, 5-09-2007).

Algunos padres creen que estas medidas son exageradas. A su juicio, es preferible que los chavales tengan autonomía suficiente para experimentar y equivocarse, también en estos ámbitos. Así, aprenderán a discernir lo bueno de lo malo, lo conveniente de lo que no lo es.

Cuando se trata de proteger a los hijos, hay que saber que hay ámbitos donde los padres tendrán que implicarse más y otros en los que habrán de quitarse de en medio.

Contra la sexualizaciónEsta es una de las ideas que está detrás de la propuesta realizada por David Cameron, líder del Partido Conservador británico, para proteger a los niños de la creciente oleada de contenidos sexuales en la televisión o en la red.

Cameron, padre de dos hijos, no es ingenuo. Sabe que es muy difícil impedir que los niños tropiecen de pronto con reclamos eróticos. Lo que sí es posible, dice, es adoptar medidas concretas para ayudar a los padres a proteger a sus hijos en este terreno.

“Deberíamos ser capaces –dice Cameron– de garantizar que nuestros hijos viven de verdad la infancia. No queremos que estén expuestos desde pequeños a una innecesaria e inapropiada publicidad ni a la sexualización”.

De momento, el líder tory ha propuesto dos medidas. La primera consiste en penalizar a las empresas publicitarias acusadas de hacer anuncios inapropiados para niños, negándoles la posibilidad de contratar con la Administración durante tres años.
La segunda es crear mecanismos de denuncia on line para que los padres protesten por anuncios o programas con contenido sexual. Además, la nueva web permitiría ver las quejas de los demás padres. “De esta forma –concluye Cameron–, comprobarán que no están solos en esta batalla”.

“El verdadero origen de esta crisis está en el derrumbe de la natalidad en Occidente”

entrevista de irene hernández velasco a ettore gotti tedeschi / www.elmundo.es /

sábado 20 de febrero de 2009


Lugar de DE NACIMIENTO: Pontenure (Emilia-Romagna, norte de Italia) / EDAD: 64 años / FORMACIÓN: Licenciado en Economía por la Universidad de Parma / OCUPACIÓN: Presidente del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), más conocido como Banco Vaticano / SUEÑO: Que la economía se rija por una ética cristiana



No hablar de la Santa Sede ni de la Banca Vaticana. Ésa es la condición que el economista italiano Ettore Gotti Tedeschi pone a la hora de conceder esta entrevista. Lo que significa no hablar ni una sola palabra de su trabajo actual. Porque desde septiembre pasado, este italiano de 64 años, padre de cinco hijos y que predica que el capitalismo y la moral cristiana son perfectamente compatibles, es el nuevo banquero de Dios. Es decir: es el hombre al frente del todopoderoso Instituto para las Obras Religiosas (IOR), más conocido como Banco Vaticano.

Muchos aseguran que detrás de la última encíclica de Benedicto XVI (la primera de carácter económico de Ratzinger) se encuentra su mano. Algo que él, desde su austero despacho en el torreón del Banco Vaticano, niega categóricamente. «Caritas in Veritate la ha escrito el Papa, y sólo el Papa», subraya. Aunque concede que Benedicto XVI solicitó indicaciones a algunos expertos.

Además de su nuevo cargo como responsable de las finanzas de la Santa Sede, Gotti Tedeschi sigue asesorando a Giulio Tremonti, ministro italiano de Economía, y continúa manteniendo una estrecha relación con Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, con quien comenzó a trabajar en 1992 y con el que le une una profunda amistad. Hasta el punto de que cuando el banquero español le llamó para pedirle que se convirtiera en el máximo responsable del Santander en Italia, Tedeschi no dudó en abandonar el banco de inversiones Akros, que él mismo había fundado a principios de los 80 junto a Gianmario Rovero.

Si me he informado bien, usted sostiene que el origen de la crisis económica mundial se encuentra en la caída de la natalidad.

Efectivamente. Yo no tengo ninguna duda de que el origen verdadero de la crisis es el derrumbe de la natalidad en los países occidentales. Y no soy el único que lo cree, también lo piensan otras muchas personas.

¿Y me lo puede explicar, por favor?
En el mundo occidental, en torno a 1975, se desarrolló una escuela de pensamiento muy fuerte conocida como neo-malthusianismo de la escuela de Stanford. Retomaba las teorías de Malthus y aseguraba que el planeta había registrado en los últimos años un crecimiento de la población muy fuerte, en torno al 4%, y que si ese crecimiento continuaba, millones, decenas de millones de personas, morirían de hambre antes del año 2000, sobre todo en los países asiáticos, fundamentalmente en China y en India. No sólo no ocurrió eso, sino que ha pasado lo contrario. Porque el hombre es superior a algunos fenómenos naturales y sabe intervenir con la inteligencia. Pienso, por ejemplo, en el desarrollo de la tecnología agrícola, que ha conseguido que trozos de tierra donde antes crecían cuatro coliflores hoy produzcan 40. Pero no han sido las nuevas tecnologías alimentarias las que han dado al traste con los augurios de los neomalthusianos. Ha sido el proceso de globalización. Y éste nació para compensar la caída en el número de nacimientos.

Disculpe, pero sigo sin ver cómo ha sido la baja natalidad la que ha provocado la crisis…
La caída de la natalidad provoca la caída del desarrollo, y ésta es lo que genera la crisis. Pongamos como ejemplo una población de 100 millones de habitantes que haya tenido en el periodo precedente un índice de crecimiento anual del 4%, es decir, que, tras sumar todos los nacimientos y restar todas las defunciones, pasa en un año de 100 millones de personas a 104 millones. Pongamos que en tres años el índice de crecimiento de esa población cae a cero. Significaría que la población vuelve a 100 millones, que el índice de natalidad es de mera sustitución, que cada pareja tiene dos hijos. Con un crecimiento cero, la población se mantiene estable en número. Pero se modifica como estructura, porque disminuye no sólo el número de jóvenes que acceden al mercado laboral sino también el número de niños que van a la escuela. Y, por ejemplo, las familias con un solo hijo o sin ninguno ahorran menos que las familias numerosas. Cambian completamente los comportamientos socioeconómicos. Pero, sobre todo, el crecimiento cero produce el envejecimiento de la población. Aumenta el porcentaje de personas jubiladas, que no producen. Y mantener una sociedad así implica mayores costes económicos: se incrementan los gastos fijos (en pensiones y sanidad) mientras que disminuye el ingreso en capacidad productiva y disminuyen los ahorros, y con ellos la masa monetaria de la que disponen los bancos. Y en esa situación -que afecta exclusivamente a la triada económica: Norteamérica, Europa y Japón- obviamente no se pueden bajar los impuestos.
¿Pero no se puede compensar la caída de la natalidad con la inmigración?
La inmigración ha venido acompañada del fenómeno de la deslocalización… Para tratar de reducir los costes del sistema hemos deslocalizado a Asia las producciones low cost, lo que ha llevado riqueza, recursos, desarrollo y tecnología a esos países. Algunos de ellos incluso se han emancipado en las técnicas productivas y se han convertido en grandes países consumidores y de ahorro. Las naciones asiáticas, donde la natalidad no ha caído, no sólo no se mueren de hambre sino que son las que en estos momentos mantienen en pie la economía occidental. Hasta el punto de que Estados Unidos empezó en 2000 a sentir miedo ante el crecimiento de China. ¿Y sabe qué paso dio entonces EEUU? Pues hacer crecer el Producto Interior Bruto (PIB) a débito.

Perdone mi ignorancia, ¿y eso qué significa?
Significa que cualquiera puede aumentar su PIB. Imagínese que yo tengo un país con un PBI de 100 y quiero que aumente al 120. Es muy fácil si encuentro un banco que me financie ese 20 que me falta. Funciona exactamente igual que con las personas: si usted quiere comprarse un Porsche y una casa nueva y alguien le da dinero para ello, aumenta su nivel de vida. Y si usted representa el 100% de las personas de un país, ese país aumenta su PIB. El problema es que hay que pagar las deudas. Y los países no las han pagado porque han financiado a personas que no podían pagarlas. Para financiar ese crecimiento del PIB se han concedido préstamos muy arriesgados que no se podían devolver. Ésa es la paradoja que ha generado la crisis financiera. El PIB no crecía porque se dejaron de tener hijos.

¿No cree entonces que la culpa haya sido de los bancos?
Noooo. La culpa ha sido de los gobiernos. ¿Se acuerda cuando en octubre de 2007 George Bush dijo en el G-7: 'Nos hemos equivocado'? ¿Y cuando hace un año Obama aseguró: 'Los estadounidenses deben dejar de vivir por encima de sus posibilidades'? Implícitamente, ambos presidentes admitieron que había algo que no funcionaba. El Gobierno sabía que estaba sosteniendo un crecimiento que era demasiado fuerte y no sostenible.

La pregunta es: ¿fue primero el huevo o la gallina? ¿La gente empezó a tener menos hijos a causa de la crisis o la disminución de la natalidad provocó cambios en la economía?
Es una pescadilla que se muerde la cola. La caída de la natalidad ha provocado la caída del índice de desarrollo económico, lo que a su vez ha hecho caer más la natalidad. Pero lo peor de todo es que esto nace de una ideología que ha condicionado el pensamiento de referencia y que decía que tener hijos significaba destruir el planeta, que el hombre es el cáncer del universo y cosas así. Cuando yo tuve a mi tercer hijo, sentí que muchos me consideraban un contaminador de la humanidad, algo así como un caso de fanatismo religioso. Y luego tuve otros dos.

¿Cómo ve la situación? ¿Está el mundo saliendo de la crisis?
A grandes rasgos, se ha aumentado el endeudamiento total de todos los sistemas: del de Estados Unidos, del de Italia, del de España… La deuda de un sistema es la acumulación de la deuda pública (la del Estado), la de las familias, las de las empresas y la de las instituciones financieras. Si sumamos todas, sale la deuda del sistema. En los últimos años ésta pasó de representar cerca del 200% del PIB al 300% actual. Esa deuda no es sostenible: hay que desinflarla, y llevarla al nivel de hace 10 años.

¿Y eso cómo se consigue?
Lo primero que están haciendo los bancos es reducir el crédito. Pero así la economía real entra en crisis porque produce menos. Se exporta menos, se vende menos, se consume menos y se emplea menos. Otra posibilidad es declarar una mora en los pagos, como hizo Argentina, pero eso no se lo recomiendo a nadie porque después, y durante una década, uno se queda fuera de la comunidad económica financiera. Y otra opción es inventarse burbujas o shocks. Quizá Estados Unidos puede inventarse uno…

¿Qué entiende por shock? ¿Una conmoción?
Es un efecto muy fuerte, algo que cambia la economía. Y el tercer camino es el de la austeridad. Es decir, se crea el ahorro: se gasta poco, se crece poco, se consume poco, se invierte poco. Y se reconstruye un sistema en 5-7 años, esperando que algo pase. Cuarto camino: inflación, algo que debería evitarse.

Lo que no parece es que la natalidad vaya a aumentar en Occidente, ¿no?
La natalidad seguirá siendo baja en Occidente. Por eso el Papa en su última encíclica escribe que la crisis justamente se debe a un querer ignorar y no dar la suficiente importancia a lo que es la dignidad del hombre, que se expresa en la generosidad, en la confianza que se puede tener en el futuro, o en la providencia, teniendo hijos. Este es un punto fundamental.

¿Cómo ve la situación en España?
En mi opinión los observadores están exagerando de manera dramática respecto a la situación de España. Es verdad que en España ha habido una burbuja inmobiliaria que probablemente ha llevado a un fuerte crecimiento. Pero España tiene un sistema bancario fuerte, eficiente y genial. Y el corazón del sistema son los bancos. España ha tenido una fuerte presencia de inversores extranjeros que han creado riqueza y que, claro está, pueden irse. Pero para evitarlo basta con hacer una política económica adecuada.

Pero piense que en España hay cuatro millones de parados…
Y en otros países, como por ejemplo Italia. España aún tiene ahorros, tiene un sistema industrial fuerte… Con una buena política económica, su país puede recuperarse en muy poco tiempo. Yo, desde luego, preferiría encontrarme en la situación de España mucho más que en la de otros países.

“¿Cómo queda el aborto con la nueva ley en España?”



El 24 de febrero, el Senado aprobó de forma definitiva la reforma de la ley del aborto, que introduce en España un sistema de plazos y consagra la libre disposición de la mujer sobre el feto. La ley entrará en vigor a los cuatro meses de su publicación en el BOE. Resumimos las principales innovaciones de la reforma, tras los últimos retoques.
De delito a derecho. En la ley vigente, de 1985, el aborto es un delito despenalizado en tres casos: si el embarazo supone un grave peligro para la salud o la vida de la mujer, si es probable que el feto nazca con graves taras físicas o psíquicas, o si el embarazo es fruto de una violación. Ahora, con la nueva ley, el aborto pasa a convertirse en un derecho jurídicamente exigible y con financiación pública.
Libre disposición sobre el feto. Al reconocerse el aborto como un derecho de la mujer, se elimina la ponderación entre la libertad de la madre y la protección de la vida del feto que exige el Tribunal Constitucional. La reforma también hace caso omiso del principio que reconoció expresamente el TC: la vida del nasciturus es un bien jurídico que goza de protección constitucional.
Aborto libre hasta las 14 semanas. En este período del embarazo, la mujer pude abortar sin dar explicaciones a nadie y sin necesidad de autorización. Esta es una de las consecuencias derivadas de la eliminación del sistema de indicaciones.
Hasta la semana 22. Entre la semana 14 y 22 de la gestación, la mujer puede abortar en caso de grave riesgo para su vida o salud (con un dictamen emitido por dos médicos especialistas, del que se puede prescindir en caso de urgencia), o si el feto padece graves anomalías. Como el riesgo para la salud de la madre ha sido hasta ahora el coladero para el aborto a petición, en la práctica el aborto libre se amplía hasta las 22 semanas del embarazo.
Después de la semana 22. También hay aborto legal hasta el final del embarazo si hay malformación incompatible con la vida del feto o éste padece una enfermedad de extrema gravedad e incurable. En el primer caso, se requiere el dictamen de dos médicos especialistas distintos del que practique el aborto. En el segundo, el diagnóstico deberán confirmarlo tres médicos.
Menores de 16 y 17 años. La decisión de abortar corresponde exclusivamente a ellas, pero al menos uno de los representantes legales (padre, madre o tutor) ha de ser informado. Ahora bien: se prescinde de la obligación de informar si las menores alegan que esto les puede acarrear un “grave conflicto”.
Objeción de conciencia. Se limita a los profesionales directamente implicados en el aborto. Además, la ley establece que los objetores deberán ejercer su derecho de forma individual, por escrito y justificada. Además, las Facultades de Medicina y las Escuelas de Enfermería tienen obligación de enseñar en sus aulas a practicar abortos.
Educación sexual. A partir de los 11 años, los alumnos de primaria y secundaria recibirán clases de “salud sexual y reproductiva”.
Anticonceptivos gratis. La sanidad pública financiará total o parcialmente los anticonceptivos de última generación. Las personas de escasos recursos podrán obtenerlos a cargo de la sanidad pública.

sábado, 27 de febrero de 2010

Bono, de U2, canta a Dios y al amor en su último disco






"No se trata de si yo creo en el amor, sino de si el amor cree en mí", dice una de las canciones de No line on the horizon.. “Cada generación tiene una oportunidad de cambiar el mundo", "el futuro necesita un gran beso", “sólo el amor puede dejar una cicatriz como ésta”, y “nací para estar contigo” son algunos de los mensajes que Bono canta en el último álbum de U2, No line on the horizon, que saldrá a la venta en marzo.En los 11 nuevos temas del disco, la banda irlandesa canta a Dios, el "cordero", el amor, las estrellas y los niños, entre otros temas. La primera canción da título al álbum, No Line on the Horizon, y la siguen Magnificent, Moment of Surrender, Unknown, Caller, I´ll Go Crazy if I Don´t Go Crazy Tonight, Get On Your Boots (el primer single del álbum), Stand Up Comedy, Fez -- Being Born, White As Snow, Breathe y Cedars of Lebanon.

Toda una obra de arte
El disco está grabado en las ciudades de Fez (Marruecos), Dublín, Nueva York y Londres, y ha sido producido por Brian Eno, Danny Lanois y Steve Lillywhite. Contiene canciones rápidas y rockeras y otras más lentas, y experimentales. La portada del disco es obra de un fotógrafo japonés, "sin línea en el horizonte del mar de Liguria", en Córcega, donde Bono tiene una casa.

La voz de Paul David Hewson, conocido por su nombre artístico Bono, la guitara de The Edge, el bajo de Adam Clayton y la batería de Larry Mullen Jr vuelven con este nuevo disco después de cuatro años del anterior, How to dismantle an atomic bomb.

Católico practicante sin complejos
El autor de Where the streets have no name, conocido por su compromiso con las causas humanitarias y la lucha contra la pobreza, se ha reconocido católico en diversas ocasiones. Ha sido nominado al Premio Nobel de la Paz en tres ocasiones. Está casado desde hace más de 25 años y tiene cuatro hijos.

En una introducción que Bono escribió a una edición del Libro de los Salmos, el artista destacó:

”Explicar la fe siempre ha sido algo difícil. ¿Cómo se hace para explicar un amor y una lógica en el corazón del universo cuando el mundo está tan lleno de fracasos? ¿El libre albedrío nos ha crucificado también a nosotros?”.

Con la cabeza en su sitio
Sobre los salmos, añadía: "me han preparado para comprender la honestidad de John Lennon, el lenguaje barroco de Bob Dylan y Leonard Cohen, la garganta clara de Al Green y Stevie Wonder. Cuando escucho a estos cantantes, me uno a una parte de mí para la que no tengo explicaciones... mi alma, supongo".

"Palabras y música han hecho de mí lo que unas sólidas e incluso rigurosas argumentaciones no habían logrado alcanzar, me han introducido en Dios, no en la fe en Dios, sino más bien en un sentido tangible de Dios”, señalaba.

En otra ocasión, el compositor declaró: "Sabemos que todo esto es un negocio y hay una poderosa industria detrás de él, a la que a menudo la palabra arte poco le importa; yo soy el primero en saberlo, veo que el éxito corrompe y a mí también, inevitablemente, pero sigo aquí, ¿sabe por qué? porque el rock tiene un poder enorme".

"Ya lo he comentado en más de una ocasión pero nosotros no somos como John Lennon, esa historia de paz y amor; estamos mucho más cerca de esa idea “punk” según la cual el rock puede cambiar el mundo porque los políticos jamás lo harán –explicaba–. En mi caso personal, además, tendría que añadir que soy católico y ejerzo de irlandés comprometido”.

¿Quién tiene miedo a pensar?



Por Jaime Nubiola
La impresión prácticamente unánime de quienes convivimos a diario con jóvenes es que, en su mayor parte, han renunciado a pensar por su cuenta y riesgo. Por este motivo aspiro a que mis clases sean una invitación a pensar, aunque no siempre lo consiga. En este sentido, adopté hace algunos años como lema de mis cursos unas palabras de Ludwig Wittgenstein en el prólogo de sus Philosophical Investigations en las que afirmaba que «no querría con mi libro ahorrarles a otros el pensar, sino, si fuera posible, estimularles a tener pensamientos propios».

Con toda seguridad este es el permanente ideal de todos los que nos dedicamos a la enseñanza, al menos en los niveles superiores. Sin embargo, la experiencia habitual nos muestra que la mayor parte de los jóvenes no desea tener pensamientos propios, porque están persuadidos de que eso genera problemas. «Quien piensa se raya» —dicen en su jerga—, o al menos corre el peligro de rayarse y, por consiguiente, de distanciarse de los demás. Muchos recuerdan incluso que en las ocasiones en que se propusieron pensar experimentaron el sufrimiento o la soledad y están ahora escarmentados. No merece la pena pensar —vienen a decir— si requiere tanto esfuerzo, causa angustia y, a fin de cuentas, separa de los demás. Más vale vivir al día, divertirse lo que uno pueda y ya está.

Miedo a lo definitivo
En consonancia con esta actitud, el estilo de vida juvenil es notoriamente superficial y efímero; es enemigo de todo compromiso. Los jóvenes no quieren pensar porque el pensamiento —por ejemplo, sobre las graves injusticias que atraviesan nuestra cultura— exige siempre una respuesta personal, un compromiso que sólo en contadas ocasiones están dispuestos a asumir. No queda ya ni rastro de aquellos ingenuos ideales de la revolución sesentayochista de sus padres y de los mayores de cincuenta años. «Ni quiero una chaqueta para toda la vida —escribía una valiosa estudiante de Comunicación en su blog— ni quiero un mueble para toda la vida, ni nada para toda la vida. Ahora mismo decir toda la vida me parece decir demasiado. Si esto sólo me pasa a mí, el problema es mío. Pero si este es un sentimiento generalizado tenemos un nuevo problema en la sociedad que se refleja en cada una de nuestras acciones. No queremos compromiso con absolutamente nada. Consumimos relaciones de calada en calada, decimos «te quiero» demasiado rápido: la primera discusión y en seguida la relación ha terminado. Nos da miedo comprometernos, nos da miedo la responsabilidad de tener que cuidar a alguien de por vida, por no hablar de querer para toda la vida».

Superficial, superfluo e inútil
El temor al compromiso de toda una generación que se refugia en la superficialidad, me parece algo tremendamente peligroso. No puede menos que venir a la memoria el lúcido análisis de Hannah Arendt sobre el mal. En una carta de marzo de 1952 a su maestro Karl Jaspers escribía que «el mal radical tiene que ver de alguna manera con el hacer que los seres humanos sean superfluos en cuanto seres humanos». Esto sucede —explicaba Arendt— cuando queda eliminada toda espontaneidad, cuando los individuos concretos y su capacidad creativa de pensar resultan superfluos. Superficialidad y superfluidad —añado yo— vienen a ser en última instancia lo mismo: quienes desean vivir sólo superficialmente acaban llevando una vida del todo superflua, una vida que está de más y que, por eso mismo, resulta a la larga nociva, insatisfactoria e inhumana.

De hecho, puede decirse sin cargar para nada las tintas que la mayoría de los universitarios de hoy en día se consideran realmente superfluos tanto en el ámbito intelectual como en un nivel más personal. No piensan que su papel trascienda mucho más allá de lograr unos grados académicos para perpetuar quizás el estatus social de sus progenitores. No les interesa la política, ni leen los periódicos salvo las crónicas deportivas, los anuncios de espectáculos y algunos cotilleos. Pensar es peligroso, dicen, y se conforman con divertirse. Comprometerse es arriesgado y se conforman en lo afectivo con las relaciones líquidas de las que con tanto éxito ha escrito Zygmunt Bauman.

A dónde nos lleva el no pensar
Resulta muy peligroso —para cada uno y para la sociedad en general— que la gente joven en su conjunto haya renunciado puerilmente a pensar. El que toda una generación no tenga apenas interés alguno en las cuestiones centrales del bien común, de la justicia, de la paz social, es muy alarmante. No pensar es realmente peligroso, porque al final son las modas y las corrientes de opinión difundidas por los medios de comunicación las que acaban moldeando el estilo de vida de toda una generación hasta sus menores entresijos. Sabemos bien que si la libertad no se ejerce día a día, el camino del pensamiento acaba siendo invadido por la selva, la sinrazón de los poderosos y las tendencias dominantes en boga.

Pero, ¿qué puede hacerse? Los profesores sabemos bien que no puede obligarse a nadie a pensar, que nada ni nadie puede sustituir esa íntima actividad del espíritu humano que tiene tanto de aventura personal. Lo que sí podemos hacer siempre es empeñarnos en dar ejemplo, en estimular a nuestros alumnos —como aspiraba Wittgenstein— a tener pensamientos propios. Podremos hacerlo a menudo a través de nuestra escucha paciente y, en algunos casos, invitándoles a escribir. No se trata de malgastar nuestra enseñanza lamentándonos de la situación de la juventud actual, sino que más bien hay que hacerse joven para llegar a comprenderles y poder establecer así un puente afectivo que les estimule a pensar.

Del calentamiento global al gobierno mundial


Rafael Domigo Oslé
Catedrático de Derecho Romano Universidad de Navarra
El Mundo (Madrid)

La cuestión del cambio climático antropogénico ha superado con creces la barrera de lo científico para entrar de lleno en el terreno político, cuando no en lo criminal, como se ha puesto de manifiesto en el reciente caso del Climategate.

A estas alturas, el global warming es ya una evidencia científica, corroborada por las dos olas de frío del gélido invierno americano. Sin embargo, existen datos suficientes para sospechar que, detrás del muñido cambio climático, se esconden intereses geopolíticos, económicos y financieros a corto, medio y largo plazo. Quien sólo ve en la guerra un mero conflicto armado entre dos partes enfrentadas, capta, por supuesto, la esencia de ella, pero no advierte el océano de matices políticos, diplomáticos y económicos que la provocan y, a veces, la prolongan innecesariamente. Algo parecido podría ocurrir con el cambio climático. Es, sin duda, una realidad cierta que nos amenaza con inmensas ramificaciones y consecuencias. No sorprende, por ello que, en esta primera etapa de globalización anárquica, una criptocracia financiera desee instrumentalizar el calentamiento para obtener el máximo rédito político y económico posible.

No soy amigo de conspiraciones. Pese a ello, me convencí de la manipulación mediática y política de que está siendo objeto el calentamiento global leyendo una sugerente entrevista a Freeman Dyson, eminente científico del Institute for Advanced Study de Princeton, publicada el año pasado en el Magazine semanal del New York Times. Dyson, hombre de talante liberal y sencillez exquisita, definió su postura sobre el calentamiento global –políticamente incorrecta, por supuesto– empleando tres frases lapidarias: «Todo el alboroto sobre el calentamiento global es terriblemente exagerado»; «El calentamiento global es el primer artículo de fe de una religión secular mundial»; y, para rematar, una caricia, «El hecho de que el clima sea más cálido no me asusta en absoluto».

En estos días, un excelente reportaje de Julien Eilperin y David A. Fahrenthold aparecido en The Washington Post de 15 de febrero de 2010, me ha vuelto a poner sobre la pista. En él, los conocidos periodistas americanos advierten sin tapujos de los errores contenidos en el informe seminal sobre el calentamiento global, que valió el premio Nobel de la Paz en 2007 al Intergovernmental Panel of Climate Change. El IPCC está formado por un grupo de expertos que, bajo los auspicios de la Organización Meteorológica Mundial y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, analiza en profundidad la información científica, técnica y socioeconómica más relevante sobre los riesgos del cambio climático provocado por las actividades humanas, así como las posibles repercusiones.

Sin una base científica y con intereses políticos
Las recientes pruebas sobre los errores contenidos en el informe del IPCC minan la confianza no sólo del grupo, sino también de la propia estrategia política sobre el tema. «Existe la impresión de que algo está podrido en el IPCC», ha señalado Richard H. Moss, científico de la Universidad de Maryland, quien ha trabajado en el IPCC unos cuantos años. Jeffrey Kargel, profesor de la Universidad de Arizona, también se queja porque «es realmente doloroso comprobar lo que ha sucedido». El informe señala que los enormes glaciares de la cordillera del Himalaya podrían desaparecer para 2035. Sin embargo, Kargel argumenta que es «físicamente imposible que se descongele el hielo tan rápido». Al parecer, la causa de los errores, podría deberse a que el grupo de expertos de la ONU citó un informe de un grupo activista, y no un estudio científico sometido a revisión.

El polémico informe ha caldeado estas semanas el ambiente de la Cámara Alta de los Estados Unidos. Si no, que se lo pregunten a los senadores republicanos James M. Inhofe y John Barrasso, dispuestos a poner todos los medios a su alcance, entre ellos los errores garrafales del informe, para bloquear los límites obligatorios de emisiones de gases de efecto invernadero. Por lo demás, no debe olvidarse que el dinero del poderoso lobby energético va fundamentalmente a las arcas del partido republicano (más del 75%) y no al demócrata (en torno al 25%).
Es imposible conocer la totalidad de los intereses energéticos, financieros y políticos que se ocultan tras el calentamiento global, pero algunos se vislumbran. El global warming es un buen instrumento político para aumentar el proteccionismo estatal, y con él los impuestos; constituye un argumento sólido para invertir en empresas de energía alternativa y podría convertirse en el principio del fin del imperio del lobby energético tradicional. Pero hay más, mucho más. En mi opinión, a nivel internacional, detrás de la histeria provocada con el calentamiento global se esconde un plan para dar un paso adelante, tan firme como antidemocrático, en el establecimiento del nuevo gobierno mundial.

Muy oportuno
Este nuevo world government, del que tanto se habla en los últimos años, comenzaría de facto con la creación de una primera institución global, que podría dictar normas vinculantes para los Estados en materia climática y estaría económicamente controlada por poderosos magnates del imperio angloamericano (con capitales en Nueva York y Londres). De funcionar bien el modelo, se establecerían otras instituciones globales similares con el fin de resolver cuantos problemas afecten a la humanidad en su conjunto (terrorismo internacional, pobreza, armamento nuclear, etcétera).

Hay razones para pensar que sea el hecho climático y no otro el que dé origen a la primera institución global. En primer lugar, porque la normativa internacional y las organizaciones reguladoras del cambio climático son de naturaleza y contenido muy diverso por haber sido establecidas en momentos muy distintos y por países diferentes. No existe, ni por asomo, una jerarquía normativa que integre y armonice la variedad de disposiciones en la materia, sino que se trata más bien de un régimen fragmentado y complejo, que engloba desde tratados multilaterales como la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, con acuerdos subsidiarios como el protocolo de Kioto o el acuerdo político de Copenhague, pasando por el Protocolo de Montreal, hasta iniciativas bilaterales (entre Rusia e India o China y Reino Unido, por ejemplo). También existen agencias especializadas de Naciones Unidas, clubes (como el G-20). En segundo lugar, porque el calentamiento global afecta a todos los humanos por igual con independencia de la raza, la religión, la posición social o la lengua. Este hecho facilita mucho las cosas pues evita tensiones ideológicas, que son a veces las más difíciles de superar.

Con un derecho global
Bajo el control de Obama, el calentamiento global sería el mejor instrumento para americanizar el proceso de globalización, promoviendo un cambio de política exterior en los Estados Unidos con el fin de asegurar el liderazgo mundial norteamericano durante los próximos años, siempre de la mano de China, que se convertiría, no ya en un mero aliado económico, sino en el socio geopolítico y estratégico por antonomasia. La creación de una institución global de estas características no fue posible en la cumbre de Copenhague, pero ello no significa que no vaya a serlo en un futuro relativamente próximo.

Soy un acérrimo defensor del derecho global, de su necesidad y de sus posibilidades. Sueño con él, como en su momento tantos lo hicimos con una Europa unida. Por eso, pienso que, sin un derecho global que las ordene, las nuevas instituciones globales son altamente peligrosas pues fácilmente serán esclavas de sus muñidores. A la ONU, esa mole cansina, me remito. Creo que la estrategia ha de ser otra: bosquejemos, en primer lugar, un plan urbano global; luego, si cabe, construyamos las casas y los rascacielos, es decir, las instituciones. Otro modo de proceder, es comenzar a construir la casa por el tejado, permitiendo que, a nivel global, se imponga una política de hechos consumados, al albur de una plutocracia sin escrúpulos. Si caemos en sus manos, todo, absolutamente todo, se podría perder.

viernes, 26 de febrero de 2010

ABORTO: LA PREVENCIÓN QUE SE PROPONE EN ESPAÑA NO HA DADO RESULTADOS EN FRANCIA

Por Ignacio Arechaga


Cuántas veces el Gobierno de España debiera haber hecho caso al viejo refrán, “cuando las barbas de tu vecinos veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Tenemos los ejemplos de la enseñanza en varias derivaciones, economía, inmigración, aborto.

Aborto es el caso que nos ocupa. El periodista Ignacio Aréchaga, ha publicado un extenso artículo enAceprensa el pasado 5 de Febrero titulado, Aborto: La prevención que se propone en España no ha dado resultado en Francia, comparando nuestra última ley del aborto con la de Francia. Ambas son muy similares, pero muy distantes en el tiempo. Los franceses han reconocido su error y están dando marcha atrás. Pero en España no. Aquí somos distintos, de nada nos valen las experiencias ajenas. Y hemos “metido la pata” en el mismo lugar donde los franceses están sacándola.

Lo curioso es que ha habido una gran contestación popular en contra, porque en España la familia sigue contando; no sólo en la calle y en los pocos medios de información que no controla de alguna manera el Gobierno; me refiero también a un fenómeno bien curioso: las encuestas de televisiones, radios y periódicos sobre el tema, en las que se pedía un sí o un no. Solamente eso. Pues bien han arrasado las contestaciones en el sentido de que no veían necesaria la actual ley. Es curioso, los anónimos ciudadanos que votan cada cuatro años no querían, en su mayoría, ese engendro y, si uno recapacita un poco, la despenalización no la ha pedido nadie: se ha “cocinado” en el Consejo de Ministros y en las Cortes Generales. Cacareada a bombo y platillo por muchos medios de comunicación y la “comparsa” de ideólogos y ganapanes, que nunca falta. Ha sido tremendo.

Si uno lee el artículo de Aréchaga con capacidad de autocrítica, no dejará de avergonzarse al comprobar lo torpes que son nuestros gobernantes.




La reforma de la ley del aborto en España pretende, por una parte, reconocerlo como derecho y, por otra, reducir su número por la generalización de la anticoncepción y la información sexual desde la escuela. Para ver si son realistas estos objetivos es interesante atender a la situación en Francia, donde la Inspección General de Asuntos Sociales (IGAS) acaba de publicar un informe sobre el aborto, que había sido encargado por el gobierno.
En Francia el aborto es legal desde 1975, y en 2001 se ampliaron las facilidades para interrumpir el embarazo, extendiendo el plazo de 10 a 12 semanas y permitiendo que las menores de 18 años aborten sin autorización de los padres. El informe de la Inspección se propone hacer balance de la reforma de 2001.

La ley francesa se ponía como objetivo progresar en el control de la fecundidad, de modo que el acceso generalizado a las técnicas anticonceptivas redujera el número de abortos. Lo mismo declara la ley de reforma en España, según la cual “los poderes públicos desarrollarán acciones informativas y de formación sobre salud sexual y reproductiva, con especial énfasis en la prevención de embarazos no planificados, dirigidas principalmente a la juventud y colectivos con especiales necesidades”.

Anticoncepción para prevenir abortos

El informe francés reconoce que la anticoncepción está masivamente difundida en el país, con un fuerte predominio de la píldora. Menos del 5% de las mujeres declaran no utilizar técnicas anticonceptivas, cuando tienen una actividad sexual y no desean quedarse embarazadas. Sin embargo, el nivel de fracaso anticonceptivo sigue siendo alto. Un tercio de los embarazos se consideran “no deseados”, y el 60% de ellos acaban en aborto.

En Francia la difusión masiva de la anticoncepción no ha logrado reducir el número de abortos

Anticoncepción y aborto no son excluyentes sino complementarios. El informe francés reconoce: “El nivel de fracasos de la contracepción es preocupante: el 72% de las IVG [interrupciones voluntarias del embarazo] se realizan con mujeres que recurrían a prácticas anticonceptivas, y en el 42% de los casos esta contracepción se basaba en un método médico, teóricamente muy eficaz (píldora o DIU)”.

En consecuencia, “la difusión masiva de la contracepción no ha hecho disminuir el número de IVG, que se mantienen en torno a 200.000 al año”. La tasa de abortos es de 14,5 por 1.000 mujeres, mientras que en España se sitúa en 11,49 en 2007.

La píldora del día después

Como en España, las esperanzas de la reducción del número de abortos estaban puestas también en la píldora del día siguiente. Para quitar cualquier obstáculo, las jóvenes francesas pueden obtener esta píldora de forma gratuita y anónima. Ahora se ha puesto también en el mercado la “píldora de cinco días después”. Esta política ha rendido frutos a los laboratorios, pero no a la prevención de embarazos no deseados.

“La contracepción de urgencia –dice el informe– debía poder prevenir la mitad de los embarazos no deseados, especialmente entre las jóvenes, y de los abortos cada año. Este objetivo es por el momento letra muerta. Si el recurso a la píldora del día siguiente ha aumentado un 72% entre 2000 y 2005, el número de IVG practicadas ha permanecido estable. Se constata incluso un aumento del aborto entre las jóvenes, que sin embargo son las primeras usuarias de la contracepción de urgencia”. Esta evolución coincide con lo observado en España desde la introducción de la píldora del día siguiente en 2001, y puede ser indicativa de lo que puede suceder ahora que se vende incluso sin prescripción médica.

A la vista de esta experiencia, el informe francés parece abandonar la esperanza de que el aborto llegue a ser algo excepcional. Con una actitud que algunos han calificado de derrotista, mantiene: “La IVG no es pues un suceso excepcional, sino que constituye un componente estructural de la vida sexual y reproductiva y debe ser abordado en cuanto tal”.

Una prestación sanitaria más

Desde el momento en que la Inspección considera el aborto como un “componente estructural”, cabría esperar que el sistema sanitario lo viera también como una prestación sanitaria más. Es lo mismo que pretende la ley española al incluirlo entre los servicios comunes del sistema nacional de salud.


Se constata un aumento del aborto entre las jóvenes, que son las primeras usuarias de la píldora del día siguiente


Sin embargo, advierte el informe francés, “la situación de la IVG en el sistema sanitario no se ha normalizado aún, a pesar de la movilización de los servicios del Ministerio para que la actividad de IVG sea reconocida como una actividad sanitaria normal”. Y es que la práctica del aborto “sigue siendo poco atractiva para el personal sanitario. El recurso a la objeción de conciencia por parte de estos profesionales es desigual y mal conocida, y parece haber ido a más por la prolongación del plazo legal para las IVG”. Médicos que estaban dispuestos a practicar un aborto de un feto de escasas semanas, se muestran reacios cuando se trata de uno de tres meses, cuya forma humana es evidente.

A diferencia de España, donde solo un 3% se realizan en el sector público, en Francia el 75% de los abortos se practican en los hospitales públicos. Esta proporción ha ido a más, porque es una intervención poco rentable para las clínicas privadas (la Seguridad Social reembolsa entre 306 y 442 euros por aborto).

El problema en el sector público es que cada vez hay menos médicos interesados en realizar abortos. Después de una generación de médicos “militantes”, dispuestos a asegurar el derecho al aborto, el relevo no está asegurado. Su próxima jubilación –reconoce el informe– plantea el problema de su relevo por médicos jóvenes “que no están motivados a comprometerse en esta actividad poco valorada y poco reconocida”.

Información sexual

La ley francesa, como la española, prevé también medidas en el ámbito educativo. La reforma española establece que la comunidad educativa realizará “actividades formativas relacionadas con la educación sexual, la prevención de infecciones de transmisión sexual y embarazos no planificados”. En Francia, están previstas al menos tres sesiones anuales de educación sexual en la escuela, con grupos de edad homogéneos. Pero entre la ley la práctica hay distancias: “Parece que la obligación legal es aplicada muy parcial y desigualmente”, según el informe de la inspección.

No es que haya silencio sobre estos temas: “Con acciones de información sobre la sexualidad ofrecidas en muy diversos lugares, una larga difusión en Internet, difícilmente se puede decir que la población francesa no esté informada sobre estas cuestiones.” Sin embargo, reconoce el informe, se advierten representaciones equivocadas y errores de interpretación sobre los métodos anticonceptivos.

lunes, 15 de febrero de 2010

"Vivir la Santa Misa"


La editorial Rialp acaba de publicar un nuevo libro, escrito por el prelado del Opus Dei, en el que Mons. Javier Echevarría sigue de cerca el desarrollo de los ritos litúrgicos y ofrece materia de meditación sobre la Santa Misa.

«Publico estas páginas con el afán de secundar las recomendaciones del Romano Pontífice, mientras suplico a la Trinidad, por intercesión de la Santísima Virgen, que produzcan un efecto saludable en los lectores», señala el autor en la presentación.

El prelado del Opus Dei expresa también su deseo «de ayudar a hacer realidad –en mí mismo y en otras muchas personas– la gran aspiración de San Josemaría Escrivá de Balaguer: “Ante todo, hemos de amar la Santa Misa que debe ser el centro de nuestro día. Si vivimos bien la Misa, ¿cómo no continuar luego el resto de la jornada con el pensamiento en el Señor, con la comezón de no apartarnos de su presencia, para trabajar como Él trabajaba y amar como Él amaba?”».

Mons. Javier Echevarría ha publicado otros libros como Itinerarios de vida cristiana; Para servir a la Iglesia; Getsemaní; Eucaristía y vida cristiana; Por Cristo, con Él y en Él; y, Memoria del Beato Josemaría Escrivá.

OTRO CLARIVIDENTE, ANTES O DESPUÉS EN APUROS



¡EXPRÓPIESE!

El régimen de Hugo Chávez se ceba en los comercios. Más de 1.900 comercios, acusados de especulación, fueron sancionados con el cierre temporal

Decía Edmund Burke, a propósito de la Revolución Francesa, que a la hora de ejercer el poder era fácil defenderse en metafísica política, pero que la economía era otra cosa. El manejo de las cuentas públicas por parte del régimen bolivariano de Hugo Chávez ha devuelto a Venezuela a aquella condición que aludió, en el siglo XIX, el presidente Antonio Guzmán Blanco, cuando definió al país como “un cuero seco” que se pisa por un lado y se levanta por otro.

Problemas como el racionamiento en el suministro de luz y de agua, la escasez de productos básicos y la devaluación de la moneda intentan ser contrarrestados por el gobierno con una arremetida contra la propiedad privada y con una represión cada vez más dura hacia las protestas estudiantiles.

Caída de la producción

El gobierno de Venezuela inauguró este 2010 con dos noticias de gran impacto en la vida de los venezolanos: por un lado, un programa de cortes eléctricos por zonas de entre dos y cuatro horas cada dos días; y, por el otro, una pérdida del 100 por ciento del valor del bolívar frente al dólar.

La paradoja de los apagones en una potencia energética como Venezuela es atribuida por los expertos a la brecha existente entre el incremento del 54% que en los diez años de gobierno chavista ha experimentado el consumo de energía, y el escaso 21 % cuyas necesidades ha logrado satisfacer el gobierno.

La falta de inversión y el retraso en la construcción de nuevas plantas han sido señalados como las causas del anuncio que acaba de hacer Hugo Chávez declarando la emergencia eléctrica, la conformación del Estado Mayor Eléctrico y una normativa de recorte de energía según mediciones del consumo.

La caída en la producción ha sido el signo de las empresas controladas por el gobierno, como las de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). Recientemente la siderúrgica Ternium, controlada por el conglomerado argentino Techint, ha manifestado además que aún no ha recibido del Estado venezolano los pagos en compensación por la acerería venezolana Sidor, una de las empresas de la CVG, que fue nacionalizada en 2008.

El deterioro de estos sectores claves se suma al de la principal industria del país, Petróleos de Venezuela (PDVSA), cuya contracción se ha reflejado en la caída de 2,9% que la economía venezolana ha registrado el año pasado. La necesidad de mantener el gasto público en 2010, año de elecciones legislativas, ha inclinado al gobierno a devaluar la moneda para multiplicar los bolívares que obtiene de cambiar sus petrodólares.

Inflación y amenazas contra el comercio


El régimen bolivariano mantiene desde 2003 un sistema de control de cambio que somete el acceso a las divisas a supuestos taxativos y con tipos estables, lo cual ha dado origen a un ingente mercado negro que ha sido señalado como escandaloso foco de corrupción, y a cuyos precios parece más ajustada la economía real del país. En 2009 Venezuela registró la inflación más alta del continente (25,1%), a pesar de la reforma monetaria que creó en 2008 el “bolívar fuerte”.

El pasado 11 de enero el gobierno aprobó nuevas tasas para las divisas, estableciendo un cambio dual de 2,6 y 4,3 bolívares por dólar, lo que supuso una devaluación de 20,9 y 100 por ciento frente a la anterior tasa única de 2,15 bolívares por divisa. Según explicaciones oficiales, el cambio de 2,6 se aplica para bienes y servicios considerados básicos, como medicinas y alimentos, mientras que la tasa de 4,3 rige para “todo lo demás”.

La devaluación provocó una estampida de consumidores que preveían un alza generalizada de los precios, pues Venezuela importa más del 50% de lo que consume. El gobierno aprovechó la circunstancia para cargar las culpas sobre los comerciantes, y más de 1.900 comercios acusados de especulación fueron sancionados con el cierre temporal por el organismo estatal de protección al consumidor, Indepabis. En su mayoría, los comercios sancionados pertenecen a los ramos de “alimentos, ropa, ferreterías, repuestos, neumáticos, ventas de electrodomésticos, joyerías y muebles”. También el 20 de enero pasado el gobierno venezolano decretó la expropiación de la cadena de hipermercados Éxito, de capital francés y colombiano, bajo la misma acusación de abusos sobre los precios.

En los últimos días, y en un despliegue histriónico de autoritarismo, Chávez se sirvió de su programa semanal “Aló, presidente” para ordenar en directo la expropiación de varios edificios ubicados en el centro de Caracas, y en los que funcionan comercios y joyerías privados. A la orden de “¡exprópiese!”, el presidente iba sentenciando la suerte de los inmuebles que rodean el palacio legislativo, con el pretexto de transformar este espacio capitalino en “un gran centro histórico”.

Televisiones por cable retiradas

En la misma línea de expropiaciones y cierres, el régimen chavista retiró en días pasados de la televisión por cable a cinco canales internacionales, entre ellos RCTV, por no transmitir el discurso del presidente durante la celebración de los 52 años de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Con esta medida, la censura hace blanco por segunda vez en la televisora, luego de que en mayo de 2007 decidiera no renovarle la licencia que le permitía utilizar el espectro radioeléctrico y salir en señal abierta. El embajador alterno de Canadá ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Pierre Giroux, provocó en este organismo la respuesta airada de los países del Alba, aliados del régimen bolivariano, al “urgir al gobierno de Venezuela a adoptar medidas para restaurar sin retraso las transmisiones de RCTV”. Junto a esto, Canadá solicitó de Venezuela autorización para una visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la Relatoría para la Libertad de Expresión, algo que Caracas no admite.

Por otra parte, la acción policial contra las manifestaciones que han acompañado el cierre de la cadena ha dejado varios estudiantes heridos. La oposición venezolana teme que sea precisamente la represión del movimiento estudiantil el verdadero objeto que ha llevado a Venezuela a Ramiro Valdez, ministro de Informática y Telecomunicaciones cubano además de vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba y del Consejo de Ministros.

Según anuncio oficial venezolano, Valdez está al frente de una comisión técnica dispuesta por el gobierno castrista para asesorar a Venezuela en el problema de la crisis energética, aunque son mejor conocidas sus competencias en el control que mantiene el gobierno de Cuba sobre las comunicaciones en la isla (especialmente sobre internet). Medios como Twitter han venido convirtiéndose, en los últimos tiempos, en instrumentos predilectos para la organización de protestas por parte de la oposición venezolana.

sábado, 6 de febrero de 2010

'There be dragons': san Josemaría Escrivá en las pantallas de cine en mayo de 2010

Se estrenará en mayo de 2010 en el Festival de Cine de Cannes y será candidata al Óscar.
Enrique Mújica

En julio de 2009 comenzó la grabación de There be dragons, un film ambientado en el contexto de la guerra civil española que narra la vida de san Josemaría Escrivá de Balaguer. La iniciativa, de carácter independiente (producción española, estadounidense-argentina de más de 30 millones de dólares como presupuesto) tiene al inglés Charlie Cox en el papel del santo fundador del Opus Dei, a la española Dolores Albás como la madre de San Josemaría, y a la ucraniana Olga Kurylenko (ex chica Bond), además de Wes Bentley, Dougray Scott y Unax Ugalde.
Rodada en Luján, Argentina, y Sevilla, España, la cinta del director británico Roland Joffé ("La Misión") se estrenará en mayo de 2010 en el Festival de Cine de Cannes y será candidata al Óscar.
En declaraciones a The Catholic Herald (cf. http://www.catholicherald.co.uk/articles/a0000632.shtml), Cox reconoció que el estudio de san Josemaría le ayudó a hacer “un viaje interior que ha estado sucediendo durante esta película. Yo no sé a dónde nos llevará. Mi relación con la Iglesia Católica y con Dios sin duda ha sido positivamente tocada en todo este proceso”.
Hace un par de meses se ha puesto en línea el web site del proyecto, http://www.therebedragonsfilm.com/, donde su puede encontrar más información. RomeReports, por su parte, nos ha ofrecido este video que ayuda a conocer más de cerca el proyecto: http://www.youtube.com/watch?v=nqgYh3rf9y0




¿Qué le pasa a la ONU?

   Por    Stefano Gennarini, J.D       La ONU pierde credibilidad con cada informe que publica. Esta vez, la oficina de derechos humanos de ...